Con los retos de la Cuarta Revolución Industrial y las nuevas formas de hacer negocios en una economía cada vez más abierta, la importancia de tener una contabilidad integral en los negocios es fundamental para el éxito empresarial. Las discusiones en torno a la calidad de la contabilidad por parte de los administradores se han quedado más en críticas que en acciones por comprender las causas por las cuales la contabilidad de los negocios no refleja, en algunos casos, la realidad económica de sus decisiones.
Contar con profesionales contables de clase mundial es parte de la solución. Sin embargo, hay que tener en cuenta que las herramientas que necesitan los administradores de las finanzas de las compañías no solo dependen de la contabilidad o de los contadores sino de la calidad de información que es objeto de análisis. Preparar reportes financieros que reflejen la realidad de las decisiones no solo es una tarea de los contadores, sino de toda la organización.
Empecemos por definir qué son los principios de contabilidad integral. Para los profesionales contables este asunto tiene que ver con las bases comprensivas de contabilidad como bien o mal se tradujo del inglés “Comprehensive Basis of Accounting”. Ese es el asunto de fondo para los contadores y para los líderes empresariales. El entendimiento de la gran mayoría de contadores se fundamenta en que la contabilidad debe ser comprensible, es decir que se pueda entender no solo para el preparador sino para un lector desprevenido.
Sin embargo, algo muy diferente es comprender que las bases de contabilidad sean integrales, es decir que integren todos los elementos de juicio para formarse en una opinión que conduzca a un registro contable. En palabras sencillas, la contabilidad no solo debe ser entendible o comprensible, sino que involucre, integralmente, todos los juicios que condujeron a las decisiones de los administradores.
Con la entrada en vigencia de las NIIF (IFRS por sus siglas en inglés) en Colombia, los estándares internacionales han facilitado la preparación de reportes financieros sobre un caso contable integral. No obstante, hay un camino largo por recorrer en esta materia ya que los que se consideran expertos en NIIF, no lo son en realidad.
Hay muchos especialistas en temas específicos de NIIF pero no hay expertos en la totalidad de estos estándares. Lo que los administradores deben tener claro es que no deben escatimar esfuerzos en asesorarse de expertos en temas específicos de NIIF, pues de no hacerlo su contabilidad podría no estar reflejando la realidad económica de las decisiones tomadas.
Un ejemplo claro es la entrada en vigencia de la contabilidad de arrendamientos -leasing- en donde el arrendador termina siendo el “dueño” de un activo arrendado, generando un incremento en los activos de la compañía y de paso de la deuda asociada. El entendimiento de este cambio aún no se ha notado debido a que recién hasta este año la norma entró en vigencia. Esperemos a que los “analistas financieros” empiecen a notar defaults de créditos por cuenta de un incumplimiento de un covenant derivado de la contabilización de la NIIF 16.
Como este ejemplo hay miles más. El punto es que la contabilidad debe ser mejor entendida por parte de la alta gerencia, desde los miembros de la junta directiva hasta el CFO. De igual manera, la contabilidad debe ser sustancialmente mejorada en la forma en cómo se presenta para la toma de decisiones.
La presentación fría de unos estados financieros ha quedado en el pasado. Existen herramientas, al alcance de los CFO, que les permite el análisis de datos financieros y que estos guarden relación con las decisiones tomadas por la administración. La excelencia de la contabilidad no debe ser el objetivo final, sino también que se presente de una mejor manera para facilitar, ahí sí, el entendimiento de la posición financiera y el desempeño de las organizaciones.