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La mejor vacuna invisible

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El lavado frecuente de manos sigue siendo la estrategia más efectiva para prevenir infecciones.

Sí, es lo que han leído, me refiero al lavado de manos. No busco un titular con efecto “wow”, ni siquiera “cool”, más bien lo contrario, pero en este pequeño espacio del que dispongo espero poder concitar su atención y contribuir juntos a una mejor Salud.

Cabría esperar que hablásemos de innovación, transformación digital, e incluso IA Gen aplicada a la salud, pero algo no estaríamos haciendo bien si, pensando en máximos, estamos perdiendo hábitos cotidianos que han sido pilares decisivos para el aumento de la longevidad y la calidad de vida gracias entre otras cosas a la Salud Pública y en concreto debido a la higiene y lavado de manos.

Siento vergüenza ajena cuando un paciente o su familiar llama la atención al personal sanitario (cada vez más frecuente) porque con guantes azules (normalmente) de látex o nitrilo tocan el mobiliario, envases, material previamente esterilizado, y finamente al enfermo, sin cambiarse de ellos; y qué me dicen de los profesionales manipuladores de alimentos, en bares y restaurantes, que,  en cuyo caso,  los guantes suelen ser negros, pero que tampoco se cambian tras coger alimentos, utensilios, restos de comida, paños de limpieza, dinero en efectivo, …. ¿en qué momento perdimos el lavado de manos a pesar de haber salvado millones de vidas?

Desde el punto de vista de la Salud Pública, sustituir el lavado de manos por el uso permanente de guantes de látex o nitrilo que no se cambian es altamente desaconsejable por varias razones: acumulación de patógenos (son un reservorio de microorganismos y la humedad y el calor dentro del guante favorecen la proliferación bacteriana en la piel); falsa sensación de seguridad (el lavado de manos elimina patógenos; los guantes solo los trasladan); riesgo de dermatitis y alergias (tras un uso prolongado); impacto en protocolos sanitarios (las guías internacionales insisten en que el lavado de manos es la medida más eficaz para prevenir infecciones y los guantes se recomiendan solo para procedimientos específicos y deben cambiarse entre tareas y pacientes); y coste y sostenibilidad (un uso permanente implica un consumo masivo de guantes, con impacto ambiental y económico, sin beneficio adicional).

En conclusión, el lavado frecuente de manos con agua y jabón (o solución hidroalcohólica) sigue siendo la estrategia más efectiva (OMS y CDC). Los guantes son complementarios, no sustitutivos, y deben usarse de forma puntual y con protocolos claros.

Piensen esto como profesionales, pero también como personas preocupadas del cuidado de su salud y de la de nuestros seres queridos principalmente los más vulnerables; niños, mayores e inmunocomprometidos. Pequeños gestos, consiguen grandes victorias.

Hacemos proyectos de consultoría estratégica en salud, complejos y retadores que cambian el curso de las enfermedades y de las organizaciones que desarrollan productos y servicios sanitarios con alto impacto individual y colectivo, pero no lo estaríamos haciendo bien si olvidásemos cuestiones básicas pero trascendentes como estas que nos han traído hasta aquí. 

Publicado en El País

Resumen

El lavado de manos, básico para la salud pública, se está perdiendo al sustituirse por guantes que no se cambian y solo trasladan patógenos. Su uso continuo genera proliferación bacteriana, falsa seguridad, dermatitis y va contra los protocolos internacionales. La medida más eficaz sigue siendo lavarse las manos con agua y jabón o solución hidroalcohólica, usando guantes solo de forma puntual. Recordar este hábito es clave para proteger especialmente a los más vulnerables.

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