2 minutos de lectura 27 marzo 2023
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Turbulencias en el sistema financiero. Un factor más para tener en cuenta en el entorno de enfriamiento económico existente

Por Juan Manuel Martínez

EY España, Socio del área de Corporate Treasury Advisory FAAS

El trabajo y la atención constante es fundamental para ganarte la confianza del cliente. En mi tiempo libre me gusta disfrutar de la familia, reuniones con amigos y practicar todo tipo de deportes.

2 minutos de lectura 27 marzo 2023

Estamos ante nueva situación que ha generado el denominado “pánico bancario” ante la desconfianza existente sobre el sistema financiero y su capacidad para hacer frente a sus obligaciones.

El pasado mes de marzo no ha sido un mes sencillo para los mercados financieros. Una nueva turbulencia financiera ha complicado todavía más el complejo entorno macroeconómico global que estamos viviendo, generando más incertidumbre y desconfianza entre los agentes económicos, situación que dificulta un poco más la consecución de los objetivos económicos previstos para el corto y medio plazo por parte de las autoridades políticas y monetarias.

Hasta la fecha y tras varios años de dificultades económicas sobrevenidas al tener que convivir con los efectos del Covid-19, los confinamientos, los desequilibrios de oferta y demanda, los cuellos de botella en las cadenas de suministro, la guerra de Ucrania y Rusia, los problemas de liquidez, los inesperados tipos de interés negativos o la presión alcista en los precios de la energía, gas y otras materias primas, el objetivo fundamental de las autoridades mundiales sigue siendo la reconducción de la elevada tasa de inflación existente a su senda objetivo del 2%. Para ello, han procedido a elevar de forma unánime y durante los últimos dos años el precio oficial del dinero de forma muy importante, recuperando los tipos oficiales de interés niveles no vistos desde el periodo 2008-2009. Al mismo tiempo, también consideraron necesario suspender las habituales inyecciones y subastas de liquidez que dotaban de tranquilidad al sistema bancario y financiero. En este nuevo entorno monetario de carácter restrictivo, los bancos centrales han confirmado que son conscientes de la situación y que nos encontramos en un periodo de cierto enfriamiento económico en el cual todas estas decisiones suponen un elevado sacrificio para las economías que representan. Está claro que están sacrificando el crecimiento económico por el control de la inflación..

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Como era de esperar, con el paso del tiempo ya se empiezan a observar los primeros efectos de las decisiones adoptadas. La economía real, tanto a las empresas como a las unidades familiares, necesitan más liquidez. Para ello los afectados, tienen dos alternativas, aumentar sus ratios de endeudamiento o recuperar sus depósitos en la banca. La posición de los usuarios ha sido clara. Ante el elevado coste del endeudamiento, es más barato utilizar los depósitos propios no remunerados por la banca que pedir un préstamo altamente costoso. Esta situación ha sacado a la luz a diferentes entidades bancarias que han mostrado problemas de liquidez y de capitalización para hacer frente a la retirada de depósitos, llegando a necesitar ampliaciones de capital o la intervención vía ayudas de las autoridades monetarias. Por lo tanto, estamos ante nueva situación que ha generado el denominado “pánico bancario” ante la desconfianza existente sobre el sistema financiero y su capacidad para hacer frente a sus obligaciones. Las primeras entidades en presentar problemas han sido Silicon Valley Bank, Signature Bank y First National Bank de EE. UU. y Credit Suisse en Europa. Todas por diferentes motivos, pero también todas han recibido la ayuda rápida y adecuada de los bancos centrales, que han puesto los medios necesarios vía liquidez y confianza para tranquilizar los mercados y evitar mayores riesgos.

Según los analistas, el impacto en la economía de esta nueva turbulencia financiera podría ocasionar mayores dificultades en el acceso al crédito a las empresas y a las economías domésticas, también un descenso de las tasas de inversión y probablemente, menores alzas frente a las esperadas hasta la fecha en los tipos oficiales de interés. Todo ello, debería dificultar más aun las perspectivas de crecimiento económico. En paralelo, esta nueva situación también va a dar lugar a una mayor regulación y supervisión financiera que permita controlar y estabilizar al sistema bancario.

