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Cómo la movilidad de la fuerza laboral da forma al cumplimiento del Segundo Pilar

El trabajo remoto presenta desafíos únicos para las empresas que se enfrentan a BEPS 2.0. 


En resumen:

  • Los modelos de trabajo a distancia e híbridos pueden aumentar los riesgos de una contabilidad fiscal no conforme con el Segundo Pilar.
  • El cambio hacia el trabajo a distancia desafía los supuestos tradicionales en la planificación fiscal. 
  • Las empresas deben integrar las consideraciones sobre la movilidad de los empleados en el debate fiscal más amplio sobre el impacto de BEPS.

La "próxima normalidad" del trabajo transfronterizo está cada vez más marcada por una compleja interacción de tendencias hacia la flexibilidad del trabajo híbrido y a distancia, que plantean riesgos fiscales potenciales para las empresas globales.

La EY 2023 Work Reimagined Survey concluye que el 50 % de los trabajadores del conocimiento preferirían trabajar un día a la semana o menos en la oficina. Mientras tanto, la EY 2024 Mobility Reimagined Survey mostró que casi todos los empleadores (98 %) informan de que realizan un seguimiento de los movimientos nacionales e internacionales de los empleados, en comparación con sólo 49 % el año pasado.

Esta creciente prevalencia de los acuerdos de trabajo flexible y del control de los lugares de trabajo por parte de los empleadores presenta nuevos riesgos a medida que los gobiernos de todo el mundo aplican el proyecto de impuesto mínimo global del Segundo Pilar dirigido por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). El principal de estos desafíos es que las empresas deducen los impuestos sobre las nóminas en función de dónde residen o trabajan sus empleados, no de dónde cobran. Por ello, es posible que el lugar en el que se paga a los empleados ya no sea una representación fidedigna de dónde se encuentran realmente las personas o para quién trabajan en realidad. Si un trabajador establece su presencia en una jurisdicción que una empresa desconoce, podría exponerla potencialmente a los impuestos del Segundo Pilar en ese país, entre otras consecuencias que incluyen la creación de un establecimiento permanente a efectos fiscales y otros riesgos. La movilidad de la mano de obra se ha expandido más allá de las asignaciones internacionales para convertirse en un elemento clave de las estrategias de talento de las organizaciones debido al crecimiento del trabajo flexible y a la carrera transfronteriza por el talento. En consecuencia, se trata de una cuestión fiscal cada vez más importante.

La movilidad transfronteriza de la mano de obra puede tener un doble impacto dentro de la función fiscal. Por un lado, crea riesgos fiscales potenciales y exigencias de cumplimiento, como el establecimiento permanente (EP). Por otro, la movilidad de la mano de obra ayuda a recalibrar los modelos operativos y las cadenas de suministros y puede desbloquear incentivos fiscales. El seguimiento preciso de la ubicación de los empleados es cada vez más crítico para el cumplimiento del Segundo Pilar y para navegar por otras normativas fiscales transjurisdiccionales.

"La pandemia de COVID-19 puso de manifiesto la fragilidad de las cadenas de suministro y la importancia de la redundancia y la resistencia, impulsando cambios en las estructuras operativas. Una cuestión fundamental ahora es si los modelos operativos existentes siguen siendo adecuados a la luz de la dinámica cambiante, el uso de la tecnología y el empoderamiento de la mano de obra", afirma Jonny Lindroos, Americas Market Leader - International Tax and Transaction Services (ITTS). El hecho de que el segundo pilar introduzca un tipo impositivo mínimo global está provocando que algunas empresas reevalúen el atractivo de las ubicaciones de sus centros principales, añade. "La equiparación de las tasas según el segundo pilar hace más hincapié en otros factores como la disponibilidad de mano de obra, la ubicación de los clientes y la calidad de vida".

Revisar las prioridades

Al margen de las complejidades técnicas, es imperativo reconocer el papel fundamental que desempeña la mano de obra para ejecutar con éxito las estrategias del Segundo Pilar.

