Los acontecimientos de los últimos años - conflictos internacionales, una pandemia inédita y el surgimiento de nuevas tecnologías, con la inteligencia artificial a la cabeza - tuvieron un efecto significativo en la integridad corporativa de las compañías, así como en sus comportamientos y regulaciones para evitar acciones relacionadas con la corrupción y los fraudes.
Leandro Dores, socio a cargo de la práctica de Servicios de Integridad e Investigaciones de fraude de EY Argentina, analiza en diálogo con El Cronista el surgimiento de estos eventos, su impacto en las empresas y el rol de Compliance en este nuevo escenario.
"Los últimos dos años de postpandemia marcaron un tiempo único: las compañías y las personas se enfrentaron a cambios en la forma de trabajar, a nuevas regulaciones y, sobre todo, a la irrupción de nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, que afectan a todas las dimensiones de la sociedad y de los negocios. Eso condiciona y genera una actualidad que es muy desafiante en cuanto a la prevención de fraude y el rol de Compliance", explica Leandro Dores.
Frente a estas transformaciones, los gobiernos establecen e impulsan nuevas disposiciones relativas al comportamiento corporativo responsable y sostenible, leyes sobre delitos económicos y ambientales, regulaciones a los Servicios Digitales y a la inteligencia artificial, entre otras cuestiones. En este sentido y ante un panorama de mayor complejidad, la función de Compliance toma un rol fundamental para establecer una agenda de integridad dentro de las compañías que permita dar respuesta a estos desafíos y adaptarse a los nuevos contextos. Esto se traduce en tareas de prevención, detección e investigación de fraudes, así como en la identificación y evaluación de riesgos en todas las áreas de la organización.
"Compliance tiene un rol cada vez más fundamental en la prevención: identifica y evalúa riesgos, incluyendo los de fraude. En función a eso, determina políticas, procedimientos, genera un marco concreto de movimiento dentro de la organización, pero basado en valores éticos; trata de mitigar el fraude y cuando algo falla, detectarlo rápidamente para reducir el efecto de las pérdidas. Compliance es una de las principales líneas de defensa en términos de establecer procesos preventivos de fraude", sintetiza Dores.
Dentro de las prácticas más recurrentes se demuestra un incremento de los eventos de fraude relacionados con la malversación de fondos, apropiación de activos, manipulación de información de gestión y contable. Además, siguiendo las tendencias mundiales y regionales, las organizaciones están siendo víctimas de ciberataques como el ransomware, incluyendo filtración de datos personales, y generando problemas regulatorios.
Cómo impacta la irrupción de las nuevas tecnologías en el fraude corporativo
El especialista resaltó el rol de las tecnologías emergentes hacia dentro de las organizaciones. A un ritmo vertiginoso, estas herramientas se vuelven cada vez más poderosas y accesibles para el conjunto de la sociedad, hecho que trae aparejado infinitas ventajas pero que no está exento de desafíos.
Hoy estas tecnologías permiten procesar grandes volúmenes de datos, utilizar técnicas avanzadas de inteligencia artificial como el procesamiento de lenguaje natural para identificar patrones que generen riesgos de fraude, así como machine learning que aporta valor y velocidad en los procesos de control y mitigación de riesgos.
Sin embargo, estas herramientas también están al alcance de los defraudadores: adulteraciones de documentos comerciales y de identidad con uso de IA generativa, perfiles falsos, fotografías modificadas e incluso simulación de la voz humana, son algunas de las técnicas más utilizadas.
"Las características de los modelos de inteligencia artificial generativa representan una serie de riesgos o de limitaciones. Una es la problemática en el control de transparencia. Son algoritmos, están en la nube, se van retroalimentando: ¿cómo puede una organización documentar ese funcionamiento ante un regulador, por ejemplo, o ante una investigación?", indica.
Es en esta línea que Dores hace hincapié en una incorporación responsable de la IA para resolver estos desafíos y que requerirá una combinación de prácticas éticas y supervisión en las operaciones.
Hacia el final de la conversación el especialista reflexiona acerca del camino que todavía queda por recorrer en materia de Compliance.
"Compliance tiene un desafío grande y tiene un camino por recorrer para adecuarse a cambios normativos y a cambios de comportamientos. Y en un entorno socioeconómico global y local inestable, se incrementan sus desafíos. Uno de los principales desafíos es cómo articular un presupuesto que permita dar respuesta a los riesgos emergentes e integrar la tecnología", concluye.