El Origen
Por parte de las empresas, las iniciativas de CVE surgen como respuesta a varios escenarios.
Para empezar, son vistas como una forma de búsqueda de innovación fuera de la empresa para capturar ideas externas que puedan contribuir con su desarrollo. Además, suele haber una búsqueda de transformación para potenciar su funcionamiento interno, mejorar sus procesos y hasta lograr una potencial reducción de costos.
Aún más importante, existe la necesidad de mirar con otra lente a sus clientes y el mercado en donde actúan, para superar su propio sesgo corporativo.
Las iniciativas de CVE también apuntan a entender las tendencias del mercado desde una perspectiva de “demanda” y no desde la “oferta” (como suelen hacer las empresas), logrando así blindar los clientes existentes y ampliar la llegada a potenciales targets.
Actualmente, el acercamiento a los emprendedores por parte de las empresas se da principalmente por la participación en eventos, concursos y hackathons, redes sociales, como también secciones específicas en sus sitios de contacto y networking dentro del ecosistema y relaciones con otros participantes y fondos de CV.
Incluso, estas iniciativas les permiten a las empresas acercarse a distintos talentos que no necesariamente están interesados en formar parte de ellas en una relación de dependencia.
Por último, muchas de estas iniciativas surgen como respuesta a una tendencia global hacia el “Venturing” como una forma de innovación y desarrollo, impulsada por los directorios de las empresas y también por su propia historia, ya que es común que en sus orígenes hayan sido start-up y que deseen seguir contribuyendo con el desarrollo del ecosistema emprendedor.
CVE a medida
No existe un formato estándar ni excluyente de CVE, sino que cada empresa se toma la libertad de crear u optar por el que mejor se adapte a sus necesidades y estructura. Los más comunes son:
- Creación de un departamento o área dentro de la misma estructura interna. Por ejemplo, dentro de la Gerencia de Nuevos Negocios, dedicado de lleno a esta actividad, pero dependiente de los distintos niveles jerárquicos ya establecidos y cuyos resultados reportan dentro de la misma empresa.
- Formación de una entidad separada. Con su propia estructura y objetivos, con un alto grado de independencia, reportando directamente a los accionistas o a la empresa a nivel global.
Además, estas estructuras pueden contar con un fondo propio dedicado exclusivamente a la actividad de CVE, generalmente cerrado y denominado CVC (Corporate Venture Capital), o tener un presupuesto específico asignado. En este caso, los formatos más comunes son:
- Creación de un vehículo de inversión cerrado, generalmente un fideicomiso, administrado por un tercero, que hace las veces de estructura de CVE para las empresas.
- Creación de un vehículo de inversión abierto, administrado por las estructuras de CVE de las empresas.
- Creación de un programa de incubación o aceleración formado por la estructura de CVE o también tercerizado en proveedores de este servicio.
Start-up y algo más
Un común denominador dentro de las empresas entrevistadas para este informe es la búsqueda de emprendimientos del tipo “Seed” o “Early Stage”. Ellas buscan que la start-up cuente con un producto o servicio inserto en el mercado, con al menos unas primeras métricas y un mínimo de tracción que permita mostrar una validación externa, potencialmente escalable.
En muchos casos, las empresas también buscan que las start-up tengan relación directa con el core de su negocio. Es decir, al objetivo de retorno financiero, habitual a todo Gestor de VC, se suma el retorno estratégico. La relación con los emprendedores comienza antes de la inversión, poniendo a prueba su propuesta de valor dentro de la empresa como forma de validarla con anticipación a la potencial transacción.
Dado que, por ahora, el desarrollo del CVE local se encuentra en etapa embrionaria, es entendible que las empresas se enfoquen en start-up relacionadas con su core-business. Sería esperable, así como sucedió en otros países y regiones, que al crecer las oportunidades (y, sobre todo, la experiencia del CVE), se pueda derramar en negocios adyacentes o completamente disruptivos.
El ABC de la inversión
Las inversiones realizadas por los CVC son mas habituales en Seed o Pre series A. En Argentina el promedio de inversión de los CVC relevados es de aproximadamente USD 200.000. Generalmente en Series A o B, tienen un rango muy amplio que oscila de USD 50.000 a USD 1.000.000. Este mecanismo es una importante fuente de capital para los emprendedores dadas las condiciones macroeconómicas actuales del país (limitado acceso al crédito, baja actividad del mercado de capitales, etc.).
Las inversiones se realizan generalmente mediante Notas Convertibles en dólares o directamente mediante la adquisición de “equity”.
¿Cuánto sería el porcentaje de equity pretendido habitualmente por estos CVC? En base a nuestro análisis, rondaría entre un 4 % y un 10 % del equity total del emprendimiento, lo cual remarca que los CVC no suelen buscar el control en la start-up. También implica una relación entre el equity dispuesto a entregarse por parte de los emprendedores, los montos y tickets involucrados y las valuaciones implícitas.
En cuanto a la cantidad de operaciones realizadas por cada uno de los CVC desde su creación, los casos relevados oscilan entre dos transacciones para algunas empresas y alrededor de unas 30 para aquellos CVC con mayor historia en el ecosistema.