V Barómetro de Materialidad DIRSE – EY

¿Qué importa en sostenibilidad?

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I Estudio comparativo de la doble materialidad en aplicación de la Directiva CSRD del ejercicio 2025 en España y Europa.

En el actual paradigma social y económico, las empresas ya no pueden limitarse a operar bajo una lógica de cumplimiento. Se enfrentan al reto —y a la oportunidad— de generar un impacto tangible, es decir, un impacto real, medible y significativo sobre la sociedad, el medio ambiente y el propio negocio. Para lograrlo, deben activar tres capacidades fundamentales: entender su impacto para definir una estrategia informada, transformar sus modelos de gestión para acelerar la transición hacia una economía sostenible, y cumplir con transparencia y rigor, generando así confianza en los grupos de interés.

El año 2024 ha marcado un punto de inflexión para la sostenibilidad corporativa en Europa. Una primera ola de compañías ha afrontado la exigencia de aplicar de forma estructurada el principio de doble materialidad, bajo el marco de la DIRECTIVA (UE) 2022/2464 de 14 de diciembre de 2022 sobre presentación de información sobre sostenibilidad por parte de las empresas (en adelante, Directiva CSRD)[1]. Esta nueva etapa ha venido acompañada de una intensidad regulatoria sin precedentes y, al mismo tiempo, de una creciente expectativa social y financiera sobre el papel que deben asumir las empresas en la transición hacia modelos más sostenibles.

Pero no ha sido una transición sencilla. A la implementación inicial de la Directiva CSRD se ha sumado un escenario de incertidumbre regulatoria marcado por la aprobación del reglamento Ómnibus, que ha pospuesto parcialmente algunos de los requerimientos previstos. A continuación, se puede observar el recorrido del reglamento Ómnibus hasta el momento:

En el actual contexto de ajustes normativos y evolución de los marcos de reporte, la doble materialidad se ha consolidado como un enfoque estructural dentro de la arquitectura de la sostenibilidad corporativa en Europa. Más allá de los calendarios legislativos o del grado de exigencia formal en cada fase, su función como marco de análisis estratégico es cada vez más reconocida tanto por reguladores como por el mercado.

No obstante, su adopción plantea retos relevantes. La existencia de dos enfoques diferenciados —la doble materialidad en el ámbito de los ESRS, y la materialidad financiera como eje del estándar del ISSB— exige a las organizaciones una articulación clara y coherente de sus procesos de identificación y evaluación. En este sentido, la doble materialidad combina dos perspectivas complementarias: por un lado, la visión de impacto, heredada del marco GRI, que permite capturar los efectos significativos de la actividad empresarial sobre el entorno social y ambiental; por otro, la visión financiera, orientada a la identificación de riesgos y oportunidades que afectan a la generación de valor económico. Esta combinación refuerza la capacidad de las empresas para responder de forma más integral a las expectativas de sus grupos de interés y a los requerimientos regulatorios emergentes. La interoperabilidad entre marcos será un factor clave para garantizar eficiencia, comparabilidad y claridad en el ecosistema global de reporte.

Y lo hace como continuación natural del “Informe comparativo de los Estados de Información No Financiera”, en el que, a lo largo de los años, hemos analizado cómo las empresas del IBEX 35 abordaban la sostenibilidad desde una óptica de gestión. En esta nueva edición, el foco se traslada al análisis de doble materialidad, con el objetivo de comprender cómo lo han aplicado las compañías en este primer ejercicio bajo la Directiva CSRD y cómo lo han reportado en sus informes de sostenibilidad.

I Estudio comparativo de la doble materialidad en el IBEX 35

La doble materialidad ha sido introducida como un requisito normativo clave en el marco de la Directiva CSRD, lo que ha llevado a las empresas a desarrollar este ejercicio en sus primeros reportes. No obstante, su aplicación ha evidenciado un valor que trasciende el mero cumplimiento. En numerosos casos, ha contribuido a una comprensión más integrada del rol que la sostenibilidad desempeña en la operativa y la proyección estratégica de las organizaciones. Además, el proceso ha favorecido una mayor implicación de funciones internas —como finanzas, riesgos, sostenibilidad, legal o control— promoviendo un enfoque más transversal y coordinado.

