Las historias compartidas tejen las relaciones humanas. Somos en gran medida lo que somos gracias a la comunicación. Por eso, para fortalecer a las personas dentro de las organizaciones, para liderar adecuadamente una empresa, es clave atender a esas historias compartidas que refuerzan nuestros lazos con los demás en el día a día.
En este 2020, el contexto en el que nos desenvolvemos en el ámbito laboral ha cambiado de un modo significativo. No siempre tenemos al lado a nuestros compañeros, no siempre tenemos claras las normas de juego a corto plazo en una sociedad afectada por la pandemia de COVID-19. Para superar esa incertidumbre, que en gran medida ha llegado para quedarse, debemos reforzar lo que nos une, el espacio compartido que nos hace ser quienes somos como personas: la historia de nuestro día a día.
En EY los números apuntan al esfuerzo realizado hasta el momento en ese sentido, especialmente en comunicación interna. Durante los 102 días que duró el confinamiento realizamos 80 vídeos, compartimos 35 emails “to all” y grabamos 38 episodios de nuestro podcast interno. Estas cifras, obviamente, suben cada semana, y lo hacen con un objetivo claro: reforzar nuestros lazos, atender a las necesidades informativas de quienes formamos parte de la EY Family.
En FORUM, el foro organizado en La N@ve de Villaverde (Madrid) por la red de talento joven Trivu, insistí en que hoy en día un líder no lidera mercados, productos ni soluciones, lidera personas, y detrás de las personas viene todo lo demás. Si queremos liderar personas, el esfuerzo en comunicación es básico.
Habrá a quienes sorprendan los números de nuestra comunicación, habrá quien considere que hemos caído en cierta hiperactividad, pero creo justamente lo contrario: creo que no comunicamos lo suficiente, que tenemos que explicarnos aún mejor, que siempre podemos mejorar a través de la comunicación las relaciones entre nosotros y quienes nos rodean, dentro y fuera de la empresa.
La colaboración pasa por la comunicación. La construcción de un nuevo contrato social en el que el Estado, la empresa y los individuos sumen esfuerzos para impulsar el progreso necesita del refuerzo de las historias compartidas, de las relaciones que solo se tejen con el hilo de la comunicación. Esta premisa se une a nuestro propósito, “Building a better working world”, y a nuestra disposición para aprender cada día, que siempre precisa del intercambio de conocimiento con quienes nos rodean.
Durante 102 días en casa, impulsamos un modo de comunicar que nos ha reforzado y que sigue haciéndolo, aunque el contexto siga variando. Aprendimos que estar en contacto importa, que la honestidad constante en la comunicación dentro de la empresa debe mantenerse e impulsarse, que formamos parte de una comunidad, la EY Family, con la que debemos compartir lo que somos: nuestras historias.