Representantes del mundo corporativo, gremial y académico debatieron al respecto durante un evento realizado por EY.
Uno de los lamentables efectos que trajo la pandemia, además de los fallecidos, contagiados e impactos económicos, fue el retroceso de más de una década en los niveles de ocupación de las mujeres en América Latina. Su tasa de participación cayó un 6% llegando a 46% en 2020, mientras que la de los hombres alcanzó a un 69%, según la CEPAL. Esta situación junto con otras relacionadas al problema, fueron abordadas en el evento online “Igualdad de género y contingencia: avances y retrocesos en agenda pública y privada”, organizado por la consultora y auditora EY.
En la actividad participaron Jeannette von Wolfersdorff, presidenta de la Comisión Asesora Ministerial para el Gasto Público; Lucía Dammert, académica de la Universidad de Santiago (USACH); Patricio Sandoval, country manager de Mastercard para Chile y Paraguay; y Macarena Navarrete y Víctor Fenner, socia principal y associate partner de EY, respectivamente.
Hubo consenso entre los expositores en relación con lo positivo que es contar con equipos diversos dentro de las empresas, siendo las mujeres en las empresas un aporte de todo punto de vista: financiero, organizacional, reputacional y beneficioso para la sociedad en su conjunto.
“Las mujeres representan a la mitad de la población en el mundo, por lo que en igual proporción tiene que estar su presencia en la sociedad en todos los ámbitos: alta dirección, empresas, política, gobierno, etc. En el caso de la participación en la gerencia y directorio se genera una mirada distinta que complementa el tradicional punto de vista predominado por los hombres. Esto genera beneficios económicos, organizacionales y ayuda a la sociedad, ya que esta mayor presencia se empieza a replicar en otros ámbitos sociales”, explica Lucía Dammert.
En esta misma línea opina el ejecutivo de Mastercard, quien destaca lo beneficioso de la paridad para generar soluciones. “La diversidad e inclusión es fundamental, siendo la diversidad de género una de ellas y estamos trabajando para abarcar su totalidad. La mayor presencia femenina nos ha permitido tener grupos más integrados, con mayor diversidad de opinión y generar una mirada más holística. Además, nos aporta una mayor sensibilidad de las tendencias y problemáticas que está enfrentando la sociedad, lo que nos ayuda a generar mejores soluciones de pago para las personas”.
Por otra parte, entre las propuestas para ir mejorando los indicadores de equidad de género en el país, los panelistas plantearon establecer cuotas, instaurar autorregulación y en caso de que no funcione, legislar para que exista una regulación en la materia. “Si la autorregulación no muestra progresos en las organizaciones, tenemos que avanzar hacia la regulación estableciendo cuotas. En Chile tenemos iniciativas para que haya una mayor cantidad de mujeres en los directorios de las empresas listadas en bolsa, pero si no tenemos fijadas las metas, esto se convierte en marketing”, expresó Jeannette von Wolfersdorff, exdirectora de la Bolsa de Santiago.
Complementando lo anterior, Macarena Navarrete de EY añadió que se necesitan de mediciones (accountability) dentro de las compañías. “Tiene que haber metas o cuotas de equidad de género y existir consecuencias en caso de que no se cumplan, ya que de no ser así vamos a seguir con un progreso muy lento que no nos permite avanzar como sociedad en la paridad”.
