El 95% de trabajadores en el Perú considera que el trabajo remoto debe mantenerse en el país aun pasada la cuarentena.
Desde el pasado 15 de marzo, el trabajo remoto se ha convertido en la alternativa más viable para preservar la continuidad operativa de cientos de empresas mientras se salvaguarda la salud de los colaboradores. Durante estos casi nueve meses, muchas de esas compañías han estado preparándose para reincorporar a sus trabajadores, puesto que el objetivo siempre ha sido volver a la oficina. Sin embargo, no debemos olvidar que el 98% de las empresas peruanas adoptó la modalidad de trabajo remoto y que el 95% de trabajadores considera que debe mantenerse incluso después de la cuarentena. Entonces ¿Es realmente necesario volver a las oficinas? ¿Existe un gran impacto en el equipo al no compartir el mismo espacio de trabajo? ¿De qué manera afectará esta decisión a la economía?
La cuarentena forzada por el Covid-19 ha cambiado, con toda seguridad, la forma de pensar acerca del trabajo remoto, la productividad, la efectividad de las herramientas digitales, las reuniones virtuales, el presentismo y el equilibrio entre la vida personal y profesional. Asimismo, ha introducido nuevos hábitos en las personas en todos estos aspectos.
Existen investigaciones realizadas, hasta la fecha, que aseguran que trabajar un día o dos a la semana desde casa aumenta la motivación y la productividad de los trabajadores; además del aporte a su bienestar dado que reduce el estrés por los desplazamientos a la oficina y las dificultades para conciliar. Sin embargo, estas investigaciones también coinciden en un punto clave: lo que es beneficioso para quienes invierten solo unos días al mes trabajando remotamente se vuelve en contra de aquellos que lo hacen todos los días.
Pasar mucho tiempo trabajando de forma aislada reduce la posibilidad de crear ideas nuevas junto a otros, de innovar y de retroalimentarse a la hora de realizar las tareas. La soledad puede afectar al rendimiento, la creatividad, el razonamiento y la toma de decisiones, pues algunas de las mejores decisiones y aprendizajes provienen de debates en los pasillos y en la cafetería, de conocer gente nueva y de las reuniones de equipo improvisadas.