- El informe mensual de coyuntura macroeconómica de EY Insights y EsadeEcPol actualiza la evolución que estima el RealTimeTracker -herramienta utilizada para la elaboración de este informe- para el PIB del tercer trimestre del año
- Pese al estancamiento previsto para el tercer trimestre (–0,1%), el PIB podría cerrar el ejercicio con un crecimiento del 2%, por encima de Francia, Italia y Alemania
- El dinamismo del mercado laboral y las sorpresas positivas de los datos turísticos de julio no han sido suficientes para compensar la evolución menos favorable de los más recientes índices de gestores de compras (PMI), los indicadores de ventas de grandes empresas, así como otros de las ramas de actividad industriales y de la construcción
- España acumula un persistente problema de estancamiento secular y se espera que la confluencia de los fondos NextGenerationEU, el compromiso empresarial y la nueva legislatura puedan ayudar a abordarlo
El crecimiento del PIB español se ha estancado durante el verano -según RealTimeTracker, el modelo de seguimiento y pronóstico en tiempo real-, y se estima una evolución negativa del PIB en el tercer trimestre de 2023 (–0,1%). Esta tasa, que ya tiene en cuenta la revisión del INE de la contabilidad nacional publicada el 18 de septiembre, pondría fin a cinco trimestres de crecimiento ininterrumpido. Aun así, e incluso en un escenario de crecimiento plano o ligeramente negativo en el cuarto trimestre de 2023, el PIB español acabaría creciendo a cierre de año previsiblemente en torno al 2%, por encima de economías, como Alemania, Francia o Italia. Estas son algunas de las principales conclusiones que se extraen del tercer informe ‘MacroInsights’, elaborado por EY Insights y EsadeEcpol.
Además, ‘MacroInsights’ aborda, a su vez, la evolución a largo plazo de la economía española de forma retrospectiva, y avanza que la renta por habitante apenas ha crecido en los últimos quince años en España. Esta falta de progreso en términos absolutos ha venido acompañada de un incremento de la distancia relativa respecto a las economías avanzadas de referencia que, o bien ya eran más ricas que España y ahora lo son más, o eran más pobres y nos han superado (o lo harán pronto). Además, España continúa mostrando serias vulnerabilidades que, desde la perspectiva “micro” se deberían corregir, ya que afectan al tejido empresarial y productivo. Una circunstancia que inhibe de forma directa el crecimiento económico del país.
Coyuntura macro de la desaceleración económica
Las tasas de crecimiento trimestral de los anteriores trimestres (del 0,4% en el último trimestre de 2022, 0,5% en el primer trimestre de 2023 y 0,4% en el segundo trimestre de este año), a expensas de posibles revisiones del INE, contrastan con la estimación del dato para este tercer trimestre: -0,1%. Así lo refleja RealTimeTracker, la herramienta desarrollada por EsadeEcPol para la elaboración de este informe, que utiliza más de 40 indicadores económicos para prever el PIB trimestral de España. Esta tasa, que tiene en cuenta la revisión del INE de la contabilidad nacional publicada el 18 de septiembre, pondría fin a cinco trimestres de crecimiento ininterrumpido para nuestro país.
Pese a la previsión actual, las perspectivas en meses precedentes eran algo más halagüeñas, ya que esta estimación llegó a experimentar un incremento positivo del 0,3% en julio y del 0,5% a principios de septiembre. Unas circunstancias de crecimiento motivadas por el comportamiento positivo del turismo en julio y por el dinamismo del mercado laboral generado por las afiliaciones de agosto. Pero, sorprendentemente, aparecieron otros indicadores con efecto contractivo que generaron una retracción en este tercer trimestre: los índices de gestores de compras (PMI), los índices de inversión y, en especial, los indicadores de ventas de grandes empresas, así como otros de las ramas de actividad industriales y de la construcción.
Aún con todo, en el análisis de ‘MacroInsights’ se considera que aún es pronto para realizar una proyección a futuro mínimamente robusta de lo que podría suceder en el cuarto trimestre de 2023, pero sí prevé escenarios de crecimiento para el conjunto del año: si el INE confirma, a finales de octubre, un crecimiento trimestral en torno al 0% en el tercer y cuarto trimestre, el PIB registraría un avance del 2% en 2023; aún si se produjera un total estancamiento (0,0% trimestral) en el último cuarto del año. En este sentido, los expertos vaticinaron a principios del ejercicio una expansión en torno al 1,0-1,2%.
