El debate y la inversión en el cambio climático se han movido mucho desde la adopción del Acuerdo de París en 2015, pero siguen existiendo desafíos y oportunidades.
Hoy en día, muchas organizaciones están actuando para mitigar los riesgos relacionados con el clima y captar oportunidades que surgen de la transición energética. La inversión relacionada con el clima también se ha beneficiado del rápido avance de la inversión sostenible.
En este contexto, la gran complejidad del cambio climático significa que sigue siendo uno de los temas de sostenibilidad más difíciles a los que las empresas deben responder. Las diferencias de la opinión política también son evidentes, con algunas jurisdicciones cuestionando la necesidad de acción, mientras que otras avanzan urgentemente.
No obstante, nosotros creemos que los últimos años han sido muy positivos para las inversiones relacionadas con el clima.Consulte nuestro informe de 2016, Cambio climático: la perspectiva de la inversión.
El creciente interés por el cambio climático
En general, el panorama regulatorio ha evolucionado rápidamente. El Consejo de Estabilidad Financiera (FSB, por sus siglas en inglés), la Unión Europea (UE), los bancos centrales, los supervisores nacionales y el estado de California están entre los que han introducido iniciativas obligatorias o de consultoría. Los organismos públicos parecen ser cada vez más proactivos a la hora de dar forma e incluso priorizar la inversión sostenible, especialmente en torno al cambio climático. Estos esfuerzos, junto con un creciente cuerpo de investigación, están impulsando la conciencia de las instituciones financieras sobre los riesgos y oportunidades asociados con el cambio climático. Las empresas también están apreciando los sectores, las clases de activos y los instrumentos financieros que tienen más probabilidades de verse afectados.
Muchos inversores han demostrado un deseo creciente de considerar el cambio climático en sus inversiones. La misma visión está ganando terreno no solo con los individuos más jóvenes, sino también con muchos – si no todos – propietarios de activos institucionales, como se evidencia en el crecimiento de las desinversiones de combustible fósil y los compromisos con los fondos verdes. Un ejemplo reciente es la decisión de un importante fondo de pensiones del sector público de EE.UU. de comprometer 20.000 millones de dólares a un programa de inversión sostenible en soluciones para el clima en la próxima década.
Esta demanda ha provocado una creciente ola de acciones por parte de las instituciones financieras. Muchos bancos, aseguradoras y gestores de activos líderes se han comprometido a abordar el cambio climático y se comprometen con los clientes y los inversores. Por ejemplo, un importante banco europeo ha comenzado a tomar medidas para alinear todo su libro de préstamos con las reducciones de emisiones requeridas por el Acuerdo de París.
Además, una aseguradora global y un fondo pensiones se encontraban entre los fundadores de “Net Zero Asset Owner Alliance", y recientemente se comprometieron a cambiar los portafolios de industrias pesadas en carbono".