"En la conversación en torno al segundo pilar falta un elemento crítico: el impacto de las personas", afirma Andrea Filippelli, Senior Manager, People Advisory Services, Ernst & Young LLP. El verdadero desafío va más allá del cumplimiento de las obligaciones fiscales; es la gestión eficaz de las personas lo que resulta más complejo y vital. Es necesario colmar una laguna para formular una estrategia fiscal más completa y eficaz".

A la conversación en torno a BEPS 2.0 le falta un elemento crítico: el impacto de las personas.

Comprender dónde trabajan los empleados siempre ha sido importante, pero era más sencillo cuando lo habitual era contar con una mano de obra totalmente local. Eso hizo que las nóminas reflejaran con exactitud los gastos de los empleados locales que prestaban servicios para la entidad local. La prevalencia del trabajo a distancia e híbrido, la facilidad con la que se pueden cruzar muchas fronteras y la falta de mecanismos de seguimiento adecuados han puesto patas arriba esas convenciones.

 

En el mejor de los casos, centrarse en el cumplimiento de las exigencias inmediatas de la nueva normativa fiscal debería dar paso a una fase de consideración más matizada en la que las políticas de mano de obra, incluida la movilidad, adquieran más importancia debido a su impacto potencial en los resultados fiscales. Junto con el equipo de recursos humanos, los equipos fiscales deberían preguntarse si los empleados están prestando servicios para las entidades adecuadas, teniendo en cuenta dónde se encuentran y las actividades que realizan. También deben preguntarse si existe la sustancia adecuada en la relación con el empleador no sólo para respaldar el cumplimiento del segundo pilar, sino también una revisión lógica de la exposición del establecimiento permanente de la empresa.  

 

Las empresas deberán tener muy en cuenta el movimiento de la propiedad intelectual o los cambios en las cadenas de suministro en relación con el Segundo Pilar. Asegurarse de que la mano de obra se alinea con cualquier reestructuración de este tipo será esencial para el cumplimiento y debería implicar la participación de una amplia gama de partes interesadas, incluidos los recursos humanos, los servicios jurídicos, IT, las nóminas y la propia mano de obra. Alinear las posiciones adoptadas en materia de impuesto de sociedades, impuesto sobre nóminas e impuesto individual es vital para las empresas. Esta complejidad se ve acentuada por la necesidad de mantener la coherencia entre las distintas jurisdicciones, facilitando al mismo tiempo el cumplimiento de la posición fiscal global.

La equiparación de las tasas según el Segundo Pilar hace más hincapié en otros factores como la disponibilidad de mano de obra, la ubicación de los clientes y la calidad de vida.

Las hipótesis sobre la fuerza laboral ya no son adecuadas

Los supuestos en los que se basan las consideraciones fiscales deben resistir el escrutinio de las pruebas empíricas. Las empresas deducen con frecuencia la ubicación y las funciones de su mano de obra, lo que, si no se demuestra, puede dar lugar a controversias fiscales. Las autoridades fiscales están incrementando las actividades de control fiscal, según la EY Tax Risk and Controversy survey, examinando rigurosamente la presencia física y las actividades de los empleados dentro de sus jurisdicciones. Las autoridades fiscales utilizan herramientas de análisis de datos más sofisticadas y pueden cotejar la presencia de los empleados de una empresa con sus funciones y ubicaciones declaradas.

Este mayor escrutinio significa que las organizaciones deben hacer un seguimiento y documentar sólidamente las funciones y responsabilidades de su plantilla para justificar sus posiciones fiscales. Deben establecerse medidas de gobernanza para confirmar el cumplimiento de los objetivos y las expectativas.

Para muchas empresas, un reto radica en la disparidad entre las operaciones de mano de obra supuestas y las reales. Las empresas deben adoptar un enfoque dinámico de la gestión de la fuerza laboral, que refleje un estado exacto de la ubicación, las funciones y las tareas de sus empleados. No hacerlo podría acarrear consecuencias fiscales no deseadas, incluida la reclasificación de los ingresos y la imposición de sanciones.

