La idea en estas líneas es llamar la atención sobre los indicadores que se pueden encontrar en las empresas y que señalan las cosas no van bien.
Witiza fue el penúltimo rey godo de España. Reinó entre los años 701 y 709 fue destronado y murió. Un libro de Historia de España del Bachillerato, aprobado en agosto de 1934, decía textualmente “oscuro e incierto se presentaba el reinado de Witiza”. La frase se mantuvo en los manuales escolares hasta principios de los años 70.
La frase, muy usada por los jugadores de mus, indica que la partida está muy reñida y no se sabe quién va a ganar. Pero la verdad es que suele pronunciarla quien cree que va a hacerlo. Su aplicación al tema del que me ocupo hoy no necesariamente es tan optimista. La idea en estas líneas es brevemente llamar la atención sobre los indicadores y síntomas que se pueden encontrar en las empresas y que indican de forma inequívoca que las cosas no van bien, que existe un deterioro claro y que, si no se toman medidas correctoras de forma eficiente y decidida, la situación tendrá que tratarse en el nuevo marco del texto refundido de la Ley Concursal más que posiblemente.
Diagnosticar una posible crisis empresarial es fruto de analizar la empresa en su contexto de mercado en el corto y medio plazo y detectar síntomas. Sin ánimo de ser exhaustivo, estos son algunos síntomas que, de apreciarse, nos deben llevar a pensar en un marco más complicado en breve:
• El análisis de fondo esencial para determinar la viabilidad de la empresa es el que determina la situación patrimonial de la sociedad y el valor añadido ya que mide el aumento de riqueza generada por la actividad principal en la producción de bienes o servicios (sin tener en cuenta resultados extraordinarios, por enajenación o deterioro, ni financieros) y para remunerar a todos los factores que intervienen en el proceso: trabajadores; financiación externa (entidades financieras o el propio Grupo); administración pública (impuesto de sociedades); y accionistas. Si ese cálculo es positivo en el medio y largo plazo, aunque la situación en el corto sea complicada, se pueden encontrar soluciones sostenibles.
• Para poder estimar esa viabilidad es necesario concretar dos aspectos:
- El llamado EBITDA sostenible: es decir, aquel que en circunstancias normales la empresa es capaz de generar en el ejercicio de su actividad de forma recurrente en el medio plazo.
- La conversión de EBITDA en caja: las empresas mueren por liquidez con lo que determinar esa conversión y confrontarla al servicio de la deuda y otras obligaciones no operativas es lo que determina si la empresa necesita o no financiación externa adicional.
• El beneficio o pérdida en un ejercicio económico no es determinante para valorar la viabilidad del negocio sin identificar las causas y el origen del mismo: de la propia actividad de explotación, la inversión, la situación financiera o extraordinaria. Lo que es determinante para la supervivencia de una empresa es que su actividad principal sea rentable. Es importante que sea positivo el EBIT ya que una empresa que solo genere resultados positivos por la desinversión, periodo tras periodo, tiene peligro de desaparecer al no ser rentable su actividad principal.
• Es relevante analizar la estructura de costes y ver si la misma está sometida a volatilidad o no. Es decir, si los ingresos y los gastos se mueven en el futuro por los mismos parámetros o si existe un coste variable ni cubierto que puede influir en la rentabilidad de forma determinante sin que se pueda repercutir al cliente. Asimismo, la excesiva dependencia de un factor productivo requiere también un análisis del riesgo de disponibilidad del mismo.
• Es importante la valoración del endeudamiento, en función de los ingresos generados, se mide por la capacidad de devolución. El estudio del apalancamiento financiero pone en relación el volumen de endeudamiento y el origen del mismo (comercial, financiero del Grupo o financiero. S los cálculos indican problemas en la capacidad de devolución en el corto, las alarmas deben saltar y tomar medidas para solventar ese problema. Si la capacidad de devolución en medio y largo queda en entredicho estaremos ante una situación de sobreendeudamiento que requiere quitas o renegociación de plazos.
• El análisis operativo de la compañía pretende posicionar su actividad frente a la competencia y ver si es capaz de atender en el medio y largo a los requerimientos del mercado. Procede valorar la necesidad de transformación de la industria para adaptarse al medio y en particular ver de qué forma se cubren los avances tecnológicos impuestos para seguir siendo competitivo. Esto genera una necesidad de inversión a contemplar a la hora de ver si la empresa es sostenible en el tiempo.
No obstante, valorar la posible crisis empresarial inminente o probable es fruto de entender sus magnitudes financieras y, una vez entendidas, las soluciones a tomar en muchos casos son de libro y tan solo requieren claridad en la visión y ejecutividad.
Así, entrando en detalle, vemos para diagnosticar una crisis empresarial se deben tener en cuenta los siguientes factores:
- Situación patrimonial actual y generación de valor en el corto y medio plazo. Si la misma se ve comprometida será necesario prever acciones que refuercen el equity vía ampliación de capital o préstamos participativos.
- Análisis detallado del resultado que permita ver cuál es el resultado de explotación sostenible y cómo se convierte en caja. Para el análisis de estos aspectos procede también utilizar los periodos medios y en definitiva el llamado “cash conversión cycle”. Si tras su análisis vemos que los números son negativos procede dimensionar las líneas de circulante de forma adecuada para optimizar la generación de caja.
- La composición de la cuenta de resultados de explotación asegurando que todas las líneas de negocio contribuyen “per se” y que el resultado no es fruto de extraordinarios u operaciones one-off.
- Valorar el impacto del riesgo en la cuenta de resultados, generación de caja y obligaciones de pago de la compañía, determinando el posible impacto que la no cobertura de determinados aspectos puede suponer.
- Partiendo de previsiones de tesorería racionales valorar si se pueden atender las necesidades de pago en el corto y medio plazo.
- Determinar si la situación de mercado está influyendo en la situación e la empresa y si este impacto es coyuntural o permanente.
Los factores anteriormente deben ser interpretados conjuntamente con una serie de síntomas que indican deterioro y que posiblemente acaben señalando problemas en los aspectos reseñados:
- Incremento del endeudamiento ligado a la actividad de explotación.
- Incremento de periodo medio de cobro, disminución de periodo medio de pago o incremento del stock sin aumento de la cifra de negocios.
- Incidencias en registros de impagados.
- Solicitud de aplazamientos de pago a organismos públicos.
- Reducciones de plantilla no ligadas a situación de mercado a la baja.
- Incremento de costes financieros.
- Pérdida de clientes clave no ligadas a la lógica de producto.
- Disminución de las líneas de aseguramiento de riesgo de crédito.
- Problemas para asegurar instalaciones o colectivos de la empresa.
En resumen, de nuevo anticiparse y ser frio a la hora de juzgar la situación es la llave del éxito. Se trata de no equivocarse en el diagnóstico y, si se está razonablemente seguro del mismo, empezar a actuar. La realidad es muy tozuda y siempre llega. Ver en balance y cuenta de resultados de la empresa aspectos como los detallados deben disipar dudas y obligan a la dirección y a los financieros en especial a actuar y corregir el rumbo porque por ese camino las cosas no acabarán bien.