Otros factores señalados fueron el fraude (30%), las tensiones comerciales entre países (28%), los ataques cibernéticos (27%) y el entorno regulatorio complejo y cambiante (19%), entre otros.
Las organizaciones deben implementar el modelo de gobernabilidad conocido como las tres líneas de defensa. En primer lugar, se encuentra la responsabilidad de los líderes comerciales para demostrar integridad en sus decisiones cotidianas y servir de ejemplo; en segundo lugar, las funciones de cumplimiento que ayudan a diseñar e implementar controles y sistemas que permiten a los demás hacer lo mismo; y finalmente, la auditoría interna que ofrece una evaluación de efectividad independiente con la cual la organización fomenta una cultura de integridad.
En este contexto, recomendamos llevar a cabo las siguientes acciones para que las empresas analicen si su agenda de integridad está siendo implementada adecuadamente:
- Evaluar el marco de cumplimiento actual: ¿es adecuado para su propósito a medida que evoluciona el panorama de riesgos?, ¿influye en el comportamiento de las personas?, ¿cuenta con los recursos adecuados?
- Investigar las actitudes del personal sobre los riesgos y las presiones a las que pueden ser objeto, así como fortalecer los canales para que los colaboradores denuncien de manera confidencial los casos de malas prácticas sin temor a represalias.
- Tomar responsabilidad personal de las acciones profesionales, ya sean cuestionadas o no. Los colaboradores superiores deben dar el ejemplo para crear una cultura de integridad.
- Realizar un análisis para conocer la causa principal de las malas prácticas y comprender la dinámica del entorno social que configura el comportamiento poco ético.
- Desarrollar políticas y procedimientos que influyan en el comportamiento individual en todos los niveles y reforzar con capacitación y comunicaciones personalizadas.
- Integración de tecnología digital y automatización para mejorar la eficiencia y la toma de decisiones a lo largo de la incorporación, evaluación y el monitoreo de terceros.
Las organizaciones comprometidas con la integridad deben examinar las nuevas tecnologías atentamente, implementarlas cuidadosamente y educar a los empleados para su uso ético.
La integridad es más que una declaración de misión y políticas escritas. Es algo que todos deberían desarrollar, desde el CEO y la junta hasta los colaboradores Junior, socios comerciales y las terceras partes.