Cómo y por qué el CFO acelerará su rol estratégico en las compañías
La función de la Dirección Financiera ha evolucionado significativamente a lo largo de los últimos años como respuesta a la creciente demanda de adaptación de las organizaciones a un ecosistema empresarial y de negocios cada vez más complejo. De hecho, sus funciones han pasado de las relacionadas meramente con la contabilidad y el control financiero, hasta convertirse en una pieza clave en la gestión de riesgos de las empresas, la planificación estratégica y la toma de decisiones basadas en datos. Cada vez más, el director financiero está asumiendo nuevas responsabilidades, adoptando roles cada vez más complejos y configurándose como un elemento central en la coordinación del conjunto de la empresa.
Con independencia de esta lógica evolución, fruto del principio de acción y reacción de la tercera ley de Newton, la figura del director financiero del siglo XXI tiene que enfrentarse a numerosos retos en 2025, un año que será complejo y plagado de oportunidades, pero también de riesgos e incertidumbres que impactarán de lleno en las finanzas corporativas. En los próximos meses los desafíos que tendrá que abordar el CFO se centran fundamentalmente en la escasez de talento, un entorno tecnológico especialmente disruptivo y condicionado por la Inteligencia Artificial y, por último, un escenario de máxima complejidad regulatoria e incertidumbre geopolítica.
Talento
La pandemia de COVID-19 trajo consigo una desalineación significativa en términos de talento que aún hoy en día no es fácil de gestionar para la mayoría de las organizaciones. El nuevo paradigma afecta al conjunto del tejido empresarial, pero es especialmente relevante para las áreas financieras. De hecho, a finales de 2012 y todavía inmersos en las medidas para luchar contra la pandemia, hasta un 56% de los líderes financieros encuestados por EY consideran que los modelos de trabajo híbridos serán claves en la gestión del talento. Todo apunta a que hoy este porcentaje se ha incrementado y los modelos que incorporan elementos relacionados con el teletrabajo han aumentado.
El cambio en las prioridades de un buen número de profesionales, especialmente de las generaciones más jóvenes del ámbito de las finanzas, pone de manifiesto un cambio de prioridades caracterizado por la búsqueda de una mayor conciliación de la vida personal y laboral; la ausencia del miedo al cambio y una sólida determinación por la búsqueda de mejores oportunidades profesionales de forma continua.
Este cambio de prioridades se une al relevo generacional en puestos clave en el área financiera en muchas organizaciones, lo que claramente obliga a una mayor inversión en la captación, promoción y retención de profesionales con las capacidades adecuadas en finanzas, y cada vez más, con un perfil analítico y tecnológico que responda a las demandas de un 2025 marcado por la Inteligencia Artificial y la transformación digital. Si hasta ahora la batalla por el talento ya era un reto para los responsables de la función financiera, la necesidad de contar con perfiles más completos y tecnológicos incrementa las dificultades y hará necesario un mayor esfuerzo.
Tecnología e inteligencia artificial
La tecnología y la Inteligencia Artificial están transformando radicalmente la función de la Dirección Financiera y todo apunta a que los cambios se acelerarán a lo largo del próximo año.
Es innegable que la adopción de tecnologías avanzadas, como la Inteligencia Artificial, representa una oportunidad para mejorar la precisión y eficiencia de las operaciones y las finanzas de cualquier compañía. Además, esta tecnología facilita la toma de decisiones basadas en datos, la identificación de oportunidades de crecimiento y la capacidad para compartir información relevante con todos los departamentos de la organización
Implementar el uso responsable de estas tecnologías implica no sólo contar con perfiles adecuados, sino que es imperativo acompañarlos de políticas y sistemas de control interno que prevengan a la compañía ante un uso inapropiado de dichas tecnologías debido el riesgo creciente en materia de ciberseguridad y a los impactos financieros y reputacionales derivados del mismo.
De hecho, de acuerdo con el estudio EY Corporate Reporting Survey de octubre de 2024, mientras que el 43% de los líderes financieros encuestados están entusiasmados con el uso de la Inteligencia Artificial en la elaboración de información corporativa, el 29% se muestran “reacios, hasta que se comprendan mejor los riesgos.” Los líderes financieros más senior son conscientes de estas preocupaciones y aseguran que la mayor preocupación en torno a la IA en la elaboración de información financiera y no financiera es “identificar y gestionar posibles sesgos en el sistema, por lo que será necesario establecer un marco para el uso responsable de esta tecnología”.
Por tanto, es preciso tener en cuenta las ventajas de abrazar la innovación tecnológica y sus posibilidades, pero igualmente es necesario analizar los retos que suponen tanto en términos de inversión como otros aspectos clave relacionados con el coste de oportunidad o la capacidad para abordar la transformación digital con garantías. Nos encontramos en un momento complejo no exento de incertidumbre, por lo que en esta materia es especialmente relevante elegir bien a los partners tecnológicos y definir correctamente los procesos de transformación.
La complejidad regulatoria y la incertidumbre geopolítica
Cada vez más, los directores financieros se están convirtiendo en una pieza clave del entramado corporativo debido a un entorno regulatorio muy restrictivo y lleno de complejidades. Por ello y debido a la propia naturaleza de su rol, en algunos casos el CFO tiene que asumir funciones adicionales en ámbitos como la regulación asociada a la Directiva sobre información corporativa en materia de sostenibilidad (CSRD) ante la ausencia de perfiles habituados a consolidar información dentro de las organizaciones. La consolidación de la información financiera y la no financiera relacionada con la sostenibilidad será, sin duda, uno de los principales retos de cara a 2025, ejercicio en el que las primeras empresas tendrán que presentar un reporting completo e integrado. A estos requerimientos se suman cambios en materia fiscal, laboral y de negocio que exigen esfuerzos de adaptación cada vez más recurrentes.
Adicionalmente, el actual entorno geopolítico, caracterizado por un panorama de máxima incertidumbre, presenta desafíos muy significativos para los directores financieros. Desafortunadamente, la volatilidad en los mercados globales y las tensiones comerciales continuarán afectando a la estabilidad financiera de las organizaciones.
Una muestra de la creciente preocupación por las mayores cargas regulatorias y la inestabilidad política es que representan un mayor riesgo para la inversión extranjera, con un 41% y un 33% respectivamente de los encuestados en el informe La Empresa Española Ante la Autonomía Estratégica Europea” (octubre 2024).
Por ello, la Dirección Financiera tendrá un reto fundamental la preparación ante estos riesgos en 2025, colaborando en el desarrollo de estrategias que les permitan adaptarse rápidamente a los cambios, anticiparse a las amenazas y responder a las fluctuaciones geopolíticas con el fin de mantener la estabilidad financiera de las empresas.
En definitiva, el rol del director financiero se enfrenta a un 2025 marcado por la escasez de talento, en un entorno de creciente complejidad regulatoria y de alta incertidumbre de los mercados globales, a lo que se une la necesidad de aprovechar los avances tecnológicos de la Inteligencia Artificial de forma responsable. Todo ello supone una ventana de oportunidad, pero también una serie de retos que ya se atisban especialmente complejos. En el proceso de transformación del director financiero en virtud del cual está asumiendo un rol cada vez más estratégico, no cabe duda de que el próximo año será clave para consolidar su nuevo papel.