Si nos preguntásemos hasta qué punto las empresas familiares son capaces de afrontar retos tan difíciles como los que estamos atravesando, y si son lo suficientemente resilientes, la respuesta es claramente afirmativa.
Las compañías en manos de familias tienen una visión a largo plazo que impulsa la innovación y fomenta un ecosistema más favorable a la experimentación y a la creación de valor para las comunidades en las que operan.
Esto puede parecer llamativo o incluso sonar distinto a lo pensábamos hasta ahora, pero los datos y la realidad de nuestro tejido empresarial demuestran que el carácter innovador de las empresas familiares y de las familias empresarias es un hecho cierto y diferencial.
Y en esta innovación también se integra la sostenibilidad, factor que las empresas familiares están incorporando a sus prácticas empresariales y vinculando a su reputación y su legado.