En los últimos años, hemos observado el surgimiento de nuevos campos de batalla en la ciberseguridad que mueven el juego desde la simple protección de la frontera de TI hacia otras nuevas fronteras; cambio que se ve incluso a nivel sectorial, donde el financiero, que solía ser el predilecto para los ciberdelincuentes, ha pasado a segundo plano; y hoy es el de manufactura, en el espectro de OT (tecnologías de operación), el que concentra su atención.
Hasta hace no mucho, la operabilidad de plantas, hospitales, aeropuertos, industrias de energía o hidrocarburos, las cuales se manejan fuertemente por los sistemas OT, solían estar ausentes de los programas de ciberseguridad. Ello respondía, básicamente, a que los sistemas OT tenían casi nula interacción externa. Sin embargo, en la actualidad, la convergencia de TI y OT (operaciones remotas, recuperación de datos para la gestión de producción, uso de sensores y mantenimiento remoto, entre otros) ha abierto muchas ventanas para los ciberdelincuentes, quienes diseñan y ejecutan ataques que conducen usualmente al cierre de la producción u operaciones de las empresas afectadas.
Recientemente, la cantidad de ataques cibernéticos dirigidos a OT ha aumentado drásticamente. De acuerdo con el Cyber heat map 2022 de Moody’s, la infraestructura crítica se encuentra bajo el mayor riesgo general, siendo consideramos de muy alto riesgo los servicios públicos de electricidad, gas, agua y los hospitales. Los sectores de alto riesgo incluyen bancos, tecnología, telecomunicaciones, empresas productos químicos y energía midstream.