La movilidad y el transporte serán fundamentales en el futuro próximo y no podemos permitirnos que las mujeres no participen de él.
Cuando me incorporé al mercado laboral en el sector del transporte hace unos veinte años y visité mi primera obra ferroviaria, en la caseta no había botas de mi talla. Este hecho, que puede parecer solo una anécdota, refleja que hace tan solo dos décadas los trenes eran un “asunto de hombres”: la presencia femenina no tenía apenas cabida.
Cuando en 2019 comencé mi andadura en Metro de Madrid como Consejera Delegada pude darme cuenta de que algunas cosas habían ido cambiando poco a poco. Y ello, pese a que tengo que reconocer que, al principio, me vi abrumada por la cantidad de noticias que se publicaron remarcando el hecho de que fuera la primera mujer en ocupar este puesto. ¿Realmente debería ser noticia que una mujer ocupe un cargo de responsabilidad en los tiempos que corren?
Metro de Madrid es una empresa que ha hecho historia, al ser pionera en la incorporación de la mujer al mundo laboral en 1919. Sin embargo, esta historia también tiene sus luces y sus sombras. Esas primeras mujeres que trabajaron como taquilleras o revisoras estaban obligadas a dejar su puesto cuando se casaban, una norma tremendamente injusta que estuvo vigente demasiado tiempo: hasta el año 1962. De hecho, no fue hasta 1984 cuando las mujeres que habían tenido que abandonar su puesto de trabajo por casarse pudieron reingresar en la compañía.
Aunque en Metro de Madrid hay total igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, valorando las capacidades de las personas independientemente del género, es cierto que, debido a que históricamente el sector técnico ha estado más ligado a hombres que a mujeres, el porcentaje de hombres sigue siendo mayor. En la actualidad, las mujeres representan un poco más de la cuarta parte de la plantilla de Metro de Madrid. No es un mal dato dentro del mundo ferroviario, sobre todo teniendo en cuenta el punto de partida: supone una mejora de 6 puntos respecto a 1990, cuando solo el 19% de los puestos en Metro estaba ocupado por mujeres.
En Metro de Madrid, un gran número de mujeres ocupan puestos de responsabilidad en áreas de ingeniería, programación, sostenibilidad… y esto es algo que debemos seguir potenciando. Tenemos que trabajar también respecto a determinados puestos, como la conducción y el mantenimiento, colectivos en los que hay una menor representación de las mujeres. Algo estamos consiguiendo y un ejemplo es que la mujer ocupa ya hoy casi la cuarta parte de los puestos en la selección de los nuevos maquinistas. Aunque aún bajo, este dato es muy alentador ya que se trata de una profesión en la que hubo que esperar hasta 1983 para que una mujer se convirtiera por primera vez en conductora de Metro.
La movilidad y el sector del transporte van a jugar un papel fundamental en un futuro próximo y no podemos permitirnos que las mujeres no participen de ese futuro. Hoy más que nunca tenemos que mostrar, especialmente a las generaciones más jóvenes, que hombres y mujeres, por igual, pueden dedicarse a aquello que deseen. Sabemos que la educación es la herramienta para ello, apostemos por ello. Porque la igualdad, en su más amplio significado, es hoy más necesaria que nunca.