El régimen de módulos ha sido una herramienta valiosa para simplificar la gestión tributaria de muchos pequeños empresarios, pero su previsible desaparición en el futuro exige una reflexión en profundidad de alternativas al mismo
Para quien no esté familiarizado con el régimen de módulos, se trata de un sistema de tributación simplificada, que permite a ciertos autónomos calcular su IRPF e IVA con mayor simplicidad. En lugar de computar ingresos reales, se permite la utilización de parámetros “objetivos” afectos a ciertos tipos de actividades.
El debate sobre la posible eliminación de los módulos está más vigente que nunca. A pesar de que en 2025 han superado nuevamente su particular 'match ball', la discusión sobre su viabilidad y una posible transición hacia otros sistemas sigue en pie. Los módulos enfrentan críticas de detractores que cuestionan su falta de transparencia y el hecho de que someten a tributación una capacidad económica inferior a la realmente generada por las actividades de los contribuyentes, lo que no refleja adecuadamente la realidad de sus ingresos.
Actualmente, se plantean alternativas desde un sistema intermedio que permita a los contribuyentes en módulos pasar a declarar sus ingresos y gastos reales con una deducción “fija” de determinados gastos; hasta la reducción progresiva del número de actividades que puedan acogerse a módulos.
Estas alternativas permitirían a sectores donde el régimen está muy consolidado (agricultura, transporte, hostelería, etc.…) el mantenimiento de los beneficios fiscales asociados al mismo durante un período transitorio, para pasar paulatinamente a la estimación directa, con una mayor complejidad y carga administrativa.
El atractivo fiscal de módulos es innegable y, por ello, sigue estando bajo la lupa del legislador y de la AEAT, que han ido endureciendo los requisitos exigidos para su aplicación. Es decir, al endurecimiento de los requisitos legales para módulos, se suma el incremento de la presión de la AEAT en inspecciones para su correcta aplicación, con una creciente vigilancia y en ocasiones, se han interpretado sus requisitos de manera excesivamente rigurosa.
Por todo ello, el permanente cuestionamiento del régimen, su endurecimiento normativo y la actividad de inspección de la AEAT, han creado en la actualidad el perfecto caldo de cultivo para una creciente salida y/o expulsión masiva de contribuyentes que tributaban bajo este sistema.
2025 ha traído varias novedades normativas para los módulos, una de ellas con especial impacto en muchas familias empresarias gallegas, dedicadas a la actividad de producción de mejillón en batea.
La relación módulos y el mejillón se remonta a 2002 y el desastre del Prestige, mediante la opción ofrecida a los productores de acogerse a módulos como mecanismo de simplificación de obligaciones y costes tributarios. Esta ayuda resultó una palanca clave de recuperación del desastre medioambiental para muchos productores, siendo clave en un momento de gran incertidumbre económica para el sector del mejillón.
Lamentablemente, se han endurecido los requisitos de aplicación de módulos en el sector, mediante un cambio en el encuadramiento de esta actividad, que significará que el rendimiento tributable de los productores de mejillón a partir de 2025 ya no dependa del resultado de índices/módulos, y sí de un índice aplicable sobre la totalidad de sus ingresos, lo cual reduce en gran medida el atractivo del régimen en este sector tan tradicional de la economía gallega.
Todo ello teniendo en cuenta que el del mejillón es uno de los sectores en módulos más inspeccionados por la AEAT, sometido a un necesario (pero también riguroso) plan de inspección, que ha tenido como resultado la expulsión de numerosos productores de este sistema de tributación.
El régimen de módulos ha sido una herramienta valiosa para simplificar la gestión tributaria de muchos pequeños empresarios, pero su previsible desaparición en el futuro exige una reflexión en profundidad de alternativas al mismo, para garantizar la supervivencia de la gran parte de los pequeños “negocios moduleros” de nuestro tejido productivo. Es importante buscar alternativas, para que el cambio de paradigma económico y una previsible mayor presión fiscal no haga peligrar la viabilidad de estas actividades, ya que se trata de sectores en los cuales la falta de relevo generacional y dificultad de acceso a profesionales cualificados son factores adicionales que ponen en peligro su continuidad.
Publicado en La Voz de Galicia.