El COVID-19 ha generado cambios en la forma como las organizaciones hacen negocios, provocando en muchos casos condiciones para que se presente una mayor cantidad de incumplimientos, lo que podría afectar la reputación de las compañías.
Durante esta crisis sanitaria, los programas de cumplimiento han tomado una mayor relevancia, lo cual ha permitido a las organizaciones tener protocolos y procedimientos claros para que los colaboradores dentro de una organización sepan qué deben y qué no deben hacer, de manera que no se exponga a las compañías a riesgos como fraude, corrupción, prácticas anticompetitivas, entre otros.
En este contexto, así como las organizaciones han adoptado tecnologías para mejorar sus procesos operativos y generar ahorros para enfrentar la crisis sanitaria, también deben evaluar la tecnología disponible para incrementar la efectividad y eficiencia de sus programas de compliance.
El uso de la tecnología para mejorar la efectividad y eficiencia de estos programas ha tomado mayor relevancia, lo cual permite reforzar la gestión estratégica de los riesgos de cumplimiento, como por ejemplo la automatización de los procesos de debida diligencia sobre los terceros, la centralización y digitalización de los compromisos y declaraciones firmados por los empleados, la ejecución de capacitaciones y sus evaluaciones de manera virtual, y el monitoreo de indicadores de cumplimiento a través de tableros de control, entre otros.
Este enfoque permite que los responsables de compliance en las organizaciones extraigan el máximo valor de los datos, transformándolos en información para poder fortalecer el proceso de toma de decisiones. Se podrían mencionar entre algunos de los principales beneficios del uso de la tecnología en los programas de cumplimiento, el almacenamiento de la información en un único entorno —lo cual facilita su trazabilidad—, el fácil acceso a documentos archivados e historial de cambios, la generación de reportes automáticos; y el monitoreo y revisión periódica por parte de los responsables del compliance.
Las consecuencias vinculadas a potenciales incumplimientos podrían ocasionar daños reputacionales que afectan la sostenibilidad de las organizaciones; por este motivo, la tecnología es indispensable para fortalecer los mecanismos para prevenir, detectar y responder de manera oportuna a estas situaciones.
