En el escenario planteado, surge entonces la pregunta, ¿qué se necesita para que la reanudación de actividades sea realmente una reanudación económica sin aumentar la brecha de la informalidad en el empleo?
Económicamente formales
Por una parte, será necesario contextualizar las medidas laborales adoptadas durante la emergencia nacional por las empresas que se vieron obligadas al cierre temporal de sus operaciones. Efectivamente, la revisión judicial a la que sean sometidas estas medidas tendría que estar orientada por un análisis de la razonabilidad y proporcionalidad de las decisiones del empleador que, sin llegar a justificar arbitrariedades, evalúe la causalidad de dichas decisiones por encima de las formalidades.
Por otro lado, será necesario evaluar si efectivamente será posible aplicar el régimen laboral general a una coyuntura particularmente excepcional. Sin duda, solo podrá existir una reactivación económica real si es que se logra mitigar el impacto del estado de emergencia nacional en la tasa de empleo formal, lo que será posible si se logra evitar que las empresas recurran a la contratación informal de trabajadores para reactivar su producción sin asumir un mayor costo laboral y, con esa orientación, evaluar alternativas como:
a. Generar incentivos económicos, sean fiscales o de financiamiento, destinados a que las empresas, durante el proceso de reactivación económica, puedan tener la capacidad de asumir los costos laborales que siempre demandará la contratación formal de trabajadores.
b. La posibilidad de implementar un régimen laboral de transición aplicable a las personas que se reinserten al empleo luego del estado de emergencia nacional, de modo que, el restablecimiento de los derechos y beneficios laborales vaya de la mano de la progresividad de la reactivación económica.
No cabe duda que la flexibilización laboral se ha convertido en una discusión eterna y por ello, plantear la flexibilización como una solución al impacto sufrido como consecuencia del estado de emergencia nacional pudiese resultar ser más un problema que un remedio y, en ese sentido, probablemente resulte ser más eficaz pensar en un restablecimiento progresivo de derechos que, fundamentado en la progresividad de la reactivación económica, evite las discusiones ideológicas que han concluido siempre en la conservación de la rigidez del régimen laboral con el que contamos.