Entendemos que la evolución de los acontecimientos para llegar a la situación actual ha sido la siguiente:
Cerrábamos el 2024 con datos de crecimiento para la economía mundial por encima de lo esperado que unido a la continua reducción de las tasa de inflación permitía que la mayoría de los bancos centrales siguieran recortando el elevado nivel de los tipos oficiales de interés existentes. EEUU seguía creciendo por encima del 3% frente al enfriamiento económico que sufre el Reino Unido, Japón o la Zona euro, ante el claro deterioro de Alemania o Francia. En paralelo, seguían latentes los factores geopolíticos ya conocidos que permitían al dólar USA beneficiarse de su condición de divisa refugio. El fixing del BCE al 31 de diciembre fue 1,0389 USD/EUR.
El 20 de enero tomó posesión de su mandato el nuevo presidente de EEUU. Cotización 1,0316 USD/EUR. Donald Trump empieza a tomar decisiones continuas e imprevisibles suscitando una importante confusión e incertidumbre en los mercados financieros. Las medidas son ciertamente inusuales abarcando diferentes temáticas como la política migratoria, desregulación en el sector energético y sostenibilidad, definición de una política fiscal más expansiva o un importante ajuste en el sector público a través del adelgazamiento del gobierno federal. Pero lo que más impacto está teniendo es el cambio radical en su política comercial mediante la aplicación de medidas proteccionistas a través de la aplicación de aranceles a la mayoría de sus socios comerciales con el objetivo de equilibrar su balanza comercial e impulsar la industria nacional. Objetivo: “volver a hacer a Estados Unidos grande”.
Esta nueva política comercial basada en aranceles base universal del 10% y aranceles recíprocos en función de las relación comerciales existentes, fue anunciada el 2 de abril abriendo un periodo de análisis y negociación sobre el impacto interno y externo que podrían tener estas medidas. Los asesores de Trump le hicieron recapacitar y se suspendieron parte de los aranceles por 90 días hasta principios de julio para abrir un periodo de negociaciones bilaterales y poder alcanzar acuerdos lógicos. De estas negociaciones, las más conflictivas y difíciles son con China y la Unión Europea. El 2 de abril o “día de la liberación” el dólar USA ya perdía posiciones y cotizaba 1,0803 por euro.
Durante las últimas semanas la situación no ha mejorado y el dólar ha llegado a cotizar en 1,1573 por euro, nivel mínimo no visto desde 2022, al mantenerse la incertidumbre y desconfianza ante la evolución de los diferentes frentes abiertos por la nueva administración norteamericana:
- Escasos avances en las negociaciones comerciales bilaterales por el tema de los aranceles
- Valoración negativa de los analistas sobre el impacto que todos estos factores podrían tener sobre el futuro de la economía norteamericana. Hemos de destacar que el crecimiento del PIB 1trimestre 2025 ha sido -0,3%.
- Cuestionamiento de la idoneidad para el cargo del Presidente de la Reserva Federal ante su negativa a bajar más los tipos de interés en EEUU
- Dificultades de la nueva administración para lograr la aprobación de un descenso en la presión fiscal y sobre del impuesto de sociedades
- Preocupación por la dimensión de la deuda norteamericana que se sitúa en 36,4 billones de USD. Esta situación puede afectar al mercado de deuda y por lo tanto a las rentabilidades o tipos a largo plazo
- Decisión de Moodys de bajar el rating de EEUU de Aaa a Aa1 tal y como ya habían hecho S&P en el 2011 y Fitch en el 2023
- Continuidad de los factores geopolíticos
A parte de la “guerra comercial” existente, hacemos una mención especial a la situación de la deuda norteamericana. Hoy en día se sitúa en 36,2 billones de USD lo que supone un 124% sobre el PIB generando un pago de intereses anuales por 1,2 billones de USD o el 16% de los gastos federales. El volumen es muy elevado que podría aumentar si se acaba aprobando, parece ser que sí, la reforma fiscal encabezada por un descenso del impuesto de sociedades. Esto podría suponer un incremento del déficit entre 3,5 y 4 billones que llevaría el volumen de la deuda al 156% del PIB. Situación probablemente insostenible que ha generado una pérdida de confianza y credibilidad en las emisiones EEUU por parte de los inversores internacionales, llevando la rentabilidad del bono a 10 años a mínimos en 4,60% frente al 2,65% del benchmark de la Zona euro.
Este escenario podría agravarse más si lo relacionamos con la “guerra comercial” dado que los máximos tenedores de la deuda norteamericana son los inversores de China, Japón, Reino Unido y Canadá, además de las Islas Caimán y Luxemburgo. Pudiendo ser esta situación una nueva arma de negociación a utilizar por parte de los más perjudicados por los aranceles.