En Colombia, la gestión de la sostenibilidad corporativa y la presentación voluntaria de reportes de desempeño ambiental, social y de gobernanza (ASG o ESG, por sus siglas en inglés) han mostrado un progreso relevante en los últimos años, convirtiéndose en un componente estratégico para muchas organizaciones. No obstante, aún persisten desafíos en términos de escala y velocidad de adopción frente a los retos globales actuales.
En este contexto, algunas organizaciones continúan adaptando los enfoques de sostenibilidad a estructuras tradicionales que presentan limitaciones frente a los principios de desarrollo sostenible.
A través de su New Economy Unit, EY ha abordado el análisis de las causas sistémicas de las múltiples crisis actuales, identificando principios clave para avanzar hacia un futuro sostenible. Entre estos principios, se destaca el pensamiento sistémico, que permite entender cómo fenómenos como el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero —que alcanzaron niveles récord en 2024— intensifican el cambio climático y sus impactos directos sobre las organizaciones. Estos impactos se reflejan en indicadores financieros y en la capacidad operativa de las empresas ante riesgos climáticos.
En Colombia, algunos de los principales riesgos asociados al clima incluyen fenómenos como El Niño, que ha causado sequías severas en regiones como la Costa Caribe y los Llanos Orientales, generando pérdidas económicas que superan los 1,500 millones de dólares, según datos del DANE.
Por su parte, eventos extremos como inundaciones y deslizamientos de tierra, intensificados por La Niña, han afectado zonas como Antioquia y Chocó, con costos de recuperación superiores a los 500 millones de dólares, de acuerdo con la UNGRD.
En este entorno, los tomadores de decisiones requieren herramientas que les permitan incorporar los riesgos y oportunidades asociados a la sostenibilidad en sus modelos de gestión. En el país, las decisiones estratégicas suelen fundamentarse en la información contenida en los estados financieros preparados conforme a las Normas de Contabilidad e Información Financiera (NCIF), alineadas con las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF), las cuales en su mayoría están sujetas a auditoría por parte de profesionales certificados. Esto brinda confianza en cuanto a la calidad y razonabilidad de la información presentada.
En contraste, los reportes de sostenibilidad aún se elaboran bajo múltiples marcos y estándares aplicados de forma voluntaria, lo que puede generar variabilidad en la calidad, comparabilidad y nivel de aseguramiento de la información.
En consecuencia, tanto las organizaciones como sus grupos de interés requieren marcos más claros y específicos que fortalezcan la toma de decisiones estratégicas en torno a la sostenibilidad y los riesgos climáticos.
Hacia una nueva era de divulgación de información
A nivel global, se han emitido regulaciones y estándares que buscan establecer condiciones uniformes de divulgación para integrar la sostenibilidad y las finanzas en un solo reporte.
Este enfoque promueve decisiones informadas y oportunas, y transforma lo que antes era voluntario en requerimientos obligatorios.
Estas regulaciones exigen a las entidades divulgar:
- Las estructuras de gobierno implementadas para abordar los riesgos relacionados con el cambio climático y otros temas de sostenibilidad.
- Las estrategias adoptadas para mitigar dichos riesgos y aprovechar las oportunidades emergentes.
- Los sistemas de gestión de riesgos utilizados.
- Las métricas y objetivos establecidos para medir el avance.
El propósito es proporcionar información transparente y útil para inversionistas y demás partes interesadas, enfocándose en riesgos materiales que pueden afectar a las organizaciones.
Entre los desarrollos normativos más destacados se encuentran los Estándares de Sostenibilidad S1 y S2 de las IFRS, emitidos por el International Sustainability Standards Board (ISSB), así como la Directiva de Reporte de Sostenibilidad Corporativa (CSRD) de la Unión Europea. Ambos promueven la "conectividad" entre la información financiera y la de sostenibilidad, integrándolas de manera coherente para una visión más holística del desempeño empresarial.
Avances regulatorios en Colombia
Se han dado pasos importantes hacia la estandarización de la divulgación de información no financiera:
- Circular 031 de 2022 de la Superintendencia Financiera de Colombia (en vigor desde 2024), establece lineamientos para el reporte de sostenibilidad por parte de entidades vigiladas, alineados con el marco TCFD y los estándares SASB. Incluye aspectos como análisis de materialidad, gobernanza, estrategia, gestión de riesgos, métricas y objetivos.
- Circular Externa de noviembre de 2023 de la Superintendencia de Sociedades, que adiciona el Capítulo XV a la Circular Básica Jurídica. Esta incluye recomendaciones sobre cómo preparar informes de sostenibilidad alineados con estándares internacionales y sugiere designar a una persona responsable del reporte, con publicación anual.
- Circular Externa 100-000002 de marzo de 2025, también emitida por la Superintendencia de Sociedades, establece lineamientos sobre la presentación de información no financiera.
El Capítulo III define que el Informe 08 - Reporte de Sostenibilidad es voluntario, pero debe estar respaldado por una "Constancia Reporte de Sostenibilidad", que certifique la veracidad de la información entregada y permita su verificación. Su presentación debe realizarse a través del aplicativo XBRL Express.
Aunque aún no se han emitido pronunciamientos oficiales sobre la adopción de los estándares S1 y S2 en Colombia, se espera que, al igual que en otros países de la región, se avance en su incorporación al marco regulatorio nacional. Esto abre una oportunidad para que las organizaciones se anticipen a los futuros requerimientos.
Retos clave para las organizaciones
La creciente demanda de información de sostenibilidad por parte de inversionistas, analistas, instituciones financieras, reguladores y otros actores del ecosistema empresarial implica que las organizaciones deben generar reportes que sean confiables, relevantes, comprensibles, comparables y verificables. Este proceso implica abordar varios desafíos:
- Establecer marcos de gobernanza en sostenibilidad dentro de las organizaciones.
- Diseñar procesos de recolección de datos con controles internos sólidos que garanticen la integridad de la información, incluyendo el uso de herramientas tecnológicas como la inteligencia artificial.
- Identificar los riesgos climáticos y de sostenibilidad e integrarlos en los sistemas de gestión de riesgos existentes.
- Aplicar el concepto de conectividad para evaluar el impacto financiero de estos riesgos y oportunidades.
Ante este panorama, resulta prioritario que las organizaciones que aún no han iniciado este proceso, o que desean fortalecerse frente a los nuevos estándares, avancen en la gestión y el reporte de la sostenibilidad de forma integral y transversal.
Esto permitirá no solo cumplir con las regulaciones vigentes y futuras, sino también alinear sus estrategias con las mejores prácticas internacionales y las expectativas de sus grupos de interés.