Hoy es imposible pensar en una empresa que no esté conectada con sus consumidores y aprovechando la tecnología a su favor.
La tecnología ha influenciado en casi todo lo que hacemos hoy en día; desde cómo hacer negocios, ir de compras, comunicarnos entre nosotros, la forma de pedir un taxi o comida, e incluso la invitación para salir o ir de fiesta. En la actualidad es imposible concebir la idea de una empresa que no esté conectada con sus consumidores y atenta a las ventajas que la tecnología puede ofrecerle.
Precisamente, una de las tareas más importantes de la transformación digital es poner al alcance de las empresas nuevas herramientas que mejoren la experiencia de compra de sus clientes, los procesos internos de la organización y la relación entre sus mismos colaboradores.
Los clásicos modelos de relación unidireccional de empresa-cliente incapaces de recibir un feedback y las complejas estructuras de organizaciones poco flexibles, se acercan a su fin.
La transformación digital es, en definitiva, un momento en que las compañías cambian junto con su entorno hacia nuevos modelos de negocio influenciados por la tecnología.
¿La transformación digital implica un cambio de cultura?
Aunque la transformación digital ofrezca muchos beneficios para las empresas y sus clientes, el cambio de paradigmas es el reto más complejo que tendrán que enfrentar las corporaciones que opten iniciar su evolución.
Y no es el único. Los procesos tradicionalmente ejecutados manualmente por los trabajadores deberán sufrir modificaciones para hacer más ágil el funcionamiento de la compañía y esto llevará eventualmente a una crisis al interior de la organización, que puede ser superada rápidamente con aprendizaje y adaptación.
La gran mayoría de compañías en el mundo y en el Perú están pobladas por nativos digitales; mientras que para ellos el proceso de aprendizaje resultará más rápido y fácil, para el resto de trabajadores que pertenecen a otra generación, el reto será mucho mayor. Saber mantener el equilibrio entre ambas fuerzas laborales es clave.
El valor del pensamiento disruptivo
La transformación digital tiene un sello característico: la disrupción. Básicamente consiste en la ausencia de conformismo y el fuerte deseo de innovación. El cambio sugiere una fuerte ruptura en la forma de hacer las cosas y el pensamiento disruptivo es valorado en el mundo de los negocios globales.
Si las empresas modernas quieren continuar en el mercado con éxito, deberán replantear las cosas desde el inicio y repensar su modelo de negocio, que probablemente ha funcionado por décadas. Hoy todo tiene que entrar en un proceso de revisión y evolución.
Hoy en día todo se mueve mucho más rápido. Desde los procesos internos, sistemas, canales de comunicación con el consumidor, logística, tiempos, relación entre colaboradores, sistemas de seguridad, entre otros aspectos.
¿Qué pasaría si mi empresa no inicia el cambio?
La respuesta es simple, otros lo harán por ti y saldrás del mercado en un corto plazo. Aquellas que han tenido más problemas para la adaptación han empezado a desaparecer.
Por más grande o exitosa que sea la corporación, el mundo de hoy demanda soluciones al instante, inmediatas, sin tiempo de espera, con costos reducidos y, sobre todo, con altos estándares de calidad. ¿Es posible? Claro que sí, y la tecnología ha ayudado a que un servicio delivery de comida, pedir un taxi, hacer transferencias bancarias, hacer compras e incluso hacer una consulta médica, sea posible desde un smartphone.
Pequeñas empresas independientes (start ups) ahora compiten al mismo nivel de grandes corporaciones y tienen las mismas posibilidades de éxito, ya que cumplen con los requisitos más exigidos por el nuevo consumidor.
Las grandes empresas están tomando ese aprendizaje y están adaptando sus procedimientos para ser tan ágiles y flexibles. Para ello es necesario romper paradigmas y atreverse a innovar en el corto plazo.
La tecnología avanza más rápido de lo que imaginamos y el tiempo para iniciar el cambio es ahora. Probablemente mañana sea muy tarde.
