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El resultado financiero y otros retos relevantes para las empresas españolas que plantea la IFRS 18


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En artículos anteriores hablábamos de los retos que afrontaremos en España para que convivan los nuevos criterios de la IFRS 18 Presentación e información a revelar en los estados financieros, ante nuestra práctica y tradición del uso del resultado operativo y de la puesta equivalencia. Pero los retos no están únicamente centrados en estas dos magnitudes, sino que también afectan, entre otras variables, al resultado financiero.

Desde hace tiempo, es habitual escuchar la frase cash is king, que, además de fijar la prioridad de cualquier gestor, sugiere que si sigues los caminos de la caja entenderás el negocio. Hasta el punto de que hay ciertos debates, informarles eso sí, centrados en si el estado de flujos de efectivo tiene más importancia que el resultado de explotación. Más allá de la literalidad de esta sentencia, todo apunta a que para tomar una decisión sobre la información financiera hay que considerar todas las variables y, por supuesto, todas las herramientas disponibles: balance, cuenta de resultados, estado de flujos de efectivo, estado de cambios de patrimonio neto e, incluso, la memoria que amplía y detalla la información de los estados financieros. Además, es clave considerar también la información no financiera y la relacionada con la sostenibilidad de la compañía, ya que complementa y conecta de manera sustancial la información financiera.

Si nos centramos en la pregunta sobre los elementos importantes de una cuenta de resultados podemos tener la tendencia a inclinarnos por el resultado de explotación dada su relación con las operaciones y el negocio. Pero, de nuevo, ambos resultados, el de explotación y el financiero, tienen su importancia. No se trata de determinar cuál predomina, sino cómo se complementan para entender el rendimiento de una entidad. En este sentido, me llamó la atención lo que me trasladó una vez el CFO de una compañía relevante: “mi responsabilidad es el resultado financiero”. Entiendo que lo que quería decir es que la responsabilidad del resultado de explotación es compartida de todas las funciones de una organización, mientras que en el financiero es donde se manifiesta la gestión financiera. Si bien es cierto en cuanto a reparto de roles, no debería segregarse de manera tajante la responsabilidad, ya que en las compañías todo está íntimamente relacionado y, además, el director financiero tiene un rol cada día más relevante en materias que van más allá de lo financiero.

En todo caso y en línea con la importancia que se merece el resultado financiero, España tiene una larga tradición en su normalización. El Plan General de Contabilidad de 1990 ya regulaba los resultados financieros positivos y negativos. En la misma línea, el Plan General de Contabilidad de 2007 (PGC) ya regula el rendimiento financiero con un subtotal de ingresos financieros, gastos financieros, variación del valor razonable, diferencias de cambio y deterioro y resultado por enajenaciones de instrumentos financieros. Así, si nos fijamos en las 50 entidades cotizadas más grandes por capitalización bursátil del mercado continuo español, cabe destacar que cuando presentan sus resultados en las Normas Internacionales de Información Financiera (IFRS, por sus siglas en inglés) hasta un 44% de ellas utiliza un subtotal de resultado financiero en la misma cuenta de resultados a pesar de que no es un subtotal obligatorio en IFRS.

Es posible que en ese 44% haya diversidad en práctica, pero también es probable que muchos de los emisores, por consistencia, sigan un planteamiento similar al del PGC. En este contexto,  ahora toca seguir evolucionando con el cambio en las reglas del juego que aporta la IFRS 18, que propone una nueva categoría de financiación cuyo nombre se parece  al que venimos utilizando en el PGC pero que tiene un método de clasificación distinto: (i) las diferencias de cambio tienen guías particulares y no todas se registran en esta categoría, (ii) el resultado del efectivo y equivalentes del efectivo no se presentaría en esta categoría y (iii) la norma tiene guías sobre actividades principales de negocio específicas, como la financiación a clientes, que supondría asignar estos resultados a la categoría operativo.

La IFRS 18 brindará a los inversores una información más transparente y comparable sobre el rendimiento financiero de las empresas, lo que ayudará a tomar mejores decisiones de inversión. Lo comentamos en artículos anteriores: hay tiempo para cambiar y es importante estar atento a la adopción de esta nueva norma que, sin duda, va a estar muy presente en los próximos años.


Resumen

Todos y cada uno de los estados financieros, así como sus categorías, juegan un papel importante para analizar el rendimiento financiero. La práctica española, en parte por el Plan General de Contabilidad, está acostumbrada a utilizar el resultado financiero como parte de su análisis del rendimiento financiero y tendrá que ir acostumbrándose a los nuevos requisitos de la IFRS 18. 


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Cabe recordar de nuevo que el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC) contribuye con las consultas e interpretaciones publicadas en su boletín (BOICAC) a perfeccionar nuestro lenguaje común financiero.