Mientras tanto y a lo largo del pasado mes, los bancos centrales siguieron cumpliendo su hoja de ruta y procedieron a elevar una vez más los tipos oficiales de interés. Así, la Reserva Federal de EE. UU. elevó el pasado 22 de marzo el precio del dinero por 25 puntos básicos (pb) para situar el rango de los fondos federales entre el 4,75% - 5,0%. Las expectativas eran de 50 pb, pero ante los acontecimientos financieros acaecidos, la decisión fue de solo 25 pb, no descartando una subida más en un futuro próximo. La FED sigue viendo la inflación norteamericana muy alta. Así, al mes de febrero se situó en el 6% y la subyacente en el 5,5%. En ambos casos muy lejos del objetivo del 2%. Hay que destacar que en la reunión de su Comité Monetario también aprovecharon para revisar marginalmente a la baja sus previsiones macroeconómicas para los próximos años. Consideran que el PIB del 2023 se situará en el 0,4% para mejorar al 1,2% en el 2024. La tasa de paro se mantendrá cerca del pleno empleo en el 4,6% y la inflación podría bajar al 3,3% este año para situarse cerca del 2% en el periodo 2024-2025. En su intento de doblegar a la inflación, no ven los tipos de interés por debajo del 4% en el 2024 y del 3% en el 2025.

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En relación con el Banco Central Europeo, el 16 de marzo elevaron por 50 pb el tipo de interés oficial para situarlo en el 3,5%. La inflación de la zona euro se mantiene al mes de febrero en el 8,5% y la subyacente en el 5,6%. Con relación a posibles nuevas alzas futuras, Christine Lagarde se mostró a la expectativa de la evolución de los acontecimientos, mencionando que “no nos comprometemos a seguir subiendo los tipos de interés, pero tampoco a parar de hacerlo”. Frase complicada que permite al mercado anticipar una nueva y última subida por 25 pb. Pero no podemos olvidar que el entorno europeo es complejo. La zona euro ha registrado en el 4Q 2022 un crecimiento al 0% con aportación negativa de Alemania e Italia. En datos interanuales el PIB creció en el 2022 un 3,5% tras el 5,3% del 2021. En la evolución de los datos se está observando algo más negativo que un aterrizaje suave de la economía. Para todo el 2023 se espera crecer entorno al 0,8%.

La reacción de los mercados monetarios y de capitales ante todos estos acontecimientos, ha sido de cotizaciones a la baja ante las menores expectativas alcistas de los tipos de interés. Se han registrado descensos de hasta 50 pb en la mayoría de los tipos interbancarios. La rentabilidad de la deuda también ha reaccionado a la baja, normalizando sus precios a las nuevas condiciones de los mercados. Hay que destacar que los IRS a medio y largo plazo están por debajo de los de corto plazo.

Los mercados de divisas siguen inmersos el altos ratios de volatilidad e incertidumbre. El dólar USA se mantiene frente al euro dentro del rango 1,0500 – 1,1000, actuando como divisa refugio y fluctuando en función de las noticias que se van publicando. No se esperan cambios en esta tendencia en los próximos meses. Otras divisas que se están beneficiando de la incertidumbre actual son el yen japonés y el franco suizo. La libra esterlina se mantiene en zona neutra entre 0,88 y 0,89 por euro a pesar del alza del tipo oficial británico al 4,25%.

Por último, una pequeña mención a la revisión de las previsiones macroeconómicas realizada por el Banco de España. Hay que destacar que han mejorado marginalmente las perspectivas del crecimiento económico 2023 al 1,6% y al 2,3% en el 2024. Se confía en la demanda externa frente al crecimiento mínimo del consumo interno, publico e inversión. La inflación se va a mantener por encima del 3,5% y la tasa de paro por encima del 12,5%. Los números son mejores, pero tendríamos que analizar si son suficientes para alcanzar el equilibrio económico.  

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Como conclusión, seguimos recomendando activamente a las empresas la gestión de los riesgos de mercado. La incertidumbre y la alta volatilidad existente obliga más que nunca a defender los planes de negocio y los precios objetivos, existiendo todo tipo de instrumentos financieros que podrían ayudar a evitar la indeseada volatilidad de la cuenta de pérdidas y ganancias o los riesgos de balance.  

Resumen

Una nueva turbulencia financiera ha complicado todavía más el complejo entorno macroeconómico global que estamos viviendo, generando más incertidumbre y desconfianza entre los agentes económicos, situación que dificulta un poco más la consecución de los objetivos económicos previstos para el corto y medio plazo por parte de las autoridades políticas y monetarias.

Acerca de este artículo

Por Juan Manuel Martínez

EY España, Socio del área de Corporate Treasury Advisory FAAS

El trabajo y la atención constante es fundamental para ganarte la confianza del cliente. En mi tiempo libre me gusta disfrutar de la familia, reuniones con amigos y practicar todo tipo de deportes.