Lo que las empresas esperan de sus proveedores de energía
En este sentido, el informe destaca que el 71% de las empresas ya cuenta con una estrategia energética y que el 74% considera insuficiente la gestión tradicional de cuentas por parte de los proveedores. Así, las organizaciones buscan socios energéticos que les ofrezcan asesoramiento especializado, herramientas eficaces y soluciones adaptadas a sus necesidades reales.
Además, aunque la asequibilidad sigue siendo un factor esencial, muchas empresas están dispuestas a invertir más si a cambio obtienen acceso rápido a energía sostenible, tecnologías como la generación in situ, almacenamiento o una experiencia energética que responda a su contexto específico. Todo apunta a una conclusión clara: las reglas de la relación empresa-proveedor están cambiando y adaptarse no es una opción, sino una condición para seguir siendo relevantes.
Un punto de inflexión para todo el sector
El estudio identifica cinco puntos de acción que los proveedores de energía deben abordar si quieren mantener su posición en este nuevo escenario: mejorar la experiencia del cliente empresarial, actuar como asesores estratégicos, facilitar soluciones sostenibles sin frenar el crecimiento, atender mejor a segmentos como la empresa mediana y adoptar nuevos roles dentro del ecosistema energético.
No existe una única vía, pero sí una urgencia compartida: actuar. El 42% de las empresas quiere que sus proveedores asuman un papel más activo como impulsores de la transición energética.
Una oportunidad para todos
La fuerte aceleración de la demanda energética está configurando un nuevo equilibrio que obliga a gobiernos, empresas y proveedores a gestionar de forma conjunta crecimiento, sostenibilidad, asequibilidad y resiliencia.
Para los proveedores, este es un momento decisivo. Quienes sepan colaborar con un ecosistema en transformación, que aborde tecnología, sector industrial, recursos naturales y administraciones públicas, podrán impulsar el crecimiento de sus clientes, así como el de su propio negocio y el de las comunidades en las que operan. En definitiva, el informe pone de manifiesto que la energía, bien gestionada, puede ser una fuente de rentabilidad duradera.