Desde nuestra experiencia como auditores internos, y siguiendo las buenas prácticas internacionales del Instituto de Auditores Internos (IIA), proponemos cinco acciones concretas para que las empresas uruguayas comiencen su transformación:
- Definir una visión estratégica del riesgo: Involucrar a líderes clave para construir una hoja de ruta que alinee riesgos con objetivos de negocio.
- Fomentar una cultura de riesgo inteligente: Pasar del miedo al riesgo a una actitud proactiva. Reconocer y premiar la identificación temprana de riesgos.
- Medir el riesgo con criterios claros: Usar escalas de impacto y probabilidad, mapas de calor y métricas que permitan priorizar con objetividad.
- Prepararse para adoptar tecnología: La inteligencia artificial y el análisis de datos serán claves en la gestión de riesgos. Aunque no se invierta de inmediato, hay que preparar los datos y las capacidades en los equipos.
- Empoderar al talento interno: Capacitar, reconocer y dar autonomía a quienes gestionan riesgos. La transformación es, ante todo, tarea de todos los miembros de la organización.
El rol de la auditoría interna en esta transformación
Estas cinco acciones no pueden implementarse de forma efectiva sin una función de auditoría interna que acompañe el proceso. La auditoría interna moderna no se limita a revisar la operación de los controles. Su verdadero valor está en anticipar riesgos, alinear esfuerzos con la estrategia y adaptarse con agilidad.
En Uruguay, muchas empresas ya están dando pasos en esta dirección, pero aún queda camino por recorrer.
Contar con una auditoría interna profesional, basada en estándares internacionales como los del IIA, permite construir planes dinámicos, comunicar con claridad y agregar valor real al negocio.
Del cumplimiento a la estrategia
Transformar la gestión de riesgos no es solo una necesidad global. Es una oportunidad local. Las empresas uruguayas que se animen a repensar su enfoque podrán no solo protegerse, sino crecer con confianza en un entorno cada vez más incierto.