5 minutos de lectura 23 abr. 2020

¿Se pueden mantener los impactos ambientales positivos luego de la crisis del COVID-19?

Por Giuliana Guerrero

Consulting Partner, EY Perú

Partner de Consultoría de EY Perú. Más de 19 años de experiencia ayudando a nuestros clientes a gestionar su cadena de valor con enfoques de eficiencia, control y sostenibilidad.

5 minutos de lectura 23 abr. 2020

 

E
l COVID-19 ha transformado nuestro sistema de operación actual generando cambios en la vida de millones de personas en un corto periodo de tiempo. Asimismo, las medidas implementadas por la mayoría de los gobiernos para contener la propagación del virus han generado impactos favorables para el medio ambiente, aunque claramente no se trata del escenario deseado debido al alto costo humano, social y económico.  Esta situación de aislamiento social obligatorio también nos abre espacios para identificar distintas formas de operación de los negocios y por qué no, generar cambios con miras a mantener operaciones bajas en carbono. 

Los efectos inmediatos a nivel ambiental se observan en diversos países. Por ejemplo, en China, se generó una caída en las emisiones de carbono de aproximadamente 25% en febrero, mientras que, en Nueva York, los niveles de monóxido de carbono (CO) se redujeron en 50% y de dióxido de carbono (CO2) entre 5 y 10% a fines de marzo (según la BBC). Asimismo, en Europa, las imágenes satelitales muestran una reducción en las emisiones de dióxido de nitrógeno (NO2) en el norte de Italia, con tendencias similares en España y el Reino Unido. Se observaron cambios también en India, país donde se encuentran 21 de las 30 ciudades más contaminadas del mundo (IQAir, 2020). Por ejemplo, en la capital, Nueva Deli, disminuyeron los niveles de NO2 y material particulado (PM 2.5) en 71% durante la última semana de marzo (según la CNN).

En el Perú también se han observado impactos positivos para el medio ambiente como resultado de las medidas de distanciamiento social implementadas por el Gobierno. Por ejemplo, en la ciudad de Lima, la calidad del aire llegó a los rangos recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y al 25 de marzo, se obtuvo un valor de 3 microgramos por metro cúbico de material particulado (PM 2.5), siendo el valor más bajo de concentración de contaminantes en los últimos tres años según informó el Ministerio del Ambiente (MINAM). Asimismo, la concentración promedio del mes de marzo fue 64% menos que la concentración promedio en el 2018 y 44% menos que en el 2019 (MINAM). Durante el mes de abril, el nivel de concentración de contaminantes permanece entre 6.2 y 13 microgramos por metro cúbico de PM 2.5. Al 15 de abril del 2020 el MINAM también reportó, que más de 1.2 millones de toneladas de CO2e (dióxido de carbono equivalente) se dejaron de emitir en el país desde que se dictaron las medidas de aislamiento social obligatorio.

Por otra parte, la reducida operación de los sectores productivos ha generado un menor consumo de energía eléctrica, la cual, según el COES, proviene en un 96% de fuentes renovables.

Por otro lado, hemos sido testigos de cómo diversas especies aprovechan la ausencia de personas para ocupar las playas de la costa peruana en donde se han avistado gaviotas, piqueros, así como delfines y lobos marinos.  Los impactos que se vienen observando son importantes para la lucha contra el cambio climático, sin embargo, es clave generar cambios a largo plazo y es así como el contexto actual debe servir también para abrir espacios de reflexión sobre nuestras acciones a nivel personal y empresarial. En ese aspecto, se está confirmando que varios objetivos se pueden lograr aún sin necesidad de actividades presenciales, lo que implica menos viajes por vía terrestre y aérea; y, en consecuencia, menos emisiones de gases de efecto invernadero.

Por otra parte, la mayoría de los gobiernos viene preparando paquetes de reactivación económica para la etapa post crisis lo que da lugar a una nueva oportunidad para incorporar no sólo factores económicos, sino también ambientales en los planes de recuperación. Por ejemplo, poner en marcha la implementación de ciertos proyectos de mitigación y/o adaptación al cambio climático que, por su naturaleza y especialización, puedan contribuir en acelerar la reactivación al crear nuevos puestos de trabajo. Proyectos relacionados con energías renovables y movilidad eléctrica son algunos que podrían considerarse como parte de la reactivación. Al respecto y como referencia, los líderes de la Unión Europea están considerando contemplar una “transición verde” en sus planes para la recuperación económica, de tal forma que se promueva el desarrollo sostenible y se atienda la emergencia climática.

Las empresas aún se encuentran respondiendo a la crisis para luego enfocarse en estabilizar sus operaciones; sin embargo, al finalizar el periodo de interrupción operativa, habrá una gran oportunidad para transformar los modelos de negocio e implementar cambios que tengan como objetivo la generación de valor a largo plazo no solo para la empresa, sino también para la sociedad y el medio ambiente. 

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Resumen

La interrupción de operaciones producto de las medidas de aislamiento social son, además de un reto para gestionar la crisis, una oportunidad para transformar negocios bajo un enfoque más sostenible y orientado a la generación de valor a largo plazo no solo para la empresa, sino también para la sociedad y el medio ambiente.

Acerca de este artículo

Por Giuliana Guerrero

Consulting Partner, EY Perú

Partner de Consultoría de EY Perú. Más de 19 años de experiencia ayudando a nuestros clientes a gestionar su cadena de valor con enfoques de eficiencia, control y sostenibilidad.