Uno de los entrenadores legendarios del baloncesto americano ha sido Mike Krzyzewski, que ha entrenado la Universidad de Duke desde 1980 (cinco campeonatos de la NCAA), y fue seleccionador nacional de Estados Unidos entre 2006 y 2016 (tres oros olímpicos y dos mundiales). Mike es muy conocido en el mundo del baloncesto por su capacidad de cohesionar equipos y alinearlos en torno a un objetivo común, bajo la premisa de que "el colectivo permite alcanzar los objetivos que un individuo por sí solo no podría".
Una anécdota que refleja bien esta "obsesión" por el equipo se dio en la preparación de los Juegos Olímpicos de Beijing en 2008. Antes de viajar a China, Krzyzewski reunió a sus jugadores con el general Bob Brown, del ejército estadounidense, y con el capitán Scott Smiley, que habiendo perdido la visión en una misión en Irak, había solicitado varias veces su reintegro en el ejército para volver a Irak y poder ayudar a sus compañeros.
Krzyzewski utilizó este testimonio para reforzar el sentimiento de equipo entre todos sus jugadores (grandes estrellas de la NBA), y reforzar la idea de que jugar en equipo era la clave para ganar y llevar el honor de la victoria a su país.
Viene esta anécdota a colación de la gran oportunidad que tenemos en España alrededor de los fondos NextGenerationEU y cómo estamos planteando este “partido” en nuestro país. Hasta ahora creo que el Gobierno ha desarrollado un plan de inversiones ambicioso, bien estructurado, y muy alineado a las directrices marcadas por la Comisión Europea (transición justa, digitalización y sostenibilidad).
Se ha establecido una dinámica de colaboración con el sector privado que no habíamos visto anteriormente y que se ha articulado a nivel formal a través de las Manifestaciones de Interés.
Es en la parte de las reformas, que tendrían que estar orientadas a mejorar la competitividad de nuestra economía en el largo plazo, y en la sostenibilidad de las cuentas públicas donde el plan parece estar teniendo mayor nivel de discusión con la Comisión Europea, y donde creo que no tenemos ni la misma ambición ni el mismo nivel de concreción que en el caso de las inversiones. Y es que, en este aspecto, estamos dejando "jugar a las estrellas", en vez de pensar en el equipo. Y necesitamos un Mike Krzyzewski.
Porque solamente desde una perspectiva de estrategia a largo plazo de país, y no de partido político, seremos capaces de plantear las reformas de calado que necesitamos para maximizar el impacto que los fondos NextGenerationEU puedan generar, así como hacer frente a los grandes retos que tenemos por delante. Nuestra prioridad número uno debería ser la educación, donde reforma tras reforma seguimos ocupando una posición en los ránkings internacionales lejana a lo que debería ser nuestra ambición como país.
Nuestros dirigentes centran el debate en aspectos muy menores y estamos generando cada vez un gap mayor entre el sistema educativo y las demandas que el mercado de trabajo plantea. En este sentido, el plan se queda muy corto, en especial en el ámbito del modelo universitario español.
Otro caso preocupante es el de las reformas laboral y de las políticas de activas de empleo, como palancas para afrontar uno de nuestros problemas estructurales: el desempleo, sobre todo el juvenil, con niveles insostenibles que dificultan el acceso de muchos jóvenes al mercado de trabajo. Las reformas aquí planteadas no son ambiciosas ni especialmente innovadoras y no parecen las necesarias para solucionar el problema a futuro.
Nuevamente, el reto no está en coincidir en el diagnóstico, sino en consensuar las políticas que nos podrían permitir mejorar de manera muy significativa esta gran debilidad de nuestra economía y de nuestra sociedad.
Podríamos poner muchos más ejemplos que el plan no aborda de manera convincente: la reforma del sistema de pensiones, por ejemplo, es clave para la sostenibilidad de las cuentas públicas a futuro, pero apenas queda esbozada. Se menciona muy poco uno de nuestros grandes déficits para competir como país, que es la unidad de mercado.
Nuestro nivel de descentralización ha sido clave para la evolución del país en los últimos 40 años, pero se está convirtiendo en fuente de inestabilidad y de pérdida de competitividad. De hecho, hay inversiones planteadas en el Plan España Puede que, sin una perspectiva de país, no generarán el fruto deseado.
¿Por qué somos tan poco ambiciosos en las reformas y sí lo somos en las inversiones? Creo que porque no tenemos un Mike Krzyzewski en España. No pensamos en el equipo de TODOS, pensamos cada uno en NUESTRO equipo. Y así es muy complicado avanzar.
La centrifugación competencial a la que asistimoslegislatura tras legislatura, unida a la incapacidad para alcanzar acuerdos de Estado entre los partidos que pueden gobernar España son, a mi juicio, los dos grandes déficits que van a hacer complicado que maximicemos la gran oportunidad que la Unión Europea está poniendo a nuestra disposición. Así, vemos que hay países hermanos, pero también competidores en lo económico como Italia y Portugal, que nos pueden dar algunas lecciones en este sentido.
Hay más ejemplos de que estamos primando el juego individual sobre el del equipo: la poca involucración de Comunidades Autónomas y Ayuntamientos en la estructuración de iniciativas que recaen bajo su ámbito competencial, el gran desconocimiento en el mundo empresarial de cómo y cuándo van a llegar los fondos o qué tipos de mecanismos se van a articular para que lleguen estos fondos. Son algunos ejemplos.
Pero no perdamos la esperanza. Todavía nos queda tiempo, estamos en el primer cuarto del partido. Como indicábamos al principio de este artículo, tenemos que estar convencidos de que "el colectivo permite alcanzar los objetivos que un individuo por sí solo no podría". Si todos (gobiernos, partidos políticos y sectores empresariales) somos capaces de jugar en equipo y dar lo mejor de nosotros mismos pensando en el bien común, España saldrá de esta crisis robustecida y su posición competitiva habrá mejorado notablemente en el entorno internacional.
Seguro que las generaciones venideras nos lo agradecerán. Mucho. Ese debería ser nuestro legado: dejarles una España mucho mejor que la que nos dejaron nuestros padres.
Publicado en El Español