¿Cuál es el potencial del norte del país para desarrollar un circuito turístico de gran envergadura? ¿Consideras que es factible tener una historia como la de Cancún?
Cabo Blanco y el norte peruano reúnen todas las condiciones para convertirse en uno de los principales destinos turísticos de la región. Su riqueza histórica es extraordinaria: preserva un imponente paisaje de velas ancestrales, con una tradición prehispánica de pesca artesanal.
Hacia fines de los años 40, el empresario petrolero e ícono de la pesca deportiva, Alfred Glassell Jr. (1913-2008), comisionó una ambiciosa investigación científica a las universidades de Yale y Miami. La misión era determinar los hotspots de pesca alrededor del planeta. Frente a una caleta de pescadores artesanales llamada Cabo Blanco, los expertos hallaron un inusual fenómeno natural que convertiría a este destino en la meca mundial de la pesca recreativa. Descubrieron que la confluencia de tres corrientes de distintas temperaturas –Humboldt, El Niño y la sub-corriente de Cromwell– elevaba los nutrientes hacia la superficie del océano, hecho que atraía alrededor del 70% de la biodiversidad marina del Perú, incluyendo a una gran variedad de atún y a los merlines más grandes del planeta.
La riqueza cultural y natural del norte peruano merece ser puesta en valor por medio del desarrollo de un circuito turístico que comprenda diversos nichos de mercado, desde deportes acuáticos como el surf y kite surf hasta la pesca recreativa. Y, sobre todo, debe convertirse en un modelo replicable/escalable para otras comunidades costeras a nivel global, si se implementa un enfoque de turismo regenerativo.
¿Qué consideras que se necesitaría por parte del sector público y por parte del sector privado? ¿Cuáles son las principales problemáticas?
La principal urgencia es el acceso a servicios básicos, como el agua potable. Desde el fenómeno El Niño de 1983, el pueblo de Cabo Blanco no ha tenido acceso al agua potable. Asimismo, se requiere un plan de infraestructura turística en la región. Con el apoyo del Plan Regional COPESCO (Ministerio de Comercio Exterior y Turismo), Inkaterra viene trabajando para el mejoramiento del malecón del pueblo de Cabo Blanco, además de facilitar nuevas rutas de acceso, un nuevo centro de interpretación para la puesta en valor de la biodiversidad y la tradición pesca artesanal, además de brindar las condiciones para el desarrollo de experiencias de turismo vivencial, como la gastronomía regional, vías de ciclismo, o la observación de aves y de fauna marina (ballenas, tortugas y aves pelágicas).
Por otro lado, es necesario aprender de países vecinos. Es ejemplar cómo en el 2016 el gobierno chileno anunció la creación de la reserva marina Nazca-Desventuradas, un área de 297.000 kilómetros cuadrados, la más grande de América. Un área que por poco alcanza el tamaño de Italia. Así se protege de la pesca y otras actividades extractivas una diversidad marina endémica. En el 2011, Inkaterra Asociación presentó al Ministerio del Ambiente el expediente técnico justificativo para la creación de la primera reserva marina del Perú. Una medida como ésta todavía no se pone en práctica en nuestro país, si bien el Perú se encuentra entre los países signatarios de las Metas de Aichi, que nos comprometen a proteger el 10% de nuestro mar.
¿Cuáles consideras que son los principales atractivos turísticos para destacar y que se pueden aprovechar del norte?
Debido a la confluencia de las corrientes de y Humboldt y El Niño, el Mar Tropical Peruano ofrece un abanico muy amplio de atractivos: experiencias vivenciales como la pesca tradicional a vela y la pesca recreativa, la observación de fauna marina, la cultura gastronómica, o las olas de clase mundial para deportes acuáticos como el surf y kite surf. El desierto marino-costero permite deportes de aventura como el ciclismo, además de actividades de bienestar. El bosque seco tropical es hábitat de aves endémicas, con un gran potencial para el birdwatching.
¿Cómo has notado la evolución del turismo en el norte en los últimos años y cuál es la proyección que tienen?
En los últimos años se ha diversificado la oferta en el norte. Puede apreciarse una tendencia hacia los alojamientos boutique, que atraen a viajeros en busca de experiencias auténticas y oportunidades de aprendizaje. La comunidad global aprecia la desconexión como un lujo, y es cada vez más consciente del impacto del turismo sobre las comunidades y la biodiversidad. Hay un mayor compromiso con su conservación, y una preferencia por las prácticas sostenibles. Hay, además, una inclinación hacia intereses muy particulares: al turismo gastronómico, al wellness, a la observación de aves. El norte peruano goza de todos los recursos para satisfacer esta demanda.