· El sector afronta 2025 con un prudente optimismo tras dos años de ralentización, con el foco puesto sobre las infraestructuras en energía, en digitalización y en transición verde.
· España se consolida como un mercado clave dentro de Europa para los inversores institucionales; más de un 60% de los mismos no manifiestan intenciones de desinvertir.
· El ‘EY Infrastructure Barometer 2025’ señala un creciente interés por las infraestructuras de almacenamiento energético y tecnologías digitales, mientras la prioridad ESG pierde
Tras dos años marcados por la cautela y la falta de liquidez, el sector de las infraestructuras muestra en 2025 un punto de inflexión con claros signos de recuperación, y posicionándose como una de las áreas más atractivas para los inversores institucionales y corporativos. Solo en el primer trimestre de 2025 la captación global de capital para infraestructuras alcanzó los 48.000 millones de dólares, casi la mitad del total logrado en 2024. Así lo refleja el informe “EY Infrastructure Compass 2025: Tendencias globales que configuran la inversión en infraestructuras”, elaborado por segundo año consecutivo por elaborado por el equipo de Infraestructuras de EY-Parthenon y editado por EY Insights.
El informe subraya que la estabilización macroeconómica global, con una inflación contenida en las principales economías globales y una menor volatilidad, está creando un entorno más predecible en lo relativo a los costes empresariales y a la financiación. Si bien, la volatilidad geopolítica sigue siendo un riesgo latente, obligando a los inversores a adaptar sus carteras hacia activos más resilientes.
“Estamos en un momento en que las infraestructuras vuelven a ganar protagonismo como activo estratégico y ganando apetito inversor. La combinación de transición energética, digitalización y necesidad de resiliencia está colocando de nuevo al sector en el centro de la agenda inversora generando oportunidades únicas para invertir en infraestructuras de última generación, con un elevado valor añadido y un alto potencial de transformación de nuestra economía”, explica Javier García Seijas, socio responsable del sector de Inversión en Infraestructuras de EY-Parthenon.
Recuperación gradual y consolidación
El informe de EY-Parthenon abunda en las tendencias globales de inversión en este sector que, en esta segunda edición, apuntan hacia una recuperación gradual y hacia la consolidación. Y señala que, pese a las restricciones de liquidez de los dos últimos años, los fondos han conseguido diversificar su base inversora recurriendo a la banca privada, los family offices o las plataformas de gestión patrimonial. Un cambio estructural que amplía las fuentes de financiación y suaviza la dependencia de los grandes inversores institucionales.
Además, la consolidación entre gestores y el auge del mercado secundario de infraestructuras apuntan a la configuración de un ecosistema más sofisticado. Este último, tradicionalmente reservado a activos con bajo rendimiento, se ha convertido en una herramienta de gestión de carteras y liquidez que podría alcanzar hasta 27.000 millones de dólares anuales en transacciones a medio plazo, según estima el informe. Por sectores, las perspectivas apuntan claramente a la energía y la infraestructura digital como los principales motores de inversión en este 2025.
El informe también constata que, a pesar de las dificultades macroeconómicas, la inversión global en infraestructuras y energía alcanzó 1,1 billones de dólares en 2024, un 15% más que el año anterior. Un crecimiento que se ha apoyado en operaciones de refinanciación (+41%) y en fusiones y adquisiciones (+12% en valor agregado).
Los sectores más boyantes
El 2024 reflejó un claro liderazgo del sector energético y la transición energética, concentrando más del 30% del capital global invertido gracias al impulso de las renovables y el almacenamiento. La infraestructura digital siguió como segundo gran motor, alcanzando un 24% del total, impulsada por la expansión de data centers, redes de fibra óptica y el despliegue de la inteligencia artificial generativa. Por su parte, el transporte representó en torno al 22%, manteniendo su papel como activo estable vinculado al crecimiento económico y la movilidad. Por contra, las infraestructuras sociales apenas llegaron al 8%, asociadas a proyectos de retorno más largo y menor rentabilidad relativa. Y la infraestructura medioambiental, aunque todavía minoritaria con cerca del 6%, muestra una tendencia creciente apoyada en las exigencias regulatorias y los objetivos globales de descarbonización.
