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Principio de acuerdo entre EE. UU. y la UE en materia de aranceles y comercio: arancel máximo del 15 % y compromisos estratégicos


Tras la publicación de nuestro artículo anterior, la UE y los EE. UU. han alcanzado un principio de acuerdo sobre aranceles y comercio. El pacto, que afecta a un mercado de más de 800 millones de personas y representa cerca del 44 % del PIB mundial, busca evitar una escalada arancelaria y estabilizar las relaciones económicas entre ambos bloques.

Uno de los puntos clave es la introducción de un arancel general del 15 % para la mayoría de los productos de origen europeo, incluidos sectores sensibles como el de la automoción (anteriormente sujeto a un 27,5 %). Este tipo se consolida como un arancel estructural máximo, quedando por debajo del 30 % con el que amenazó la administración estadounidense en caso de no alcanzar un acuerdo y del 20 % que se contemplaba aplicar desde el Liberation Day.

Por otra parte, se ha establecido un mecanismo “cero por cero” mediante el cual ambas partes acuerdan la exención total de aranceles para ciertos productos estratégicos, aún no detallados, pero que podrían incluir componentes tecnológicos (como chips y semiconductores), materias primas críticas y determinados productos agrícolas. Está previsto que esta lista se amplíe en fases posteriores.

En relación con el acero y el aluminio, un sector altamente controvertido por la sobreproducción provocada por otros bloques comerciales, se mantienen aranceles elevados (en torno al 50 % en EE. UU.), pero se plantea un sistema de cuotas que podría permitir a las empresas europeas exportar a EE. UU. volúmenes limitados con aplicación de tipos reducidos.

Según lo expuesto, este acuerdo revela los siguientes aspectos clave:

  • Con la aprobación de un tipo estructural máximo del 15% y, en general, con la aplicación de un arancel base en todas sus relaciones comerciales, los aranceles podrían configurarse por parte de EE. UU. como una herramienta para la protección de la industria nacional y la obtención de ingresos públicos, trascendiendo incluso a los tradicionales vínculos políticos y económicos con sus principales socios como el Reino Unido y la UE. Por lo tanto, si esta es la intención de la administración Trump, es probable que se mantenga el nivel de aranceles acordado al menos hasta que los desequilibrios comerciales citados en el Liberation Day sean considerados corregidos.
  • Considerando el tope arancelario del 15% establecido, la UE ha logrado condiciones más favorables que las inicialmente planteadas. No obstante, el acuerdo alcanzado no va a permitir a la UE entrar en el grupo de socios comerciales (en el que sí se encuentra Reino Unido) que se benefician del tipo del 10% que EE. UU. ha fijado como arancel base en todas sus relaciones comerciales.
  • A pesar de que el arancel acordado supone una reducción respecto del inicialmente previsto, su aplicación generalizada (exceptuando los productos que se beneficiarán del “cero por cero”) va a suponer una carga especialmente gravosa para ciertos sectores económicos que hasta el momento no venían soportando este tipo de medidas.
  • Por último, el acuerdo establece compromisos de inversión adicionales ya que la UE ha acordado adquirir productos energéticos estadounidenses por un valor de 750 mil millones de dólares y destinar otros 600 mil millones a sectores estratégicos, como defensa, tecnologías duales e infraestructuras críticas. Aunque estos compromisos serán de difícil implementación, reflejan que, para la administración Trump, los aranceles podrían tener una finalidad adicional que va más allá del comercio, utilizándose como instrumento para promover cambios en políticas relevantes, como las de defensa, entre sus principales socios comerciales.

En definitiva, el acuerdo reduce el riesgo de una guerra comercial inmediata anticipando una desescalada, pero confirma que el libre comercio dejará de ser la norma en las relaciones UE – EE. UU. a corto y medio plazo. A la espera de conocer más detalles, el impacto será desigual: algunos sectores evitarán mayores daños, mientras otros muchos afrontarán por primera vez nuevos aranceles.


Resumen

La UE y EE. UU. han alcanzado un principio de acuerdo comercial que establece un arancel general del 15 % y mecanismos de exención para productos estratégicos. Aunque se evita una escalada arancelaria, el nuevo marco implica una generalización de los aranceles que afectará a sectores hasta ahora no gravados. En automoción, el tipo se reduce respecto al 27,5 % vigente, mientras que en la industria del acero y aluminio se mantienen aranceles altos, aunque se prevé un sistema de cuotas. 
Además, la UE se compromete a realizar inversiones en energía y defensa, lo que refleja el uso de los aranceles como herramienta geoestratégica por parte de EE. UU.


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