EY se refiere a la organización global, y puede referirse a una o más, de las firmas miembro de Ernst & Young Global Limited, cada una de las cuales es una entidad legal separada. Ernst & Young Global Limited, una compañía británica limitada por garantía, no presta servicios a los clientes.
La entrada en vigor de las nuevas tarifas de la luz supone un gran cambio en las facturas eléctricas, con impactos que nos afectan a todos.
En primer lugar, estas nuevas tarifas sólo cambian una parte de la factura, lo que se denomina el término regulado, que comprende los peajes y los cargos, que suponen aproximadamente el 50% del importe global de la factura. El restante se deriva, en primer lugar, del coste de la producción de la electricidad (es decir, lo que cuesta que se genere la energía que consumimos a partir de diversas tecnologías, como los ciclos combinados de gas, la energía solar o eólica, la hidráulica o la nuclear), que suele ser ligeramente inferior al 30% de la factura. En segundo lugar, los impuestos (como el IVA y el impuesto sobre la electricidad), que recaen sobre la electricidad consumida, que suponen en torno al 21% del recibo y, en tercer lugar, otros conceptos relativamente menores, como el margen de las comercializadoras y el alquiler de los contadores.
Los peajes de acceso, que representan en torno al 20 % de la factura, sirven para financiar lo que cuesta cada año amortizar las infraestructuras que permiten que la electricidad llegue a nuestras casas desde donde es generada, es decir, tanto las redes de transporte de alta tensión como las de distribución de media y baja tensión.
Por su parte, los cargos incluyen, por ejemplo, lo que pagamos por la apuesta que hizo nuestro país por las energías renovables hace unos años y que, ahora, ha dado sus frutos o la financiación del déficit que acumuló el sistema eléctrico en el pasado. Este concepto supone en torno al 30% de la factura.
Este cambio tarifario obedece a la Directiva 72/ 2009 de mercado interior de la electricidad, que exige que sea la CNMC el que elabore una metodología de los peajes y no el ministerio, como ocurría antes. El ministerio ahora sólo regula los cargos, y ha seguido la misma metodología que la de peajes.
El principal cambio de la nueva regulación es que se simplifican las tarifas que, para el caso de las familias, pasan de seis diferentes a una sola. De este modo, a partir de ahora todos los consumidores pasan a tener unas tarifas con discriminación horaria: dos en los términos de potencia (contratada) y tres en energía (consumida). Otros dos cambios relevantes que incluye la nueva metodología de tarifas es permitir la contratación de dos potencias (en lugar de una, como hasta ahora) y abaratar la recarga nocturna del vehículo eléctrico.
La filosofía última que persigue la nueva metodología es incentivar el ahorro energético, ya que los precios en las horas punta son sensiblemente más altos que en periodo llano y valle (en torno a un 65 y 95%, respectivamente, según la CNMC).
Por ello, para reducir la factura, pueden tomarse varias medidas. La primera, analizar las necesidades reales de potencia para los periodos de punta y de valle (es decir, la curva de carga horaria) y contratar la mínima potencia necesaria para cada caso, ya que se permiten dos cambios de potencia gratuitos hasta el 31 de mayo de 2022.
En segundo lugar, desplazar el consumo en lo posible a periodos llano o valle, evitando en lo posible encender varios aparatos a la vez, lo que le permitirá además reducir la potencia contratada. Según la CNMC se podría inducir un ahorro de entre 200 y 300 euros anuales, en el escenario de equipamiento con potencia promedio.
En tercer lugar, proceder a la carga del vehículo eléctrico por la noche; se calcula que la diferencia entre cargar el vehículo eléctrico a cualquier hora del día o por la noche supera los 300 euros al año.
En cuarto lugar, incidir más activamente en las medidas de ahorro y eficiencia energética, como la utilización de la iluminación LED o de bajo consumo, evitar dejar los equipos eléctricos suspendidos si pueden apagarse, no dejar las luces encendidas innecesariamente, regular el termostato de la calefacción y/o el aire acondicionado (25ºC en verano y 20ºC en invierno); reducir la temperatura al lavar la ropa o ajustar la temperatura del frigorífico a 5º C y la del congelador a -18º C, entre otras.
Publicado en Expansión
Resumen
El impacto de las nuevas tarifas dependerá de cómo realicemos nuestro consumo. Si somos capaces de minimizarlo en las horas punta, y maximizarlo en lo posible en las horas valle o llano, o si podemos invertir en autoconsumo individual o colectivo, previsiblemente consigamos un ahorro en la factura.
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