De esta forma, este primer análisis permite evaluar hasta qué punto las compañías han sido capaces de entender su contexto de impactos, transformar sus procesos de gestión y cumplir de forma rigurosa y alineada con los nuevos estándares.

¿Cómo lo hemos hecho?

El análisis realizado se ha estructurado en torno a tres ejes que reflejan las principales funciones que esta herramienta puede desempeñar dentro de una organización: su conexión con la estrategia corporativa, su vinculación con el mapa de riesgos y su relación con los estados financieros.

Para representar visualmente estas conexiones, se ha desarrollado una metodología específica basada en la evaluación de un conjunto de preguntas seleccionadas, que permiten valorar el grado de integración del análisis de doble materialidad con tres ámbitos clave del modelo de gestión.

 A cada empresa se le ha asignado una puntuación en función de su nivel de cumplimiento —total, parcial o inexistente— en cada uno de estos bloques, según la información disponible en sus informes de sostenibilidad, estados de información no financiera y otros documentos públicos.

Los resultados han sido posteriormente normalizados sobre una escala de 0 a 10 y representados en un gráfico de tres puntas, que sintetiza de forma clara e intuitiva el desempeño relativo de cada empresa en los tres ejes analizados. Este enfoque gráfico permite identificar desequilibrios, detectar áreas de mejora y comparar el grado de madurez alcanzado por las distintas compañías[1].

Este gráfico resume las tres dimensiones clave evaluadas en el capítulo, que permiten analizar la profundidad y la integración del análisis de doble materialidad en el marco del primer ejercicio de reporte bajo la CSRD. Cada eje representa una conexión estructural entre el análisis de los IROs y los principales elementos del modelo de gestión empresarial. La puntuación final obtenida por cada bloque (sobre 10) permite identificar señales de madurez metodológica y organizativa.

  • Conexión con la estrategia (7,24/10): Este eje mide el grado de alineación del ejercicio de doble materialidad con la estrategia empresarial. Incluye aspectos como la referencia explícita a la doble materialidad en el contexto estratégico, la implicación de los órganos de gobierno y la participación de otras áreas más allá de sostenibilidad.
  • Conexión con los estados financieros (4,71/10): Evalúa el nivel de articulación entre el análisis de materialidad financiera y la información contable. Se valora si el informe identifica efectos financieros actuales asociados a los riesgos y oportunidades, si estos impactos se traducen en ajustes contables o provisiones, y si se reconocen dependencias no reflejadas en los estados financieros.
  • Conexión con el mapa de riesgos (7,93/10): Este eje analiza la coherencia entre los IROs identificados y los sistemas internos de gestión de riesgos, incluyendo la inclusión de la cadena de valor y la aplicación de umbrales objetivos (de probabilidad y magnitud) con horizonte temporal.

Conexión con la estrategia

En primer lugar, se ha evaluado su capacidad como herramienta para la estrategia corporativa[1]. Una correcta identificación de los temas materiales puede contribuir a reordenar prioridades, replantear inversiones, ajustar planes de acción e incluso revisar la propuesta de valor de una compañía en el largo plazo. En este sentido, la doble materialidad no se limita a un ejercicio diagnóstico, sino que empieza a perfilarse como una posible herramienta de orientación estratégica, al facilitar una mayor alineación entre lo que la empresa es, lo que hace y lo que comunica.

