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Simplificar la sostenibilidad: ¿Por qué y cómo hacerla?

La simplificación es necesaria, pero de la forma en que se lleve a cabo dependerán sus efectos

El pasado 26 de febrero la Comisión Europea presentaba el primer paquete Omnibus, en virtud de la cual se proponía al Consejo de la UE y al Parlamento la simplificación de las principales regulaciones en este campo. Directivas de Reporte (CSRD) y Diligencia Debida (CS3D), Taxonomía, y Reglamento del Mecanismo de Ajuste en Frontera por carbono (CBAM). Este proceso, cuenta ya con un primer hito: la propuesta de Directiva Stop the Clock, en virtud de la cual se paralizan las directivas citadas, que ha sido ya aprobada por el Consejo de la UE (26 de marzo) y por el Parlamento (el día 1 se ha dado la luz verde para su aprobación el 3 de abril). Se inicia así el proceso de reforma que, previsiblemente, concluirá en 2025 por su carácter de urgencia.

Este proceso ha suscitado muchas reacciones. Aun cuando existe un cierto consenso en dar la bienvenida a la simplificación, el gran debate que se abre ahora en el Parlamento y en el Consejo de la UE será cómo hacerla sin poner en riesgo los principales objetivos europeos en materia de sostenibilidad: reducir las emisiones en un 55% en 2030 (sobre la base de 1990), un 90% en 2040 y la neutralidad en 2050; impulsar el flujo de capitales hacia proyectos sostenibles; equiparar la información de sostenibilidad con la financiera para incrementar la trasparencia en los mercados; y proteger los derechos humanos y ambientales.

Desde un punto de vista técnico, podría pensarse que, para simplificar, hay dos variables sobre las que hay que actuar: el número de empresas afectadas por la regulación y / o sobre el número de data points (indicadores cuantitativos y cualitativos) a reportar. En lo relativo al número de empresas, la Directiva CSRD contemplaba un universo de unas 55.000 empresas afectadas, (aquellas que cumpliesen dos de estos tres criterios: más de 250 empleados, más de 50M de ingresos, y más de 25M de activos). La propuesta de Omnibus reduce ese universo a unas 8.000 empresas (aquellas con más de 1000 empleados y más de 50 millones de euros de volumen de negocio ó 25 millones de euros de activos totales).

Y, en lo relativo a número de datos, en su diseño inicial la CSRD, a través de las ESRS /NEIS podría llegar a exigir a las empresas reportar más de 1000 data points, dependiendo de la materialidad. Omnibus no ha definido aún la reducción (se ha hablado del 35%), pero la Comisaria Maria Luís Albuquerque ha encargado formalmente al EFRAG la simplificación del primer conjunto de ESRS / NEIS antes del 31 de octubre de 2025

Si con esas dos variables [empresas afectadas (+/-) y requisitos de divulgación (+/-)] construyésemos una matriz (que podríamos denominar de simplificación en sostenibilidad) podríamos encontrarnos ante dos posibles supuestos para cumplir el mandato de Omnibus. El primero sería -y es por el que parece decantarse Omnibus- disponer de mucha información de pocas empresas (unas 8.000). El segundo, que podría ser una línea para explorar, sería un poco diferente: disponer de menos información ( ¿por qué no de un máximo de 50 indicadores cuantitativos?) de muchas más empresas en línea con la propuesta original de que afecte a grandes empresas. (hasta las 55.000 previstas en la actual CSRD. Un dato adicional; en 2023 y según datos de Eurostat, esas cerca de 55.000 empresas representan el 0,2% del total de empresas europeas, el 36% de la fuerza laboral y el 51% del volumen de negocio.

Aun cuando estos dos escenarios responderían al espíritu simplificador de Omnibus, quizá sus efectos puedan impactar de forma diferente a los objetivos de sostenibilidad de la UE

El escenario de mucha información de pocas compañías, podría ayudar a incrementar la trasparencia de compañías cotizadas en los mercados, aunque hay voces que piensan que podría también dificultar la financiación de la transición hacia una economía sostenible, ya que se podría correr el riesgo de que los financiadores no dispongan de información relevante del grupo de empresas que van de los 250 a 1.000 empleados; además, por el tejido empresarial de cada estado miembro el umbral de 1000 empleados no impacta de la misma manera. Por el contrario, el escenario de poca información de muchas empresas podría ayudar a los objetivos de trasparencia, pero podría contribuir mejor al objetivo de dirigir flujos económicos hacia proyectos sostenibles, porque permitiría a los financiadores disponer de información (aunque fuese más reducida) de más empresas. Conviene recordar que, de media, un informe financiero de una empresa cotizada o de cierto tamaño suele incluir entre 50 y 100 indicadores financieros cuantitativos, dependiendo del sector, el tamaño de la empresa, si está cotizada o no…

El debate está abierto. La simplificación es necesaria. Pero la forma en la que se lleva a cabo tendrá unos efectos u otros sobre los objetivos de sostenibilidad de la Unión Europea.

Publicado en Expansión

Resumen

La UE ha iniciado un proceso de simplificación regulatoria en sostenibilidad con la Directiva Stop the Clock, reduciendo las empresas afectadas y los indicadores de reporte. Se barajan dos enfoques: exigir mucha información a pocas empresas o menos información a más empresas. Mientras el primero mejora la transparencia de grandes compañías, el segundo facilita la financiación sostenible. El debate sigue abierto, ya que ambos modelos pueden afectar de manera diferente a los objetivos climáticos y económicos de la UE.

 

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Autores

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