Aunque estos datos son alentadores en comparación con los países centrales de la Unión Europea (–0,3% Alemania, 0,8% Francia o 1,1% Italia, según las previsiones más recientes del FMI), cabe destacar que, durante el segundo trimestre de 2023, y en espera de la revisión de las series trimestrales que publicará el INE el 22 de septiembre, España sigue mostrando una demanda interna de 2,7 puntos menor que en 2008, año en que estalló la crisis financiera internacional.
Asimismo, y pese a que el consumo público ha crecido sostenidamente en los últimos 15 años (+15,3% acumulado), no ha compensado el declive del consumo privado (-2,1%) y la profunda contracción de la inversión (-21,7%) que, en conjunto, han impedido a la demanda interna recuperar siquiera los niveles de 2008, una anomalía en el entorno europeo que se describe en el informe como “estancamiento de la renta per cápita”.
Enfoque global
La renta per cápita real en España, métrica fundamental para el bienestar de los ciudadanos, permanece en los mismos niveles de hace quince años, tras la concatenación de crisis que en nuestro país han afectado más que a la media: la financiera internacional de 2008-2009, la fiscal y de deuda soberana en la Eurozona de 2011-2013 y la pandemia global de 2020.
La falta de progreso en niveles absolutos ha venido acompañada de un incremento de la distancia relativa respecto de las economías avanzadas que ya eran más ricas que España, o bien eran más pobres y nos han superado, o lo harán pronto. Tras ello subyacen causas, como la dotación y calidad de los factores productivos, la ausencia de reformas, los niveles de competencia y competitividad, el marco institucional o la estructura sectorial, y que el gobierno que finalmente sea investido deberá abordar.
Si bien la renta media española en 2022 rozaba los 40.000 dólares, muchos países europeos -a excepción de los periféricos- siguieron progresando y la brecha frente a la UE se amplió hasta el 16%, el mismo diferencial que a principios de los 80. Mirando al futuro, el RealTimeTracker, prevé que la renta media española remonte muy suavemente al alza, cerca del 0,65 al año, hasta acercarse a los 45.000 dólares en 2040. Sin embargo, el ritmo de progreso volverá a ser mayor en el resto de los países -salvo en algunos que ya son sustancialmente más ricos que España: Alemania, Luxemburgo, Japón o Reino Unido-, de forma que el declive relativo a España seguirá agudizándose en los próximos tres lustros hasta convertirse en el farolillo rojo de la muestra, por debajo de todos los países de la UE y del resto de las economías avanzadas, y solo por encima de Bulgaria y Grecia.
Si se consolidan estas previsiones en el tiempo, ilustrarían el efecto del crecimiento entre economías y, por ejemplo, países como Hungría, Polonia y Rumanía podrían igualar nuestra renta media a finales de esta década. Portugal podría adelantar a España en la próxima década mientras que Italia podría tener una renta real entre un 10 y un 15% superior a la española.
‘MacroInsights’ hace también una estimación de las cifras necesarias para que España evite esta dinámica y mantenga su posición relativa. En concreto, nuestro país debería crecer durante la próxima década y media entre un 1,4% y un 1,6% cada año, respectivamente. Podría ser factible, aunque supondría un gran reto. Como referencia, la Autoridad Independiente de Evaluación Fiscal (AIReF) espera un 1% para ese mismo periodo. Pero, por contra, un crecimiento en torno al 1,4%-1,6% anual sería inferior al exhibido por España en el periodo 1980-2007 (2,4%) y al de la UE también en ese periodo (1,8%). Serían precisas medidas apropiadas y ambiciosas que corrijan el diferencial negativo en productividad y ocupación para recuperar la renta media española, y dejar atrás el periodo turbulento de frecuentes crisis. Además, los dos factores en los que España muestra un diferencial positivo: población en edad de trabajar y horas trabajadas, podrían desvanecerse a causa del envejecimiento demográfico, más acusado de nuestro país.
Perspectiva micro
Durante los años de estancamiento, España ha corregido algunos desequilibrios, pero persisten vulnerabilidades en los tejidos empresariales y laborales que limitan el crecimiento en dos frentes: la productividad y la tasa de empleo. De este modo, el Banco de España y los economistas expertos, autores de este análisis, recogen en esta tercera edición una serie de recomendaciones para potenciar un progreso sostenido: impulsar la innovación, atenuar la estructura empresarial atomizada, corregir la falta de calidad institucional, mejorar la eficacia del sector público, y aumentar la tasa de empleo.
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