Un análisis ampliado y una visión más completa del sector
El incremento de la muestra y la ampliación del periodo de análisis permiten extraer conclusiones más sólidas sobre la evolución de la rentabilidad. El informe presenta, de manera consolidada, el rendimiento acumulado de los fondos españoles de Private Equity y Venture Capital, expresado en términos de TIR y TVPI para el periodo 2006-2024. Este enfoque facilita la comparación temporal y enriquece la lectura de los resultados frente a anteriores ediciones.
Asimismo, el estudio mantiene la segmentación de fondos según criterios ESG, incorporada en ediciones previas y la refuerza con un volumen mayor de información. Esta continuidad permite observar con aún más detalle cómo evoluciona la rentabilidad en función de distintos perfiles de inversión, manteniendo la coherencia metodológica que ha caracterizado todo el proyecto.
Rotación de carteras: un indicador clave en el entorno actual
Uno de los elementos diferenciales de esta edición es la incorporación de un apartado específico sobre la rotación de carteras. En un momento marcado por la ralentización de las desinversiones, este análisis añade una perspectiva necesaria para comprender la dinámica real del mercado.
Aunque 2024 muestra cierta mejora respecto a ejercicios anteriores, el ritmo de recuperación continúa sin acompañar la intensidad inversora registrada en los últimos años. En este sentido, las salidas tradicionales siguen siendo la opción preferida, incluso en un entorno de ajustes de valoración, mientras que los llamados “continuation funds” ganan protagonismo como alternativa para generar liquidez.
Un sector resiliente ante diferentes ciclos económicos
Entre los aspectos más destacados del informe se encuentra la capacidad de resiliencia mostrada por los fondos de capital privado en España frente a distintos ciclos económicos. A pesar de los episodios de incertidumbre vividos en el periodo analizado, los fondos han demostrado una notable capacidad de adaptación y una sostenida generación de valor frente a otras clases de activos.
Esta consistencia responde, en gran medida, a la diversificación de las estrategias de inversión y al alto nivel de profesionalización de los equipos gestores. Ambos factores han sido determinantes para optimizar la selección de oportunidades y la gestión de las carteras, reflejándose en resultados sólidos a lo largo del tiempo.