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La demanda social de flamenco es clamorosa

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Es hora de desmontar los mitos y reconocer al flamenco por lo que realmente es: una seña de identidad, un motor socioeconómico y un arte en plena ebullición

Hay quien piensa que el flamenco es solo cosa de Andalucía, y que fuera de Sevilla, Jerez o Cádiz apenas se escucha un zapateado por bulerías, una falseta de guitarra por soleá o el estremecedor quejío de una seguiriya. Que es un arte atrapado en el pasado que se apaga en la memoria de un anciano que pasea, renqueante, por el barrio de La Viña mientras tararea unas alegrías del Chano Lobato. Que es cosa de minorías, un arte que únicamente resuena en patios vestidos con geranios y tabernas con duende que cierran al amanecer. Dicen que a los jóvenes les resulta ajeno, que no lo entienden, que su tiempo ya pasó. Que sólo fascina a turistas extranjeros. Que está reservado para unos pocos entendidos, que es un arte de códigos herméticos y difíciles de entender.

El flamenco en España

Presente y futuro de un arte que está más vivo que nunca

También los hay que creen que el flamenco es sólo un género musical, algo limitado al escenario y a sus artistas. Que tiene colores políticos, que pertenece más a unos que a otros, que no es de todos. También hay quienes sostienen que el flamenco de hoy no es el de ayer y que su esencia se diluye en las nuevas tendencias. Y aún hay quien asegura que, en el fondo, el flamenco está en crisis.

Sin embargo, la realidad es otra. Es hora de desmontar los mitos y reconocer al flamenco por lo que realmente es: una seña de identidad, un motor socioeconómico y un arte en plena ebullición. Un arte que no entiende de clases sociales, que no pertenece a un solo rincón del país, que tiene un futuro brillante y está más vivo que nunca. El  flamenco es transversal, intergeneracional y cada día gana más aficionados. Y no es solo cultura; proyecta su valor e influencia en industrias como la moda, la docencia, el turismo o las artes escénicas.

El flamenco es también un clamor social. Más de 27,4 millones de personas en España lo escuchan. Sin embargo, solo 2 de cada 10 españoles creen que las instituciones lo están apoyando como merece. Un arte que es embajador indiscutible de la Marca España no puede seguir dependiendo solo de la pasión y el compromiso de sus artistas y seguidores. Necesita, por un lado, de políticas públicas que lo promuevan y garanticen su sostenibilidad. Y no por crear un arte subvencionado, porque el mundo flamenco ha sido capaz de hacerse camino, con su centenaria dignidad, a pesar de la falta de un mayor apoyo de las Administraciones; sino por atender una contrastada demanda social que no deja de crecer. Además, el flamenco puede contar también con un mayor apoyo del sector privado en un modelo de empresa humanista, cada vez más instaurado en España, en que el compromiso ético, social y cultural de la empresa forma parte esencial de su propósito corporativo y del sentido de su propia existencia. Debemos darle a la sociedad el flamenco que está pidiendo.

En un mundo global en que la cultura es un soft power geopolítico y juega un papel clave en la proyección internacional de los países, el flamenco es símbolo de identidad nacional y una de nuestras mejores cartas de presentación. Representa nuestra historia y genera emociones que trascienden fronteras. Su valor inmaterial, reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, es un claro indicador de la responsabilidad que tenemos como sociedad para preservarlo, potenciarlo y universalizarlo.

Promover la cultura es una necesidad. La necesidad de educarnos en nuestra capacidad de soñar, de pensar críticamente, de transformarnos como personas, de ser más libres, de ser mejores. Promover el flamenco es capital. No sólo para honrar a los grandes maestros que lo han llevado a lo más alto, sino para asegurar su continuidad y evolución. Es nuestra responsabilidad, como país, asegurar que el flamenco siga latiendo con fuerza, que siga siendo un arte vivo, vibrante y presente en cada rincón de nuestra sociedad. Porque el flamenco no solo es pasado y presente. Es también, y sobre todo, futuro.

Resumen

El flamenco es un género que trasciende lo puramente musical, que forma parte de la identidad española y que se ha convertido en un fenómeno cultural de índole universal. Para conocer en qué punto se encuentra el flamenco, en qué medida se conoce o se aprecia, así como para saber cuál es su potencial, hemos elaborado una foto de su situación actual de este género a partir de una encuesta de opinión y de la recogida de información actualizada de la mano de expertos que nos revela información sobre preferencias, consumo, referentes o cercanía con el flamenco. Nuestro objetivo con este trabajo es entender mejor la realidad de este activo cultural para reflexionar sobre qué es preciso hacer de cara al futuro.

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