Para convertir este reto en una gran oportunidad para la mayoría, urge que las Administraciones Públicas lancen programas de ayuda.
La Inteligencia Artificial (IA) no es nueva. Ya en los años 50, el matemático inglés Alan Turing se empezó a preguntar si las máquinas podían pensar. Siete décadas después, la inteligencia artificial se define como la habilidad de una máquina de presentar las mismas capacidades que los seres humanos, como el razonamiento, el aprendizaje, la creatividad y la capacidad de planear.
Desde esos primeros pasos, la evolución de la tecnología ha sido exponencial y ello ha propiciado un crecimiento equivalente en el campo de la inteligencia artificial. Pero lo que hoy conoces es solo el principio. Nos encontramos a las puertas de la era de los ordenadores cuánticos que producirán un impacto tecnológico sin precedentes e impulsará la inteligencia artificial a cotas inimaginables actualmente.
Paralelamente a esta revolución tecnológica, la economía española se encuentra en una situación compleja en la que se están simultaneando situaciones que impulsan su crecimiento con otras que la lastran. El PIB sube, pero la inflación sigue alta frenando el consumo interno. Esta situación económica está afectando de forma clara a las pequeñas y medianas empresas condicionando sus estrategias a corto y medio plazo.
En este punto conviene recordar que las pymes son el pilar de la economía española. Según los últimos datos de la Dirección General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa de 2022, el 99,9% del tejido empresarial de nuestro país lo componen pymes que representan el 65% del PIB y generan el 75% de los puestos de trabajo.
Si nos centramos en Andalucía, según el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, a octubre de 2023, el número de empresas inscritas en la Seguridad Social en Andalucía asciende a 248.111. De estas un 99,7% tiene menos de 250 trabajadores, siendo consideradas pymes si su volumen de negocio no supera los 50 millones de euros anuales que, lamentablemente, suele ser el caso.
En este escenario, la adopción en tiempo y forma de la IA en la cadena de valor de las empresas va a marcar un antes y un después en su competitividad, permitiéndoles hacer más eficientes sus procesos de negocio y generar nuevas vías de ingresos.
Pero este reto al que se enfrentan las pymes es especialmente complejo. Durante los últimos años, la evolución tecnológica alrededor de la gestión de los datos tampoco ha parado de crecer. Han surgido nuevos paradigmas tecnológicos que están impactando muy significativamente en la forma en que puede extraerse valor de los datos. Me estoy refiriendo entre otros a la Nube, el Big Data, la IA generativa o la computación cuántica.
Todos estos paradigmas están interconectados y suponen una complejidad añadida para las pymes que tienen capacidades y recursos limitados. Para poder aplicar con éxito técnicas de inteligencia artificial a escala, una empresa debe ser capaz de extraer y procesar todos los datos necesarios, almacenándolos con la calidad adecuada (todo ello mediante técnicas Big Data en la Nube) y aplicar las políticas de gobierno del dato necesarias para garantizar su uso responsable y ético, cumpliendo las normativas vigentes y las nuevas que, sin duda, irán apareciendo. Además, todo esto solo será posible si se realiza el necesario cambio cultural en la empresa para que todos los profesionales valoren, cuiden y utilicen el dato como uno de sus principales activos, adquiriendo las habilidades para ello.
En Andalucía ya se ha dado el primer paso. El pasado junio, el Gobierno andaluz aprobó la Estrategia Andaluza de Inteligencia Artificial 2030, que establece las bases para desplegar todos los recursos tecnológicos utilizando la IA como palanca de cambio para promocionar a la comunidad autónoma como un ecosistema atractivo para atraer sedes de empresas y profesionales de este ámbito a nivel mundial. La Estrategia busca impulsar la mejora competitiva de las pymes a través de la adopción de soluciones basadas en ella, además de para potenciar la agilización y mejora de servicios a los ciudadanos.
Pero, para convertir este reto en una gran oportunidad para la mayoría, urge que las Administraciones Públicas lancen programas de ayuda de manera similar a aquellos que se lanzaron para ayudar a las pymes en su proceso de digitalización, en este caso para ayudarles a incorporar la inteligencia artificial en su cadena de valor.
Mientras tanto, mi recomendación sería empezar a realizar ese cambio cultural necesario que comentaba anteriormente, estableciendo un plan de formación adecuado, y, a partir de ahí, ir definiendo pequeños pasos que produzcan un resultado tangible y medible que sirvan como ejemplo de éxito a la organización.
Entonces, IA, ¿oportunidad o necesidad? Ambas. Oportunidad para crecer y necesidad para mantener la competitividad. Cuanto antes empecemos todos a familiarizarnos con ella, mejor nos irá. La inteligencia artificial va a ser como un ordenador portátil: no es imprescindible para todo, pero puede ayudar y facilitar mucho nuestras tareas.
Publicado en Grupo Joly