Conexión con el mapa de riesgos

En segundo lugar, se ha examinado el análisis de doble materialidad como herramienta de gestión de riesgos. En este contexto, cabe preguntarse en qué medida este análisis complementa o amplía lo que las compañías ya venían trabajando a través de sus mapas de riesgos tradicionales. La experiencia observada sugiere varios elementos diferenciales relevantes: en primer lugar, la incorporación sistemática de temáticas de sostenibilidad como fuentes autónomas de riesgo; en segundo lugar, la integración de nuevas fuentes de información —incluyendo grupos de interés externos y marcos normativos emergentes— que enriquecen el proceso de evaluación; y, por último, una mayor granularidad en la identificación de impactos, riesgos y oportunidades, que permite capturar interacciones más complejas entre factores no financieros y el desempeño económico de la organización.

La identificación y clasificación de los asuntos materiales a partir de la aplicación de la doble materialidad permite analizar la naturaleza y el peso relativo de los diferentes vectores de impacto en función de la actividad económica. El análisis sectorial facilita visualizar cómo se distribuyen los impactos (positivos y negativos), los riesgos y las oportunidades en cada sector, aportando información relevante para caracterizar el perfil material de cada industria.

Conexión con los estados financieros

Por último, el informe analiza en qué medida los ejercicios de doble materialidad han logrado establecer conexiones con los estados financieros. Esta dimensión —la integración entre sostenibilidad y finanzas— aparece, por el momento, como la menos desarrollada entre las compañías analizadas. Reflejar de manera contable elementos como los riesgos climáticos, los efectos sociales o las dependencias críticas plantea desafíos técnicos y metodológicos que muchas organizaciones están comenzando a explorar. Si bien se trata de un proceso aún incipiente, algunos enfoques apuntan a que este vínculo podría ser relevante para reforzar la utilidad del análisis de doble materialidad en la toma de decisiones económicas, con posibles implicaciones en provisiones, inversiones o valoraciones. En este sentido, empieza a configurarse como un puente potencial entre los informes de sostenibilidad y la información financiera tradicional.

En última instancia, este informe no se limita a evaluar el grado de cumplimiento o la calidad técnica de un nuevo requisito normativo. Su propósito es analizar el potencial que tiene la adopción de la doble materialidad para introducir una nueva perspectiva y metodología sobre cómo las empresas observan, interpretan y gestionan su entorno. Más allá del enfoque financiero tradicional, este marco ofrece la posibilidad de incorporar una visión ampliada sobre qué factores —internos y externos— pueden considerarse relevantes para la sostenibilidad y la resiliencia del modelo de negocio. Aspectos que hasta ahora quedaban fuera del perímetro contable, como los impactos sobre el medio ambiente, las personas o la cadena de valor, comienzan a adquirir un lugar más estructural en el análisis estratégico de las organizaciones.

El análisis parte de la premisa de que la doble materialidad solo genera un impacto tangible cuando se integra de forma efectiva en las principales funciones de gestión de la organización. En el gráfico adjunto se recoge esta evaluación, estructurada en torno a tres grandes ámbitos de análisis: la estrategia corporativa, el mapa de riesgos y los estados financieros.




Resumen

Durante 6 años, incluso notes de la publicación de la Ley 11/2018 de información no financiera y diversidad, EY España ha publicado el estudio de referencia del marco de reporte en sostenibilidad en España: “El informe comparativo de los Estados de Información No Financieros (EINF) del Ibex 35).

Este “I Estudio comparativo de la doble materialidad en aplicación de la Directiva CSRD del ejercicio 2025 en España y Europa” que es heredero de aquel, tiene como objetivo abrir una nueva serie de informes que pondrán foco en el arco de bóveda de la Directiva CSRD: la doble materialidad. Y ademas, lo hará no solo como pieza clave del reporte, sino intentado entender cómo la materialidad conecta con la estrategia de la empresa, con los estados financieros y con el mapa de riesgos.

A través del análisis de las empresas de Ola 1 del Ibex 35, además, de analizarán los principales IROs (impacto, riesgos y oportunidades) agrupados por sectores y por las Normas Europeas de información sobre Sostenibilidad (NEIS O ESRS en sus siglas en inglés).

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