Desde el pico de actividad registrado en 2022, el volumen de transacciones en el país ha experimentado un ajuste progresivo. Este descenso ha venido acompañado de un cambio relevante tanto en el perfil del inversor como en los subsectores que concentran mayor interés. Aun así, el sector continúa ofreciendo oportunidades atractivas, impulsadas por dinámicas y palancas que permiten generar valor de forma sostenida. Prueba de ello es que el 75 % de los fondos de private equity encuestados se muestran dispuestos a asumir una prima adicional en la valoración frente a otros sectores estratégicos, lo que evidencia la confianza del capital inversor en el potencial transformador del ecosistema sanitario.
El sector salud atraviesa un momento clave en términos de transformación y rentabilidad, lo que lo ha consolidado como una prioridad estratégica para los inversores privados. Más del 80 % de los fondos de capital riesgo mantiene el sector sanitario y de ciencias de la vida como un eje central dentro de su estrategia de inversión. Este interés se sustenta en factores como el cambio demográfico y la evolución de las preferencias ciudadanas, que generan un entorno atractivo para el capital privado. De hecho, el 75 % de los fondos está dispuesto a pagar una prima adicional en comparación con otros sectores clave, y un 42 % acepta márgenes de entre el 20 % y el 30 % si se considera necesario. Entre las razones que explican este atractivo, el 92 % de los encuestados señala las variables demográficas como determinantes. A nivel sectorial, destacan las oportunidades en servicios farmacéuticos (83 %), atención médica al consumidor y nutracéuticos (67 %) y tecnología médica (MedTech), también con un 67 %. No obstante, el 92 % de los expertos identifica los cambios regulatorios a corto y medio plazo como el principal factor de riesgo.
En conclusión, el sector de la salud, entendido como la convergencia entre el ámbito sanitario y las ciencias de la vida, se encuentra en una posición privilegiada para atraer inversión, impulsado por tendencias estructurales sólidas, un entorno demográfico favorable y un creciente interés del capital privado. Aunque el sector enfrenta desafíos significativos —como la digitalización, la presión sobre costes o los cambios regulatorios—, las oportunidades de crecimiento, rentabilidad y generación de valor continúan siendo notables.