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Resiliencia hídrica: una necesidad estratégica clave para el futuro de México

La resiliencia hídrica en el contexto del cambio climático se refiere a la capacidad de los sistemas para adaptarse, recuperarse y prosperar ante los impactos del cambio climático


En resumen
  • En la actualidad, las reservas de agua del Sistema Lerma-Cutzamala enfrentan un déficit histórico de almacenamiento de un 38%.
  • La extracción excesiva de agua también ha llevado a la sobreexplotación de casi un cuarto de los mantos acuíferos del país.
  • En la adaptación al cambio climático, la resiliencia hídrica se ha vuelto un imperativo para mitigar conflictos socioambientales, preservar la salud de los ecosistemas y garantizar la equidad en el uso del agua.

Las reservas de agua del Sistema Lerma-Cutzamala, vitales para un gran número de alcaldías de la Ciudad de México y varios municipios del Estado de México, se encuentran en un estado crítico. En la actualidad, enfrentan un déficit histórico de almacenamiento de un 38%¹, esto en plena época de estiaje y a meses de la temporada de lluvias, lo que pone al Valle de México en una situación de emergencia hídrica por la disminución del suministro de agua para una de las metrópolis más pobladas del planeta.

Sequía en tiempos de cambio climático

La sequía ocurre cuando la precipitación es menor a la esperada durante varios meses o años y, bajo esta definición, el sistema de presas Lerma-Cutzamala ha sido golpeado por episodios recurrentes de sequía extrema a lo largo del tiempo. Por ejemplo, la sequía de finales de 1980 y la del 2000 disminuyeron significativamente la disponibilidad de agua, lo que puso en riesgo hasta el 28% del suministro para la población de la Ciudad de México² . Los registros de sequías en la capital del país muestran que el problema ha ido empeorando con el tiempo: en 2003, la sequía duró un mes; para 2008, se extendió durante 11 meses enteros³;  y en 2021, se alcanzó el punto más bajo en el almacenamiento de agua de las presas del Sistema Lerma-Cutzamala en los últimos 25 años debido a la sequía extrema⁴.

En una revisión de los datos del periodo del 2003 al 2020 del Monitor de Sequía de América del Norte (NADM) se detectó que, a nivel local, la Ciudad de México ha sufrido varios episodios de sequía extrema y severa. Estos eventos han tenido, y continuarán teniendo, implicaciones económicas, ambientales y sociales, desde pérdida de producción hasta el daño ecológico y el riesgo para la salud de los habitantes más vulnerables, así como para aquellas empresas con una alta dependencia del agua para sus procesos productivos. 

Además, la intensidad de estas sequías puede verse agravada por el cambio climático que, a nivel global, se espera que incremente la frecuencia y duración de los periodos de falta de lluvias. En México, este fenómeno ya está afectando al 14% de las cuencas hidrológicas del país, que arrastran un déficit de agua desde el año 2020. Las zonas más afectadas suelen ser las más pobladas y cultivadas, principalmente en las regiones centrales, el norte y en las cuencas del Río Bravo y el Valle de México⁵.

La extracción excesiva de agua también ha llevado a la sobreexplotación de casi un cuarto de los mantos acuíferos del país. Es en este contexto donde la adaptación al cambio climático y la resiliencia hídrica se vuelven imperativos para mitigar conflictos socioambientales, preservar la salud de los ecosistemas y garantizar la equidad en el uso del agua. 

Hacia un consumo consciente

La resiliencia hídrica en el contexto del cambio climático se refiere a la capacidad de los sistemas para adaptarse, recuperarse y prosperar ante los impactos del cambio climático como sequías más prolongadas o inundaciones más severas. Las empresas pueden contribuir a la resiliencia hídrica implementando prácticas de gestión eficiente del agua, como el reciclaje y la reutilización, o invirtiendo en proyectos que impulsen la conservación de los recursos hídricos a través de la implementación de soluciones basadas en la naturaleza. En cuanto a las personas, estas pueden tomar acciones simples pero significativas como el uso consciente y responsable del agua, evitando su desperdicio en labores cotidianas. Todo esto contribuye a un futuro donde el agua, esencial para la vida y el desarrollo, esté disponible para todos sin comprometer las generaciones futuras.

En EY creemos firmemente que la resiliencia hídrica es una necesidad estratégica contemporánea. Asimismo, adaptar nuestros planes y modificar la utilización del agua para enfrentar la creciente amenaza de sequías extremas es crucial para el futuro del país y, en particular, para quienes habitan el Valle de México. Trabajamos para acompañar a bancos de desarrollo y organizaciones de la sociedad civil en la debida diligencia de proyectos de resiliencia hídrica para evaluar aspectos técnicos y construir indicadores de desempeño acordes con estándares internacionales asociados a los principios Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ASG).

Además, asistimos a empresas con una alta dependencia de agua para diseñar estrategias de adaptación al cambio climático que impulsen una gestión eficiente, tomando en cuenta los riesgos medioambientales. Por eso hacemos una llamada a la acción y colaboración del sector privado, sociedad civil y gobierno para hacer frente al reto de acelerar y escalar las acciones hacia la resiliencia hídrica. 

Anexo

De acuerdo con el Monitor de Sequía de América del Norte (NADM), la intensidad de las sequías se clasifica en:
I.- Sequía moderada (D1) que se refiere a una condición en que hay bajos niveles de agua en ríos, reservorios y pozos y se sugieren restricciones voluntarias del uso de agua.
II.- Sequía severa (D2) que conlleva probables pérdidas de cosechas o pastos, alto riesgo de incendios y una escasez de agua común por lo que se deben imponer restricciones en el uso de agua.
III.- Sequía extrema (D3) que implica restricciones en el uso de agua generalizadas.
IV.- Sequía excepcional (D4) que se refiere a una escasez total de agua en embalses, arroyos y pozos y es probable que se produzca una emergencia debido a la ausencia de agua (por ejemplo, que la Comisión Nacional del Agua implemente medidas para garantizar el abasto de agua a las personas, como limitar de forma temporal los derechos de agua mediante la reducción de volúmenes de agua concesionados).


Resumen

En la actualidad, las reservas de agua del Sistema Lerma-Cutzamala enfrentan un déficit histórico de almacenamiento de un 38%. Es en este contexto donde la adaptación al cambio climático y la resiliencia hídrica se vuelven imperativos para mitigar conflictos socioambientales, preservar la salud de los ecosistemas y garantizar la equidad en el uso del agua.

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