Distribución geográfica de las inversiones
Europa, a la cabeza, captó el 22,8% del capital en 2024, con fuerte atractivo en proyectos de transición energética y transporte, reforzado por la taxonomía verde de la UE. Le sigue Norteamérica que se mantuvo estable con un 16,1%, apoyado en la estabilidad de sus mercados de capital y en los grandes programas de modernización de infraestructuras. Por su parte, Asia-Pacífico representó el 15,1%, aunque con señales de mayor cautela inversora por incertidumbre regulatoria y geopolítica. Y, a la cola, Latinoamérica, África y Oriente Medio que, juntas, apenas superan el 3%, reflejando un bajo apetito inversor por la elevada percepción de riesgo político y económico. Además, fueron los fondos multirregionales los que dominaron el panorama, con un 43,7% del total, consolidándose como la vía preferida de diversificación geográfica.
“Los inversores buscan cada vez más combinar estabilidad de flujos con la exposición hacia sectores de crecimiento estructural como la transición energética y la digitalización, donde el capital privado juega un papel esencial a la hora de cubrir el déficit global de inversión pública en infraestructuras. La combinación de liquidez en el mercado secundario, el auge de los vehículos de inversión y el creciente interés por los activos digitales y energéticos configuran un entorno ideal para aquellos inversores que buscan retornos sostenibles y resilientes”, destaca Luis Gago, socio de EY-Parthenon especializado en Private Infrastructure & Energy.
“EY Infrastructure Barometer 2025”: la visión sobre España
El informe de EY Parthenon incluye el apartado específico para el EY Infrastructure Barometer 2025, que este año también cumple su segunda edición. La encuesta, hecha entre 114 profesionales y directivos del sector, confirma que España mantiene su posición estratégica en Europa por la calidad de sus activos y su liderazgo en renovables. El barómetro sitúa además a nuestro país como un mercado refugio dentro de Europa, gracias a la combinación de estabilidad regulatoria, madurez del tejido empresarial y abundancia de activos ligados a transición energética y digitalización. Frente a otros países europeos donde la incertidumbre política o la presión fiscal genera dudas, España aparece en el radar internacional como un país con fundamentos sólidos y proyectos de largo recorrido. Entre sus principales datos, concluye que el 85% de los inversores ha estado activo en el mercado español en los últimos cuatro años, un 62% no planea desinvertir y un 33% espera aumentar operaciones en los próximos 12 meses.
El documento también señala que los riesgos regulatorios pierden peso (33%, frente al 62% del año anterior), mientras emergen preocupaciones derivadas de la disrupción tecnológica y los conflictos económicos globales. Además, el interés por el almacenamiento energético (BESS) es creciente: más de la mitad de los encuestados contemplan inversiones en este segmento. Y, respecto a la importancia de los criterios ESG, aunque sigue presente, muestra una pérdida de impulso como prioridad; los inversores parecen integrarlos ya como estándar, pero le otorgan menor peso sobre las decisiones de inversión.
En clave internacional, este barómetro resalta que España se compara favorablemente con mercados como Reino Unido, Alemania o Italia, donde los inversores reportan más dificultades en materia de estabilidad regulatoria o saturación de activos. Este posicionamiento abre una oportunidad para atraer capital adicional hacia proyectos de energías renovables, fibercos o almacenamiento energético.
“Los inversores internacionales ven a España no solo como un mercado sólido, sino como una plataforma de crecimiento en transición energética y digital. Y uno de los principales retos será atraer capital a proyectos greenfield, donde persisten las trabas administrativas y regulatorias”, concluye el