Pero al desplegar la Inteligencia Artificial, los gobiernos se exponen a los mismos riesgos que las empresas, – como por ejemplo, crear sesgos en los algoritmos. Y debido a su papel regulador, sólo se necesita un gran incumplimiento de datos, como el reciente compromiso de información personal identificable de 30.000 miembros del personal del Departamento de Defensa de Estados Unidos, para dañar irreparablemente la confianza en el gobierno.
Este panorama complejo es la razón por la que recomendamos que los gobiernos utilicen un marco de "Inteligencia Artificial de confianza". Esto asegurará que no sólo consideren cómo funciona un sistema basado en la Inteligencia Artificial, sino que también identifiquen y mitiguen los riesgos inherentes a cada etapa de la solución. Por ejemplo, pueden dejar claro a los ciudadanos que están tratando con un algoritmo como un servicio, por lo que pueden optar por no participar o transferirlo a un ser humano.
¿Qué es exactamente la Inteligencia Artificial y cómo puede ayudar a los gobiernos?
Las crecientes expectativas de los ciudadanos son sólo uno de los retos a los que se enfrentan los gobiernos en la actualidad. La rápida urbanización, el envejecimiento de la población y los complejos problemas socioeconómicos están poniendo a prueba los servicios públicos. Y con el bajo crecimiento económico que mantiene bajos los presupuestos, los gobiernos necesitan encontrar soluciones que sean a la vez eficientes y sostenibles.
La Inteligencia Artificial es un conjunto de tecnologías y capacidades que pueden ayudar a los gobiernos a resolver estos desafíos. Lo hace complementando ciertas competencias humanas o, en algunos casos, sustituyéndolas.
Consta de tres áreas principales:
- Detectando. La Inteligencia Artificial puede aumentar o reemplazar las capacidades sensoriales humanas, acelerando tareas simples como la detección visual. Por ejemplo, el software de Inteligencia Artificial puede analizar automáticamente las cámaras de tráfico en tiempo real. De este modo, los gobiernos pueden hacer el mejor uso del transporte público, reducir la contaminación y gestionar el flujo del tráfico.
- Pensando. La Inteligencia Artificial y las tecnologías relacionadas, como el aprendizaje automático, el aprendizaje profundo y el procesamiento del lenguaje natural, pueden analizar y procesar grandes volúmenes de datos mucho más rápido que los humanos y, en algunos casos, de forma más efectiva. Algunos gobiernos ya están utilizando estas tecnologías para ayudar a los profesores a cerrar las brechas en la enseñanza y el aprendizaje,– por ejemplo, llevando a cabo tareas administrativas y adaptando el aprendizaje a las necesidades de los distintos alumnos.
- Actuando. La Inteligencia Artificial y las tecnologías relacionadas, como la automatización inteligente (piense en asistentes virtuales o chatbots), pueden quitarle a los seres humanos tareas sencillas de toma de decisiones. Esto libera tiempo para que los trabajadores de primera línea se concentren en actividades que mejoren los servicios y la experiencia ciudadana. Durante los Juegos Olímpicos de Invierno en Corea del Sur, por ejemplo, se utilizaron varios robots humanoides, equipados con un software de traducción alimentado por inteligencia artificial, para proporcionar información a los visitantes y atletas.