La validación por parte de la Comisión Europea, del Plan de de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) el pasado 16 de junio, abre la vía a su aprobación definitiva en las próximas semanas. Se trata de un hito relevante y supone la culminación de un proceso. Pero este hecho, de alguna forma, ya se daba por descontado.
Desde hace semanas, en España, el foco no estaba tanto en esas negociaciones de alto nivel, sino en la necesidad (urgencia, incluso) de conocer con detalle cómo se van a canalizar en la práctica el gran volumen de fondos que está por llegar. Aquí es donde está el verdadero interés y la preocupación de empresas, instituciones y ciudadanos en relación con el citado Plan.
La ratificación por la Comisión Europea del PRTR ha hecho aún más evidente la necesidad de pasar de las musas al teatro y conocer con más detalle cómo se van a implementar tanto las inversiones como las reformas previstas. No olvidemos que ya han pasado seis meses desde el comienzo de su periodo de vigencia. El tiempo corre muy rápido y el Plan, tal y como se ha definido, tiene un corto periodo de vigencia de tres años.
Hay multitud de cuestiones específicas en relación con el PRTR sobre las que podríamos detenernos, pero debemos comenzar por alguna en concreto. Lo haré sobre uno que me parece de singular relevancia, ya que no considero posible acometer un Plan de Transformación de nuestro país sin que los aspectos locales y los urbanos ocupen un lugar central.
Las ciudades y municipios no son solo agentes económicos clave, sino que enmarcan nuestro espacio vital. No puede haber desarrollo sostenible sin un protagonismo de lo local. Por ello, me parece esencial preguntarnos sobre el papel que ha tenido el ámbito municipal en la elaboración del Plan y el que está llamado a tener en su implementación.
Para analizarlo distinguiré dos planos. Por una parte, el de la participación de los entes locales en la fase ya cumplida de diseño del Plan y en la formulación de su modelo de gobernanza. Por otra, conviene centrarse en lo relativo a la presencia y financiación de lo local y urbano en los contenidos (Componentes) del Plan.
En cuanto al primero de los planos, el balance es modesto. Es posible que la dificultad intrínseca a la hora de acometer un ejercicio de planificación de tanta ambición no haya hecho fácil contar con una mayor participación de los entes territoriales en su elaboración. De hecho, esta ha sido una queja repetida por numerosos alcaldes.
Esta implicación reducida se repite a la luz de la composición de los órganos de gobernanza del Plan, que tan solo contemplan una participación de lo local en la “Conferencia Sectorial del PRTR” que, se nos dice en el Real Decreto ley 36/2020, “podrá convocar a sus reuniones a los representantes de la administración local que sean designados por la FEMP, como asociación de entidades locales de ámbito estatal con mayor implantación”.
Por lo que respecta al segundo de los planos señalados, hay que hacer una diferencia entre, por un lado, la financiación dirigida a las entidades locales y, por otro, la consideración de la dimensión local y urbana en el Plan. En lo financiero, las dotaciones dirigidas directamente a estos entes no parecen excesivas a la vista de sus retos. Tomando como referencia los importes ya consolidados en los Presupuestos Generales del Estado para 2021, de los 24.198 millones del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, tan solo 1.483 se transferirán directamente a las entidades locales.
A pesar de esta relativa escasez de fondos de gestión directa para las entidades locales, hay que hacer una lectura más positiva en cuanto a la consideración de lo urbano y territorial desde un enfoque estratégico, es decir, de presencia de lo local a lo largo de muchos de los Componentes del PRTR. La financiación de ellos no vendrá solo de los ya referidos fondos que reciban los entes locales, sino que a ellos contribuirán también los Ministerios o las Comunidades Autónomas.
Más allá de la importante transversalidad presente en multitud de actuaciones ligadas al Reto Demográfico, encontramos un buen número de Componentes e Inversiones de naturaleza local. Por su magnitud inversora y capacidad transformadora podemos destacar varios:
- Uno es el representado por el Componente 1, Planes de Choque de movilidad, donde la dimensión urbana es indispensable para el desarrollo de zonas de bajas emisiones y actuaciones de transporte urbano y metropolitano.
- Otro ámbito eminentemente local es el del Componente 2, Planes de Rehabilitación de Vivienda y Regeneración Urbana, que abarca actuaciones sobre barrios y entornos residenciales, programas de construcción de viviendas en alquiler social, rehabilitación energética de edificios, así como el programa de rehabilitación de edificios públicos, este último con un papel muy importante de las entidades locales dado el enorme patrimonio edificado de estas. Sobre todo este Componente 2 (y sobre el conjunto del Plan), planea la “Agenda Urbana española”, elemento inspirador no solo del PRTR sino, también, de la Agenda 2030.
- Por último, cabe destacar la combinación de actuaciones de ámbito local en otros Componentes, que buscan apoyar desde lo local los procesos de transformación digital y verde de nuestros sectores productivos. Es el caso de los Componentes 12 (Política Industrial); 14 (Plan de Mejora del Turismo); 15 (Conectividad Digital) o 19 (Plan de Competencias Digitales), todos ellos con actuaciones relevantes desde el ámbito local.
En definitiva, una mirada en profundidad al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia nos permite llegar a una conclusión dual en cuanto a la consideración de lo local. Por un lado, en la fase de preparación y conceptualización del Plan los entes locales deberían haber tenido un mayor protagonismo (al igual que lo deberían haber tenido las Comunidades Autónomas). Por otro lado, el Plan sí que recoge con acierto cuestiones y desafíos urbanos de gran calado, tanto desde la perspectiva del Reto Demográfico como en lo relativo a cuestiones puramente urbanas.
La buena noticia es que no sería complicado corregir esa dicotomía. Bastaría con reforzar la participación de las entidades locales (de forma directa y, también, a través de la FEMP) en el sistema de gobernanza y seguimiento del Plan ahora que su ejecución está en sus primeros momentos. Tener muy cerca a las ciudades y entes locales enriquecería mucho el proceso de implementación del Plan. La clave, en definitiva, estaría en dar mayor espacio y más voz al ámbito local, un aspecto central del propio Plan que tiene que tener el peso y la representación que merece.
Publicado en El Español