Seis factores indispensables
El estudio identifica seis factores críticos de cara al despliegue definitivo del vehículo eléctrico.
1. Resiliencia de la cadena de suministro
Las interrupciones y limitaciones de la cadena de suministro están suponiendo un obstáculo. Particularmente, la fabricación se ha visto afectada por el aumento de precios de algunos componentes, como los minerales necesarios para fabricar las baterías. Esta circunstancia supone el encarecimiento de producción de los vehículos eléctricos, especialmente en comparación con los de combustión.
En este sentido, Europa y Estados Unidos están invirtiendo en aumentar su independencia de China en la producción de baterías.
2. Energía limpia
Aunque se prevé que los coches eléctricos sean los mayores consumidores de energía limpia en el futuro, actualmente solo el 3% del sector del transporte funciona con energías renovables. La aceleración de la transición hacia un modelo energético bajo en carbono aumentará la seguridad energética de los países y reducirá los costes para los consumidores. De momento, Europa tiene el objetivo de eliminar los hidrocarburos de su mix energético y se ha propuesto que las renovables abastezcan el 45% del consumo energético del continente para 2030. Para lograrlo, será necesario agilizar los permisos y desarrollar mercados flexibles.
3. Acceso a una infraestructura de carga
La adopción masiva de las opciones de movilidad eléctricas no ocurrirá a menos que todos los usuarios tengan acceso a una red de recarga con libre acceso para aquellos que no pueden recargar en casa o en el trabajo. Según el estudio, Europa necesitará 2,8 millones de puntos de recarga públicos y 2,4 privados para 2030, lo que supone la instalación de 13.000 puntos a la semana.
De cara a lograr este objetivo, se necesitan eliminar barreras regulatorias, favorecer el uso de espacios públicos y agilizar la tramitación local de la instalación.
4. Red eléctrica inteligente
A medida que aumente la infraestructura de recarga, también lo hará la demanda de electricidad, por lo que es necesario modernizar y aumentar la seguridad de la red de suministro. Pero, lejos de ser una amenaza, los vehículos eléctricos pueden ser la solución para la estabilidad de la red, ya que pueden integrarse con la red a través de pequeños desarrollos tecnológicos para gestionar mejor la demanda de energía y reducir el riesgo de sobrecarga de los transformadores o las líneas de transmisión.
Algunas de las soluciones pueden ser el establecimiento de horarios para incentivar la recarga en horas de menor demanda, la carga bidireccional o la mejora de la tecnología V2G (vehicle-to-grid). Las empresas energéticas tendrán un papel fundamental en la integración de los vehículos eléctricos en la red eléctrica y deberán plantearse mejoras tecnológicas que a priori parecen necesarias.
5. Digitalización
Los millones de vehículos eléctricos en circulación generarán grandes cantidades de datos, lo que supondrá un nuevo reto para el transporte terrestre. El almacenamiento, la propiedad, el uso y la regulación de estos datos deben resolverse para permitir la mejora de los servicios de la movilidad inteligente y su potencial monetización. Este ecosistema de datos conectará a los vehículos con los cargadores y la estructura de recarga y puede proporcionar información sobre las necesidades de ambos.
Los datos permitirán a los usuarios conectarse de forma inalámbrica, desplazarse y pagar por las recargas de forma segura, fácil y cómoda, lo que aumenta la confianza de los clientes y la aceptación de los vehículos eléctricos. Sin embargo, una mayor interoperabilidad depende de plataformas conectadas abiertas para compartir datos, así como de unos requisitos de acceso a los datos justos y transparentes.
6. Gestión del talento
Se prevé que la transición de los vehículos de combustión hacia los eléctricos cree más puestos de trabajo de los que destruirá. Solamente en Europa, el reemplazo de toda la flota de vehículos por opciones eléctricas crearía en torno a 1.100.0000 puestos de trabajo. Sin embargo, las competencias necesarias para la fabricación de vehículos eléctricos son muy diferentes de las que requiere la fabricación de vehículos de combustión interna.
Si no se consigue atraer, retener y formar al personal cualificado, las líneas de producción y la disponibilidad de vehículos se verán afectadas. Los fabricantes y los gobiernos deberán asegurar que se produce una transición laboral justa a través de procesos de upskilling y reskilling de las plantillas actuales.