Así lo constata el Pulso económico de primavera, elaborado por EY Insights, que recoge la opinión de un selecto grupo de economistas españoles, alcanzando una mayoría aquellos que estiman que al fin de este trimestre recuperaremos el nivel de actividad previa a la Covid. Se identifican a su vez la evolución de los tipos de interés y de la invasión en Ucrania como los principales desafíos para el crecimiento de la economía española, al tiempo que emergen importantes oportunidades en la evolución del comercio internacional, así como en el despliegue de las inversiones de NextGenerationEU.
Y es que confluyen dos situaciones en este momento histórico en España que constituyen una extraordinaria oportunidad para el desarrollo económico y social de nuestro país: la combinación de la disponibilidad de cuantiosos fondos europeos para invertir en transición energética y digital y, al tiempo, se están reconfigurando las cadenas de suministro globales en el marco de la “glocalización”. Un tren que no podemos dejar escapar.
Por lo que respecta a los fondos europeos, tenemos una extraordinaria oportunidad de dar un nuevo impulso al Plan de Recuperación Español y actualizarlo tras la invasión de Ucrania a través de la adenda y modificación que se presentará en próximas semanas y que elevará de 69.000 millones de euros a más de 160.000 los fondos disponibles para España. Deberíamos ser capaces de trascender de la coyuntura electoral, generando los consensos sociales, políticos y territoriales necesarios, reforzando la seguridad jurídica, así como impulsando una mayor agilidad y alcance en el despliegue de las inversiones, en especial las del paquete RepowerEU para impulsar nuestra autonomía energética. Y reorientando el enfoque e impulsando la ambición de muchas de las reformas asociadas.
Al tiempo que tenemos cuantiosos recursos disponibles, en pleno debate sobre la “glocalización”, “desglobalización”, el “friendshoring” y el “nearshoring”, la modificación de las cadenas de suministro globales -acercando la producción de bienes a los mercados donde se consumen, e intensificando el comercio entre aliados geoestratégicos- supone, no sin riesgos, una extraordinaria oportunidad para reforzar nuestra posición como receptor de inversión extranjera directa. También como centro de producción de bienes a exportar en mercados próximos y aliados, impulsando aún más nuestro sector exterior y el crecimiento del PIB.
Pero conseguirlo, tenemos que hacer los deberes. Primero, dando confianza en relación con nuestras finanzas públicas y contribuyendo así a mitigar los costes de financiación. A este respecto, los expertos consultados respaldan de manera mayoritaria (75%) la necesidad de presentar un plan de consolidación fiscal para reducir el déficit estructural, ganando apoyo respecto a ediciones anteriores.
En segundo lugar, es preciso desplegar un ambicioso plan de reformas que impulsen la productividad y competitividad de la economía española. Solo así seremos capaces de retomar la senda de convergencia en PIB per cápita con los países más desarrollados, de forma sostenible. En este contexto, si bien es cierto que el Plan de Recuperación ha impulsado la aprobación de algunas reformas que concitan la valoración positiva de los expertos de nuestro Pulso económico, como la Ley de Startups (86%), la Ley Concursal (83%), la Ley Crea y Crece (77%) y la Ley de Formación Profesional (64%), también lo es que a su vez se han aprobado otras, como la de pensiones, de vivienda, de educación o de empleo, que son consideradas contraproducentes por una mayoría de ellos. Por este motivo urge ese reenfoque mencionado de cara a la adenda y modificación del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
Y finalmente, en ese contexto, el 80% de los expertos consultados considera que la Autonomía Estratégica Abierta debería ser uno de los ejes principales de la presidencia española del Consejo de la UE, centrándose mayoritariamente en impulsar reformas que hagan más competitiva la economía europea en el contexto global y contemplando un impulso a la política industrial europea, flexibilizando el régimen de ayudas de Estado para poder competir con el nuevo marco impulsado en EE.UU. y China.
En definitiva, parece que los efectos económicos de los recientes shocks que han alterado el funcionamiento de la economía global empiezan a estabilizarse, pero los desafíos estructurales de largo plazo siguen ahí. Podemos ser más resilientes, pero seguimos reduciendo nuestra capacidad de crecimiento. Una tendencia que es importante corregir aprovechando la oportunidad histórica que tenemos de impulsar las reformas e inversiones adecuadas.
Publicado en Expansión
