Digitalización y electrificación a fin de generar valor a largo plazo para las empresas mineras
A medida que crece la demanda de oro, se prevé que los desarrollos tecnológicos impulsarán la eficiencia de las operaciones mineras. Es necesaria la innovación para permitir que los minerales complejos ya conocidos, de menor grado, se extraigan tanto de manera económica como ambientalmente sostenible.
La digitalización tiene el potencial de desbloquear un mayor valor a largo plazo en las operaciones mineras a través de una mayor eficiencia, de la toma de decisiones y de la seguridad de las operaciones. Las empresas mineras colaboran cada vez más con las compañías de equipos, tecnología y servicios mineros (METS) para desarrollar soluciones integradas y automatizadas abordando los retos desde la construcción hasta el gasto de capital. Por ejemplo, Newcrest está trabajando con Epiroc para proporcionar automatización en la mina subterránea Cadia East, lo que ayudará a reducir las tasas de exposición a peligros de los operadores manuales.¹⁸
La electrificación puede permitir un cambio hacia el consumo de energía ecológica
Las empresas mineras están adoptando fuentes de energía más limpias en las flotas e incorporando tecnología renovable para suministrar de energía las operaciones de la mina. Para el 2028, se prevé que el valor de mercado de los vehículos eléctricos en las operaciones mineras globales alcanzará los 9.000 millones de dólares.¹⁹ Además de reducir las emisiones de GEI, la electrificación es fundamental para mejorar los niveles de seguridad de los empleados, ya que elimina el ruido, la vibración, el exceso de calor y los gases de escape, lo que hace que las condiciones de trabajo sean más convenientes en las minas.
Las incertidumbres geopolíticas y las actividades mineras ilegales afectarán los resultados en África y en América Latina
África y América Latina en conjunto representan el 42 % de la producción mundial de minas de oro, por lo que las interrupciones en las operaciones pueden afectar significativamente la competitividad del oro. Por ejemplo, los cambios en los impuestos y las protestas de la comunidad local en Perú pueden afectar la cartera de nuevos proyectos en los próximos años.
Además, las actividades mineras ilegales en América Latina y África, principalmente a través de mineras de oro artesanales y de pequeña escala, continúan afectando la rentabilidad de las empresas mineras. En 2016, se estimó que alrededor del 28 % del oro extraído en Perú, el 31 % en Bolivia, el 77 % en Ecuador, el 80 % en Colombia y el 91 % en Venezuela se produjo de forma ilegal, lo que no ha hecho más que crecer con el aumento de los precios.²⁰ Junto con las consecuencias en los márgenes, las actividades ilegales también están afectando los recursos y la salud y la seguridad de los empleados debido a las condiciones operativas no estandarizadas. Por ejemplo, en Ghana, el 60 % de los cuerpos de agua están contaminados en gran parte debido a las actividades ilegales de las mineras a pequeña escala.²¹