Ser un ejecutivo financiero estratégico no es sólo cuestión de capacidades financieras, sino también de confianza, comunicación y capacidad para conectar con el resto de stakeholders
La percepción de que las funciones de un director financiero están cambiado a pasos acelerados, más que una percepción, es una realidad. En un país como España, donde las PYME suponen el 99% del total de las empresas (según datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo de España), el rol multidisciplinar y transversal del director financiero se hace más necesario si cabe.
Nuestro informe EY Global DNA of the CFO Survey 2023 pone de manifiesto que el 84% de los CFO encuestados reconoce que la función de director financiero es muy exigente, pero también afirma que nunca ha habido un momento más emocionante para ser director financiero. A medida que se ha ampliado el alcance de su función, muchos responsables de la función financiera de sus organizaciones consideran ahora el puesto como un peldaño hacia el puesto de director general, ya que puede proporcionar la base estratégica y las valiosas experiencias necesarias para prepararse para los rigores de la posición de primer ejecutivo. Esta tendencia subraya la importancia del puesto de director financiero en la carrera profesional y hace hincapié en la importancia de preparar a los líderes financieros para futuras oportunidades en las que el liderazgo sea una variable clave.
Los retos y preocupaciones del “nuevo” director financiero se focalizan ahora en encontrar el tiempo para adquirir conocimientos y experiencia que les permitan gestionar una amplia gama de responsabilidades operativas, que van más allá de los conocimientos financieros, y que se amplían hacia áreas tan diversas como Recursos Humanos, Marketing, Sostenibilidad o Transformación Digital, entre otras.
Al preguntar a los actuales directores financieros, a cinco años vista, qué habilidades o atributos serán los más importantes para ejercer su rol en el futuro, aparecen tres aspectos que podemos entender como especialmente relevantes en nuestra realidad actual:
- La experiencia en geopolítica y relaciones gubernamentales.
- La capacidad para responder y adaptarse a la transformación digital.
- La experiencia para responder a las cuestiones ESG emergentes.
Sin embargo, las limitaciones de tiempo a menudo pueden obstaculizar su capacidad para invertir en la adquisición de estos conocimientos. Para hacer frente a este obstáculo, los directores financieros deben tener una idea clara de las responsabilidades que podrían asignarse al siguiente nivel de líderes financieros emergentes.
Los directores financieros también deben plantearse cómo aprender de las distintas generaciones. Por ejemplo, utilizando la "tutoría inversa" con colegas más jóvenes para ayudar al director financiero a conocer y comprender las tendencias digitales emergentes o nuevos comportamientos del mercado, entre otros.
Finalmente, y no menos importante, la evolución de las expectativas de los directores financieros debe incluir la ampliación de sus conocimientos y capacidades en nuevas habilidades de liderazgo. Dos tercios de los directivos financieros encuestados aceptan la disposición de las empresas a nombrar directores financieros con una experiencia limitada en finanzas. Este hecho pone de manifiesto un cambio hacia la valoración del liderazgo estratégico e inspirador por encima de la pura experiencia en el ámbito de que tradicionalmente se ha considerado propio del área financiera.
Por tanto, ser un ejecutivo financiero estratégico no es sólo cuestión de capacidades financieras, sino también de confianza, comunicación y capacidad para conectar con el resto de stakeholders.
Por ello, los directores financieros parecen tenerlo claro: la principal habilidad o atributo que se espera de los directores financieros de éxito en los próximos cinco años es "una inteligencia emocional muy desarrollada y experiencia en asuntos de personas, como la diversidad y el bienestar".
Los directores financieros deben evaluar los talentos potenciales dentro de sus equipos y dar prioridad a las personas que demuestren inteligencia emocional y habilidades interpersonales eficaces, sobre todo cuando se están embarcando en la transformación de las finanzas.
La importancia de la inteligencia emocional se ve reforzada por la reciente colaboración en materia de investigación entre la organización EY y la Saïd Business School de la Universidad de Oxford, que descubrió que muchos directores financieros no proporcionan suficiente apoyo para abordar las presiones psicológicas y emocionales causadas por los procesos transformación que han puesto en marcha numerosas organizaciones.
En una época donde la Inteligencia artificial está en boca de todos, parece que los directores financieros del futuro deberán permanecer muy atentos a otro tipo de inteligencia, la emocional.