La inversión en tecnologías emergentes sigue creciendo. Tecnologías como el 5G, el Internet de las Cosas (IoT) o la Gen IA encabezan las prioridades, pero muchas de estas inversiones aún se encuentran en fase piloto. En este sentido, justo ahí está una de las principales tensiones que revela el estudio: el salto de la prueba a la implementación a escala sigue siendo difícil.
De acuerdo con los datos, un 68% de las empresas afirma tener dificultades para escalar proyectos que ya han demostrado su viabilidad. Las razones citadas son los entornos tecnológicos fragmentados, una falta de integración con sistemas existentes y limitaciones presupuestarias. En este contexto, las organizaciones están apostando por desarrollar competencias internas, fomentar la colaboración entre departamentos y exigir a los proveedores un papel más activo, como socios estratégicos capaces de integrar tecnologías y aportar visión técnica.
Tecnología, sostenibilidad y negocio: una ecuación compleja
El vínculo entre sostenibilidad y tecnología se fortalece. El 87% de las empresas considera la sostenibilidad como un factor importante en sus decisiones tecnológicas. Pero solo un 26 % la menciona como una prioridad real. La diferencia entre lo que se declara y lo que se hace vuelve a abrir preguntas sobre el grado de compromiso de las organizaciones.
Aun así, los avances son evidentes. La mitad de las empresas reconoce que las tecnologías emergentes están acelerando sus objetivos ESG. No obstante, también afloran riesgos, como el hecho de que un 44% ve en estas tecnologías una posible amenaza para la sostenibilidad, ya sea por su huella energética o por la falta de gobernanza. El desafío está claro: avanzar sin comprometer los principios.
Asimismo, en cuanto a la Gen AI, la adopción de esta misma avanza, pero con cierto freno. Un 43% de las organizaciones cree que la GenAI complementará sus iniciativas de IA actuales, mientras que un 27% piensa que transformará radicalmente su negocio. Sin embargo, también destacan preocupaciones: ciberseguridad (50%), integración con otros sistemas (44%) y falta de alineación con el resto de las tecnologías emergentes (45%).
Las prioridades están cambiando, abriendo paso a una mayor gobernanza de datos, más colaboración interna y externa, sumado también a una demanda creciente de explicaciones claras sobre cómo esta tecnología puede generar valor.
Las empresas ya no miran las tecnologías de forma aislada. Quieren entender cómo combinarlas, integrarlas y convertirlas en resultados de negocio. En conectividad, por ejemplo, la integración de 5G, IoT, automatización e Inteligencia Artificial (AI) se percibe como una vía directa hacia la eficiencia y la innovación. Sin embargo, persisten barreras: solo el 26% de las empresas tiene un conocimiento alto sobre conceptos como el network slicing, y muchos términos clave aún no se comprenden del todo.
Mientras tanto, crece el interés por redes privadas, edge computing o soluciones as-a-service, pero también la exigencia hacia los proveedores. Las empresas reclaman no solo tecnología, sino acompañamiento real, visión sectorial y una narrativa que conecte la innovación con sus retos concretos