En respuesta, las empresas deben confirmar que están gobernando y supervisando adecuadamente su mano de obra transfronteriza para anticiparse y abordar las posibles investigaciones. Un enfoque interfuncional, con los departamentos fiscales colaborando en toda la organización, es clave para navegar por estos desafíos multifacéticos.

"Aprovechar la tecnología para rastrear y gobernar la presencia de los empleados se ha vuelto cada vez más crucial para facilitar el cumplimiento", afirma Filippelli.

Justificar qué hace la gente en qué lugar, para quién y durante cuánto tiempo es necesario para gestionar los riesgos fiscales relacionados con el establecimiento permanente y la atribución de beneficios. Esbozar objetivos estratégicos amplios ya no es suficiente en muchas jurisdicciones; las empresas deben delinear las contribuciones específicas de los empleados a las funciones corporativas y la consiguiente generación de beneficios. A medida que la movilidad global se transforma —mezclando modelos operativos más complejos y plantillas distribuidas—, el análisis fiscal y la gobernanza deben evolucionar en paralelo.

Cómo navegar por un entorno de cumplimiento complejo

La interacción entre el cumplimiento de los requisitos empresariales y de talento y el cumplimiento de la normativa fiscal nunca ha sido tan compleja. La presión para decir "sí" a las solicitudes transfronterizas de los empleados ha llegado a un máximo histórico, y el equipo fiscal se ve a menudo en la tesitura de decir "no" contra una oposición significativa. Las empresas deben encontrar un cuidadoso equilibrio cuando sus empleados abarcan múltiples jurisdicciones fiscales. Este equilibrio requiere una estrategia que dé cabida a las demandas operativas al tiempo que gestiona las obligaciones fiscales y los riesgos de cumplimiento.

Cuando deban modificarse las políticas de personal como consecuencia de las implicaciones fiscales, deberán tenerse en cuenta el sentimiento de los empleados y la cultura corporativa. La comprensión de los cambios por parte de los empleados es importante, ya que su aceptación y adhesión a las nuevas funciones y ubicaciones son fundamentales para que los cambios tengan éxito.

Esto crea una oportunidad única para que el equipo fiscal asuma un papel más proactivo y estratégico. Esto requiere una comunicación transparente, trabajar en equipo en materia de política y tecnología, y alinear las posiciones entre las funciones fiscales, de recursos humanos, informáticas y de nóminas.

"La complejidad del cumplimiento del segundo pilar exige que las empresas no sólo lidien con más puntos de datos procedentes de diversos segmentos organizativos, sino que también comprendan a fondo cómo les afectan las normas del impuesto mínimo global para identificar a las partes interesadas necesarias para el cumplimiento fundacional. Los departamentos fiscales deben estar en sintonía con las trayectorias comerciales de la empresa para alinear sus estrategias con las direcciones cambiantes del negocio", afirma Lindroos.

El éxito del análisis fiscal y del cumplimiento de la normativa fiscal depende no solo de la adecuación técnica a la normativa fiscal, sino también del compromiso estratégico de los trabajadores. Una estrategia fiscal sólida, por lo tanto, anticipa e incorpora las complejidades de la movilidad y el compromiso de los empleados desde el principio, posicionando a las organizaciones para capitalizar los beneficios estratégicos de un enfoque integral y con visión de futuro del cumplimiento del Segundo Pilar.

Resumen

El cumplimiento del Segundo Pilar crea retos de contabilidad fiscal relacionados con la gestión de la plantilla, especialmente a la luz del auge de los modelos de trabajo a distancia e híbridos. Las empresas deben considerar el panorama cambiante de la movilidad de los empleados con un enfoque interfuncional, y la colaboración proactiva de los departamentos fiscales de toda la organización es la clave del éxito.  

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