Contados desde el término del cuarto trimestre de 1999, al cierre del cuarto trimestre de 2018 habremos cumplido, dado el crecimiento del PIB reportado oficialmente hasta mayo de 2018 más el crecimiento predecible para el resto del año, 20 años de crecimiento consecutivo.
Resulta interesante que, en adición a los 107 meses de crecimiento consecutivo del PIB acumulados a junio de 2018, cuando terminemos el presente año calendario podamos conmemorar este 20 aniversario. Se trata de una marca sin duda histórica en nuestra performance macroeconómica, además, considerando que en ese periodo y, según los estimados del BCR hasta fines de este año, nuestro país habrá acumulado cerca de 151% de crecimiento del PIB, y la economía se habría más que duplicado. Resultará pues, importante, divulgar más este logro que conseguiremos próximamente y que a nivel internacional pareciera ya impresionar más que a nivel local. Convendrá prestigiar a nuestro país y ser positivos para luego ser propositivos, y continuar con ello invitando a la inversión extranjera a venir al Perú, pues somos un país diferente y de mucho mayor estabilidad vista desde afuera. Todo esto se refrenda con la disminución de la pobreza en ese mismo lapso, desde un 54,8% de finales de 2001 a un estimado de 20,8% para finales de 2018, y por obtener y mantener la segunda calificación de grado de inversión más alta de América Latina desde 2014, evaluada como “alta capacidad de repago”, cuando 20 años atrás éramos evaluados como “alta incertidumbre de capacidad de repago”.
Para este 2018 nuevamente estaremos punteando el crecimiento anual regional del PIB con alrededor de 4%, junto a una inflación mínima en rango meta del BCR, lo cual previsiblemente se sostendrá al menos también para 2019, y con una de las mejores posiciones de deuda externa versus reservas internacionales regionales (cerca de 30%). Además, con una pronunciada recuperación de la inversión pública (12%) y privada (5%), estimadas para el presente año. De la mano con ello, nuestras exportaciones superarían los US$ 52.000 millones anuales, y destacarían siempre la minería y el agribusiness.
Por otro lado, la infraestructura, la recuperación de la presión tributaria y el racionamiento del gasto público son algunos de los desafíos de nuestra realidad nacional, además del pronunciado divorcio de diálogo y planeamiento entre los ámbitos políticos y empresariales.
Otro de los retos que el Perú debe procurar relanzar es la Alianza del Pacífico (AP), que en abril cumplió siete años. En efecto, un vector de apoyo a continuar con el crecimiento antes mencionado será implementar la Visión 2030 que la AP estará emitiendo en breve, profundizando lo logrado en i) materia de libre movilidad de bienes y servicios, ii) integración del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA) y la Iniciativa de Facilitación de las Inversiones de la AP (IFIAP), iii) libre movilidad de personas, iv) integración estratégica y redes comerciales de la AP con países que tengan perspectivas afines, v) su proyección externa con otros bloques regionales, y vi) la agenda digital y de innovación.
Así, surgen como retos la consolidación de la integración profunda con libre movilidad de bienes, servicios, capitales y personas, la eliminación de las barreras al comercio y la liberalización migratoria que se complementen con la implementación de una visa AP, así como la generación de competitividad que permita a las empresas de sus países miembros competir adecuadamente en los mercados internacionales e insertarse eficientemente en las cadenas globales de valor, para lo cual servirá continuar estrechando la relación con el Consejo Empresarial de la AP (CEAP).