Durante cuatro meses y en mitad de la pandemia del COVID-19, casi 6.000 jóvenes de la generación Z de 17 países respondieron a una encuesta, en la que se les pedía su opinión sobre cómo podría mejorarse la educación, cuáles eran sus objetivos futuros y sus esperanzas respecto a 2030, entre otras preguntas.
Los resultados de la encuesta permitieron entender que se trata de una generación muy optimista con respecto a 2030 y que está dispuesta a empezar a adquirir experiencia laboral para poder afrontar los desafíos mundiales.
Por ejemplo, el 82% de esta generación tiene esperanzas de encontrar trabajo y poder abordar los desafíos globales en 2030 y el 78% se siente optimista sobre las tendencias emergentes que configuran el futuro del trabajo: la globalización, la automatización y las cambiantes normas laborales. Si se tiene en cuenta que el 89% de los encuestados se sienten seguros usando tecnología, se tiene una imagen más clara sobre la preparación de este grupo para entrar en el mundo laboral. Además, los miembros de la Generación Z se sienten cómodos operando en un entorno que exigirá interacción con la tecnología y la automatización y están decididos a aprovechar estas herramientas para resolver los complejos desafíos que se avecinan.
Aunque la Generación Z mira hacia el futuro desde una perspectiva optimista y empoderada, los resultados de la encuesta mostraron algunos aspectos clave en los que las instituciones deberían trabajar para adecuarse a la proactividad de la Generación Z y su deseo de generar cambios profundos.
Cuando se les pidió que clasificaran cómo podría mejorarse el sistema educativo, la mayoría de los encuestados manifestaron su preferencia por tener un mayor contacto con el mundo del trabajo (59%) y más orientación profesional (57%), siendo éstas las dos respuestas más frecuentes. Por el contrario, los métodos de enseñanza más tradicionales, como las clases magistrales, las prácticas docentes y los viajes de estudios, son los que ocupan el último lugar entre las 10 opciones. Del mismo modo, calificaron las asignaturas académicas más tradicionales como menos importantes que los temas sociales centrados en el futuro, como la formación medioambiental y la ciudadanía global, por un margen de 20 puntos. Los encuestados de la Generación Z también expresaron su deseo de que hubiera más contenidos escolares centrados en el desarrollo profesional y la educación financiera.
Conclusiones sobre la Generación Z:
- La resolución de problemas globales, la diversidad y el pensamiento original son grandes incentivos en la escuela y en el trabajo.
- Se pide un nuevo modelo educativo híbrido que aúne aprendizaje virtual y presencial; experiencias laborales reales y orientación profesional; un plan de estudios centrado en el futuro y mayores niveles de creatividad y autogestión.
- Sus altos niveles de optimismo y confianza en el futuro se ven atenuados por una ambivalencia colectiva sobre si sus experiencias educativas los han preparado bien para la vida que les espera.
- La comunidad educativa y las grandes empresas se consideran las principales instituciones responsables para preparar a la Generación Z para el futuro del trabajo.
Teniendo en cuenta estos resultados, tanto la comunidad educativa como la empresarial deberían considerar cómo gestionar mejor las peticiones y ambiciones de la Generación Z para fomentar un ciclo continuo y completo de la educación al trabajo que, en última instancia, ayudase a construir un mundo laboral mejor. Esta generación replanteará el mundo laboral del futuro pronto: casi la mitad de los encuestados espera dirigir su propio negocio en 10 años. Al mirar hacia el futuro, no hay que subestimar las posibles contribuciones de la Generación Z al mundo laboral y no hay que pasar por alto las formas en que se les podría apoyar desde hoy mismo.