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Evaluación de riesgos de fraude empresarial


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Columna de Joaquín Valdivia, publicada en el diario El Peruano el 22 de marzo de 2022 


Las organizaciones son susceptibles a los riesgos de fraude, los cuales, lamentablemente podrían ser incluso recurrentes. Estos riesgos pueden materializarse bajo distintas modalidades, tales como la apropiación de activos, corrupción, conflictos de intereses, entre otros.

Cada uno de ellos puede afectar en distinta medida a diferentes áreas de una compañía, por lo que, si necesitamos fortalecer nuestros controles para prevenir o detectar la ocurrencia de los mismos sin llegar a “burocratizar” la organización debemos focalizar nuestros esfuerzos en aquellos eventos que podrían afectarnos de manera más severa (considerando también que nuestros presupuestos y recursos no son ilimitados).

La evaluación de riesgos de fraude busca priorizar las distintas modalidades de fraude que pueden afectar a la empresa, con el objetivo de fortalecer los controles que permitan prevenir su ocurrencia, detectar los eventos irregulares prontamente y preparar los protocolos de respuesta para poder gestionarlos adecuadamente si ocurren. En resumen, esta práctica es la piedra angular para el diseño de programas de prevención que pueden desarrollar las compañías para gestionar las potenciales inconductas que podrían afectarlas.
 

Sin embargo, es importante tener en consideración que la evaluación de riesgos de fraude tiene características diferentes a los procesos de evaluación de riesgos tradicionales (como los operacionales, financieros, entre otros). Ello se debe a la naturaleza de este tipo de riesgos: la intencionalidad. 


De acuerdo con el Fraud Risk Management Guide (publicado por COSO-ACFE), el fraude es definido como “cualquier acto u omisión intencional diseñado para engañar a los demás, resultando en una pérdida para la víctima o una ganancia para el perpetrador”. El factor humano (la intencionalidad) es fundamental para el desarrollo de estos procesos y debe ser considerado tanto en la identificación de los riesgos de fraude como en el fortalecimiento de los controles asociados.
 

Finalmente, conviene resaltar que, al igual que cualquier otro tipo de riesgo, los relacionados al fraude no se pueden eliminar, sino que su evaluación adecuadamente gestionada permitirá maximizar la probabilidad de prevenir o detectar oportunamente el fraude y podría crear un fuerte efecto de disuasión para la comisión de estos delitos.



Resumen


Las organizaciones son susceptibles a los riesgos de fraude que pueden presentarse en distintas modalidades como la apropiación de activos, corrupción, conflictos de intereses, entre otros. Por eso, es importante realizar una evaluación de riesgos de fraude con el objetivo de fortalecer los controles que permitan prevenir su ocurrencia, detectar los eventos irregulares y preparar los protocolos de respuesta para poder gestionarlos adecuadamente si ocurren.


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