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Un ‘Consejo de musas’ para la Sanidad

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La IA, bien implantada, no debe perseguir hacer a los médicos “más inteligentes”, sino ayudarles a ser más eficientes y seguros

Durante la Guerra Fría, la URSS convirtió el ajedrez en un proyecto de país para demostrar una supremacía intelectual soviética. Para ello creó un modelo: una escuela que sistematizaba la inteligencia colectiva. Mientras muchos rivales entrenaban de forma brillante pero individual —reinventando la rueda en cada partida y expuestos a errores evitables—, ellos rodeaban a cada jugador de un grupo de asesores que identificaba patrones, analizaba rivales y trabajaba de forma sistemática para mejorar la toma de decisiones. Aprendían en comunidad y convertían el conocimiento incremental del grupo en un arma diferencial. Esto pasó a la historia como la escuela soviética de ajedrez y, de forma metafórica, algunos escritores la describieron como el ‘Consejo de las musas’. De una manera u otra, este modelo produjo figuras legendarias como Tigrán Petrosián, Anatoli Kárpov o Garri Kaspárov y, sobre todo, consolidó durante décadas a la Unión Soviética como potencia mundial del ajedrez, haciendo del conocimiento compartido una ventaja sostenida. Décadas después, el ‘Consejo’ fue copiado por otros países hasta convertirse en el estándar de preparación de cualquier jugador profesional. Con el tiempo, llegó la tecnología y poco a poco ese ‘Consejo’ se volvió digital, permitiendo al profesional centrarse en los momentos más delicados y creativos de la partida. Me encanta esta metáfora porque muestra claramente que somos mucho más eficientes cuando reaprovechamos el conocimiento colectivo, y la tecnología es, sin duda, el mejor aliado para esto. En sanidad, cada día pedimos a nuestros profesionales que tomen decisiones excelentes en un entorno de presión, incertidumbre, información dispersa y carga administrativa. Y lo hacemos como si bastara con la brillantez individual, cuando lo que falta muchas veces es un sistema que reordene el conocimiento colectivo y lo ponga al servicio del clínico, en el momento exacto. No sé quién será el primero en impulsar un proyecto de país en torno a un nuevo modelo asistencial basado en un ‘Consejo de musas digital’, pero ¿y si fuéramos nosotros? Los retos son muchos —interoperabilidad, gobernanza, seguridad—, pero me resulta fácil imaginar un conjunto de agentes de inteligencia artificial que, a modo de ‘Consejo de musas digital’, permita a los sanitarios tomar las mejores decisiones para sus pacientes. Y es que la IA, bien implantada, no debe perseguir hacer a los médicos “más inteligentes”, sino ayudarles a ser más eficientes y seguros: resumir, priorizar, alertar, reducir burocracia, detectar riesgos, apoyar decisiones basadas en la evidencia. Un ‘Consejo de musas digital’ que devuelva tiempo a lo único insustituible: escuchar, explicar, cuidar. De hecho, este “Consejo de Musas” ya empieza a materializarse como agentes de IA integrados en el flujo asistencial: uno sintetiza el historial clínico, otro lo contrasta con hallazgos moleculares -procedentes de una prueba genómica o con analítica e imagen- y, por último, se sugiere para ese perfil multimodal, las guías y rutas diagnósticas/terapéuticas más pertinentes, con enlaces y justificación. El resultado no es una “decisión automática”, sino un profesional mejor armado: menos tiempo buscando información dispersa y más tiempo interpretando, explicando y actuando con seguridad. Resulta, además, que para todo esto el marco regulatorio europeo, que en tantas otras ocasiones añade dificultad a los procesos de transformación, podría ser incluso una ventaja competitiva: nos mantiene alineados y puede favorecer un uso incremental, evaluable y compartido de la digitalización. Si este enfoque llevó a una nación a liderar intelectualmente el mundo a través de un juego, imaginemos su impacto aplicado al derecho más importante de una sociedad avanzada: la salud.

Artículo publicado en Grupo Vocento

Resumen

La Unión Soviética convirtió el ajedrez en una ventaja estratégica al organizar y compartir el conocimiento colectivo, modelo que hoy puede inspirar la sanidad. Un “Consejo de musas digital” basado en inteligencia artificial permitiría integrar información clínica, reducir la carga administrativa y apoyar mejores decisiones. Así, los profesionales ganarían eficiencia, seguridad y más tiempo para cuidar a los pacientes.

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